A 24 horas del anuncio del regreso de los torneos cortos, la dirigencia de la Superliga tuvo que dar marcha atrás y hacer unos cambios como la duración del primer certamen que se disputará en la temporada 2019-2020.
Luego de la reunión celebrada en Puerto Madero, se había informado que habrá un torneo corto de 23 fechas en el último semestre de este año.
Sin embargo, horas después, los miembros de la Superliga se percataron que había fines de semana donde no se iba a disputar fútbol porque hay dos elecciones nacionales, con chances de una tercera si hay necesidad de realizar un balotaje.
Además, hay tres fechas FIFA en septiembre, octubre y noviembre y los clubes grandes, que en su mayoría tienen muchos convocados a diversas selecciones, no aceptaban jugar esos fines de semana.
Con este escenario, se tornaba imposible jugar 23 jornadas, a pesar de que el torneo va a empezar en julio y no en agosto, como ocurre de manera habitual.
Así las cosas, Superliga confirmó que el certamen terminará durante el mes de marzo y, una vez finalizado, se jugará la Copa de la Superliga en dos zonas de doce equipos.
De ese certamen, restan definir dos aspectos: si se disputan clásicos interzonales y si en la etapa decisiva chocan los dos ganadores de cada una de las zonas en una gran final o si clasifican los dos primeros de cada grupo para disputar un cuadrangular.
El ganador de la primera competencia obtendrá la clasificación a la Copa Libertadores, al tiempo que quien se quede con la otra tendrá un boleto a la Sudamericana.
Otra diferencia con respecto a la temporada vigente es que tanto los partidos del torneo como los de la Copa de la Superliga serán tomados en cuenta para la tabla de promedios.
A pesar de que algunos directivos por lo bajo muestran sus intenciones de reducir el número de equipos que desciendan en la próxima temporada, por ahora se ratifica que serán cuatro los que bajen a la Primera B Nacional.