27 de junio de 1993. Café de la Gente. Interior. Noche. Cinco amigos de Maipú tenían una cita en un pequeño escenario. Sólo llevaban un nombre con un desprendimiento autóctono, Parió la Choca, y estaban dispuestos a rockearla con apenas un puñado de canciones propias y un cover: "El amor es más fuerte".
Eran tiempos de big band en el rock nacional y también de instintos mestizos. La fusión latina emergía como una alternativa de sonidos refrescante y renovadora.
Por aquel entonces, PP Cambría agitaba una melena de rulos tupidos, lejos todavía de sus actuales y personalísimas rastas. La música salió como pudo, a pesar de la inquietud inicial. "Todavía guardo las fotos de aquel debut. El otro día me encontré con quien había sido el dueño del café y se acordaba perfecto de esa primera vez de la banda", recordó el frontman de Parió. Él mismo guarda celosamente un par de fotos en papel reveladoras de aquel momento.
Desde aquella noche, él ha sido el único que ha sobrevivido en esta agrupación que arrancó su kilometraje con más pop y rock que con salsa, ska, murga, reggae y candombe que los caracterizaría en los siguientes años y en los siguientes cambios de integrantes. De cinco se volvieron ocho y ahora, los 20 años los encuentra en formato noneto, con la incorporación de un saxo extra, el de Juan Pablo Bruno, quien se había alejado del grupo en 2004 pero que desde hace un año ha vuelto a las filas.
Hay que decirlo. Parió la Choca no es una banda que ha tocado mucho en vivo, ni tampoco ha grabado demasiado ("Reaggaepunkyskalatino" 1998; "Sangre y sudor" 2004 y "Mártires del vino" 2008), pero su existencia, supervivencia y reconocimiento público ha superado las tablas y los productos publicados.
Sus méritos, desde sus orígenes, están imbricados con el mensaje nativo, con identificarse con nuestra cultura, fusionando simbologías y objetos nuestros, con letras que se ponen a bailar entre ritmos latinos abiertos a todas las geografías desde Yucatán a la Patagonia.
El ejemplo más sincrético de todas estas ideas atomizadas quizá se encuentre en las estrofas de "La cumbia del tomero", una de sus canciones más expandidas por el continente: "El rumbo de mi vida lo marcan estos surcos/ que bañan a mi moza bañan, que zumba el moscardón/que lame con labios de rey/cantaba, cantaba el tomero en el callejón".
"Esta cumbia tiene una referencia biográfica. Mi abuelo era el tomero de Villa Seca, tomero es quien abre las compuertas y se encarga de distribuir el riego para las viñas. El tomero es un personaje importante para el ambiente cosechero. Se me ocurrió escribirla fusionando las culturas locales con los ritmos que nos juntan bailar", relató PP.
Ellos le cantan a nuestros paisajes y personajes pero no hacen folclore. En su lugar, Parió -ya con el nombre- reflejan nuestra iconografía aunque la expresen con una mixtura que en géneros.
Texturas y manifiestos
El sonido de Parió fue evolucionando a la par de su manifiesto ideológico, ahora más reforzado que nunca: "Los veinte años nos encuentran más maduros", confiesa PP. "Vemos las cosas con mejores perspectivas. En retrospectiva, si miramos atrás, en realidad no estábamos para nada errados en los conceptos que habíamos empezado a manejar en los comienzos. Eso de hacer música a favor de la cultura. Si lográs o no metas, algunas cosas no nos molestan ni nos quitan el sueño. Creemos que hemos hecho un laburo importante y que ese laburo ha dejado su huella. La meta para celebrar estos veinte años es ahora pasarla bien, divertirnos y tratar de dejar una enseñanza a quienes vienen detrás", describió.
¿Y los objetivos planteados? "Para ser una banda que creímos no iba durar más de una semana, no nos ha ido nada mal, transgredimos todas las expectativas imaginadas", confesó Cambría.
“En un momento se nos cayó la ficha al vernos recolectar mucha cultura regional. Desde explicarle a un porteño qué es choca, qué es un tomero, o a esa banda ecuatoriana que está haciendo un cover nuestro, este ha sido el leit motiv de la banda, ser unos rescatadores culturales, básicamente, dejando de que no mueran nuestras tradiciones.
No obstante, a la analogía de común de comparar cada banda como una típica familia disfuncional, el mismo Cambría desgrana: “Nosotros somos como una familia muy arraigada.
Hacemos grandes juntadas, con padres, hijos, mesón largo de charlas y le prestamos la oreja a quien ha estado en problemas. Pero como en cada familia, hemos tenido nuestras rabietas, nuestras etapas oscuras, justamente fue por mera madurez que salimos adelante, de apoyarnos los unos a los otros, para poder avanzar".
Viajes interespaciales
Uno de los objetivos de la banda desde sus comienzos fue realizar una gira por América Latina, pero esto nunca se pudo efectivizar por diferentes motivos. "Nos ocurrió de todo", recuerda PP. "Uno de los chicos no podía viajar en bondi, otra vez los aéreos no se concretaban, una cosa pinchó a la otra y no pudimos viajar".
En su lugar, con el tiempo, descubrieron que sus canciones habían tomado vuelo propio y terminaron en el repertorio de bandas de distintos países sureños. Al menos tres de ellas, que identifican a la banda de la A a la Z, la mencionada "La cumbia del tomero" y "Ska del mar" de Sangre y sudor" de 2004 y "La feria", de "Mártires del Vino" de 2008, son las más difundidas por Internet, sobre todo por YouTube.
"Nuestra música ahora se escucha en Colombia, en Chile, en Ecuador, aunque nos gustaría y mucho, descubrimos que ya no hace falta moverse de casa para transportar tu música". Para ellos, esta amplificación virtual, ha cumplido el mismo papel que el de haber viajado.
Este tránsito de 20 años ha venido acompañado de un inesperado reconocimiento oficial: La Honorable Cámara de Senadores, en la sesión del día 25 de junio del 2013 -dos días antes de redondearse los 20 años- Parió la Choca obtuvo una distinción como "Agrupación cultural", por nuestros 20 años de trayectoria.
"Esto nos ha llenado de orgullo", confesó PP. "Esto vino por iniciativa del senador Matías Stevanatto, maipucino como nosotros. Lo conocemos desde los tiempos en que él estaba en la Secretaría de la Juventud del departamento. Él fue creciendo en su gestión y nosotros por nuestro lado. Y ahora nuestros caminos se vuelven a cruzar y estamos más que felices".
Estos 20 años también coincidirán con el lanzamiento de un nuevo álbum, cinco años después de "Los mártires del vino", con fecha de lanzamiento en dos meses. Todavía sin nombre, es el segundo trabajo discográfico de la banda con la producción artística del talentoso Daniel Ávila, el actual baterista de Vicentico.
Tres de estos nuevos temas, "Full moon", "Ficha" y "La diabla" , formarán parte del concierto aniversario del próximo viernes (a las 23, en Estudio N8).
Y por primera vez desde sus comienzos, en este nuevo material se han incorporado arreglos electrónicos; hay reggaetón, bases de máquinas, percusiones virtuales. "El disco es absolutamente bailable, hecho para la pista. Con esto hemos regresado a las raíces de Parió, aunque ni se pierde el hilo conductor en esa línea de mantener el mensaje regional", finalizó PP.
Aunque todavía no hay mayores detalles, los invitados al concierto aniversario tienen previsto interpretar sus propias versiones de canciones de Parió y a juzgar por la lista, esto podría ser más que interesante: Los Chimenos, Chancho Va, La Buena Moza, Cangemi - Cucchiarelli, Che Compadre, La Brea, Calavera No Chilla, Qitalapena.