El primer semestre de 2013 hizo ver con nostalgia los tiempos en los que las ficciones marcaban el pulso de la televisión argentina. Si bien hace apenas seis meses “Graduados” se despedía de la pantalla de Telefe midiendo 32,3 puntos de rating y un promedio anual de 23,6, esas cifras parecen inalcanzables para cualquier ficción actual, más allá de la calidad, los costos de producción y el prestigio de los elencos que la compongan.
A excepción del último capítulo de “Dulce amor”, que promedió 26,9 puntos de rating, ninguna ficción pudo superar en lo que va del año los 22,1 que marcó “Los vecinos en guerra” el día de su estreno. Actualmente, la más vista es “Solamente vos”, que salvo excepciones, oscila entre los 16 y los 18 puntos diarios, siempre según las cifras de Ibope. De las ficciones restantes que actualmente están al aire, ninguna supera la barrera de los 16 puntos.
La disminución del público que ve ficción es consecuencia de la disminución del público que ve televisión abierta en general. De hecho, en los últimos seis meses sólo dos veces se superó la marca de los 30 puntos de rating en la televisión argentina. El primer record lo marcó “Periodismo para todos” (El Trece) el 21 de abril, cuando promedió 30,1 puntos. Y hasta hoy, sólo fue superado por el clásico Boca-River del 5 de mayo, que midió 30,6.
Muy lejos quedaron aquellas ficciones que superaban los 25, incluso los 30 puntos diarios como “Gasoleros”, “Campeones”, “Los Roldán” o “Valientes”, entre otras. Y algunos de los productores más reconocidos de la televisión son escépticos acerca de la posibilidad de recuperar el terreno perdido.
"Excepto que haya fenómenos de audiencia, difícilmente el público vuelva de la manera que hemos visto otros años. Creo que esta es una tendencia irreversible que no es ni buena ni mala, es lo que es y los productores nos tenemos que adaptar a eso y entender que hoy los contenidos también están en otras pantallas y no sólo en la televisión abierta, que ya es algo vetusto", opina Pablo Culell, director de Contenidos de Underground (“Vecinos”, “Graduados”).
Quique Estevanez, quien viene de producir “Dulce amor”, la segunda ficción más vista de 2012, prefiere la autocrítica: "Yo creo que cuando hay un programa que interesa, la gente lo mira. Por ahí, lo que estamos proponiendo no es lo que la gente quiere ver". Y agrega, fiel al perfil popular que lo caracteriza: "Un programa es un todo, hay que pensar en el público que querés que lo mire, en la franja de edad a la que te interesa llegar, y le tenés que dar un poco del producto a cada uno".
Según un relevamiento de Ibope de 2012, en la Argentina hay más de 13 millones de televisores, de los cuales más de 10 millones, el 81 por ciento, tiene acceso a algún tipo de televisión paga. Como consecuencia, en el período que va de 2009 a 2012 la televisión abierta disminuyó en un 10 por ciento su promedio general de rating -de 8,37 puntos a 7,57-, mientras que la televisión paga lo aumentó en un 8 por ciento -de 6,19 a 6,7-.
"No es que la gente tenga menos tiempo o que ya no le guste entretenerse, lo que pasa es que hay muchísima más oferta", analiza Martín Rodríguez, gerente de Contenidos del sitio Televisión.com.ar. Sin embargo, Rodríguez opina que la televisión de aire todavía goza de un cierto privilegio que no debería desaprovechar. "La gente todavía le da oportunidad a la tele, todavía le hace un zapping. Pasa por los canales de aire y si no encuentra nada que le guste, se va a buscar otra cosa. Y hoy encuentra. Antes, como no encontraba, terminaba en la tele aunque no le gustara", explica.
En algo están todos de acuerdo: el bajo rating no es consecuente con la calidad de las ficciones. Pero por otro lado, está largamente probado que la calidad nunca es garantía de masividad. Uno de los casos más llamativos de este semestre en cuanto a bajo rating y sus consecuencias fue “Qitapenas”. La comedia musical era una de las grandes apuestas de Telefe para este año y al mes de haberse estrenado en prime time (el horario central) quedó relegada a los sábados al mediodía.
Miguel Angel Rodríguez, uno de los protagonistas, ensaya una explicación: "Me parece que el público argentino no está acostumbrado a este formato en el que lo musical es el eje de la historia. Pero por otro lado, creo que también hay momentos justos para caer, y quizá éste no era el momento. Se pospuso casi un año la salida al aire, se generó mucha expectativa y eso a veces juega en contra. Fue una estrategia y salió mal, a veces pasa", desdramatiza.
Más allá de la calidad objetiva de un ciclo, los productores coinciden en que las ficciones deben tener un valor agregado que les permita evitar la sangría de audiencia hacia otras plataformas o, mejor aún, que capte la atención de los televidentes que migraron y los atraiga nuevamente a la televisión de aire como, dicen, sucedió con “Graduados” el año pasado. "No creo que la televisión abierta esté muerta, simplemente se tiene que reformular", asegura Culell. Y agrega: "Claro que hay una migración a otras señales que tiene que ver con una cuestión de costumbre, idiosincrasia y de nuevas tecnologías, pero por eso hay que apuntar a hacer contenidos que lleguen más al corazón del público".
Según analiza Martín Rodríguez, una de las mayores competencias para las ficciones de la TV abierta es el crecimiento de la calidad de las series extranjeras en la tevé paga. "Obviamente que son contenidos globalizados y cuentan con otro presupuesto, pero para la gente es un canal u otro, no le importa dónde ni cómo se hagan", argumenta. De todos modos, sostiene que la televisión de aire aún mantiene ventaja sobre las demás plataformas, "pero si se la descuida, puede entrar en una crisis sin retorno".
La posibilidad de ver los mismos productos de la tele abierta, pero por Internet, es decir, prescindiendo de días, de horarios y eligiendo cuántos capítulos de una ficción ver en continuado, es otro factor para tener en cuenta. Uno más.