La peor tragedia vial de Mendoza: toda una comunidad movilizada

Desde el Perrupato destacan que médicos, empleados de otras áreas y policías ofrecieron ayuda. Hubo llamados para donar sangre.

La peor tragedia vial de Mendoza: toda una comunidad movilizada

Viernes 7 de febrero, 17.50. Un colectivo de la empresa Mercobus que venía de Córdoba en dirección a la Ciudad de Mendoza impacta de frente y con extrema violencia contra un camión que circulaba por el Acceso Este a contramano y a más de 100 kilómetros por hora.

La colisión acaba de ocurrir, aún no hay confirmaciones sobre víctimas fatales, pero a nadie se le escapa que las consecuencias serían trágicas.

Mismo viernes, 18.05. Escenario: el hospital Perrupato, ubicado a tres kilómetros del lugar de lo que ya se asomaba como una tragedia.

En ese momento, 15 minutos después de la colisión, llega la primera ambulancia al hospital más importante del departamento de San Martín. La guardia ya había sido reforzada y más de 50 profesionales se abocan de motu proprio a la asistencia de las víctimas del choque.

Mientras van pasando los minutos y tanto los medios de comunicación como el boca a boca van replicando la noticia, en el Perrupato comienza a evidenciarse la solidaridad de toda una ciudad.

Médicos que llegan aun estando fuera de su horario de trabajo (incluso algunos jubilados que se ofrecen), efectivos policiales que se ponen a disposición de lo que sea necesario, empleados del comedor y del área de limpieza que ofician como camilleros mientras van llegando las víctimas y hasta ciudadanos comunicándose telefónicamente y anotándose en caso de que se necesiten dadores de sangre, son solo algunas de las situaciones que se vivieron durante las horas posteriores a la tragedia en San Martín.

"Esto nunca lo vivimos. Si bien hemos tenido accidentes peores o con más víctimas, la conmoción que causó este choque y cómo movilizó a la gente nunca la habíamos visto. Hoy (por ayer), dos semanas después del accidente, seguimos buscando y trabajando en los defectos que podemos haber tenido. Se trabajó bien, pero dentro de ese ?bien' estamos buscándole el pelo a la leche", reflexionó el director del efector, Gustavo Patti.

Héroes anónimos

En total, 14 personas llegaron a la guardia (ya reforzada) del Perrupato durante la tarde del viernes 7. "Ni bien tomamos conocimiento del accidente, preparamos todo y pusimos las camillas en la vereda, aguardando a las ambulancias. Cuando llegó la primera, estaba todo preparado. Hasta personal que trabaja en la cocina del hospital y en la parte de limpieza se ofreció para hacer de camillero esa tarde. Hubo mucha solidaridad de toda la comunidad que se ofreció", recapituló Patti.

De las 14 personas que llegaron al Perrupato, dos fallecieron en el lugar, mientras que una mujer falleció a bordo del helicóptero que la trasladaba al hospital Central. Una embarazada y otra víctima en estado grave (tenía traumatismo de cráneo severo) fueron derivadas a otros hospitales; en el Perrupato quedaron internados 9 heridos, ninguno de gravedad, pero con la necesidad de cuidado intensivo.

"No sólo intervinieron los médicos que estaban de guardia, sino que se reforzó con enfermeros, con médicos que se presentaron de forma espontánea en el hospital y con los profesionales que estaban en internaciones. De hecho, se mantuvieron guardias mínimas en las internaciones para que todo el personal se abocara a la guardia y a la atención de las víctimas que iban llegando", continuó el director.

Las horas siguientes a la tragedia fueron por demás movidas en el hospital, aunque, según destacan los profesionales que intervinieron, en ningún momento se perdió la calma.

"Hubo que empezar con las derivaciones a otros hospitales, con la contención de las personas que quedaban internadas. Además llegaban los familiares y los parientes de otras personas que se habían tomado un micro a esa hora y que estaban desesperadas.

Porque al principio no había trascendido de qué empresa era el colectivo ni de dónde venía, entonces muchos familiares de las personas que viajaban en el expreso que va de San Martín a Mendoza se vinieron corriendo al hospital", continuó Patti.

El intenso movimiento se mantuvo en el Perrupato hasta entrada la madrugada. En la guardia, dividida en cuatro salas, los lesionados eran atendidos por los profesionales, mientras que afuera se iban juntando los familiares.

"Estaba el personal de salud mental del hospital y vinieron también profesionales de Mendoza. Gente de la Dinaf y de Asistencia a las víctimas. Vinieron hasta el Gobernador y varios ministros", recordó Patti en compañía de Víctor Previtera (jefe del servicio de Guardia del hospital), Maximiliano Cornejo (cirujano) y Martín Montenegro (traumatólogo).

El sábado siguiente al accidente (15 de febrero) recibió el alta el último paciente que quedaba internado. Sin embargo, el recuerdo del trabajo está (y estará) presente. "El protocolo se puso en funcionamiento y funcionó muy bien", destacó Previtera, quien está en la guardia del Perrupato desde hace 10 años.

Allí se analizaron los triages (clasificación de las víctimas según la gravedad de su cuadro) y, en base a eso, se priorizó la atención de los heridos. "El triage se hace en el lugar del accidente y, según la atención primaria, se le asigna un color a la víctima (código verde, amarillo, rojo y negro). Cada paciente ya llegó acá con la tarjeta", indicó Previtera.

De los 20 médicos que normalmente se desempeñan en la guardia del hospital, ese día había -al menos al principio- 50 profesionales, a los que se les fueron sumando algunos otros.

"Hubo mucho esfuerzo. Logramos reanimar a una víctima alemana (de apellido Hertz). Dentro de la desgracia, sentimos que la satisfacción de haber hecho lo mejor, de haber trabajado bien y de sentir que no nos faltaba nada. Nunca me había tocado estar en una experiencia así", destacó Cornejo, uno de los profesionales más jóvenes que estuvo esa noche en el lugar y que lleva siete años en la parte de cirugía del hospital.

"La gente de limpieza también trabajó de forma impecable. Una hora después de atender a la gente estaba todo limpio y preparado para cualquier otra emergencia. Toda la comunidad mostró un interesante grado de solidaridad", redundó Previtera.

"Nosotros nos sentimos con el deber cumplido. Algo que nos llenó de satisfacción, por ejemplo, fue ver cómo toda la familia Camargo se recuperó", coincidieron los especialistas.

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