La semana pasada los medios de comunicación se hicieron eco de una información que es, al menos, preocupante: el del deshielo en la Península Antártica. Resulta que el fenómeno aumentó casi diez veces en los últimos 600 años, con la mayor tasa de incremento en el descongelamiento en el último medio siglo. Los datos provienen de un estudio divulgado en Australia recientemente.
Los investigadores buscaban comprender las causas de los cambios ambientales en la Antártida y calcular la contribución de su deshielo en el aumento de los niveles del mar. Para ello perforaron un núcleo de hielo de 364 metros de largo en la isla James Ross, cerca del extremo norte de la Península Antártica.
Fue así como lograron medir las temperaturas pasadas del área a fin de analizar el deshielo en la región. Las capas visibles en el área perforada revelaron los períodos en los que nevó en el verano sobre esas coronas de hielo y se volvieron a congelar. Los científicos pudieron examinar la historia de la congelación en la Antártida a través de comparaciones entre los cambios de temperatura en el núcleo de hielo durante los últimos mil años.
Planear el viaje
El futuro no lo conocemos y tampoco sabemos si los vaivenes climáticos producirán estragos en esas geografías australes. Mientras tanto, son muchos los turistas que acceden hasta tan inhóspitas latitudes a fin de encontrarse con su belleza helada. Por su parte, los que deseen planificar un viaje deben saber que tiene que ser en primavera o verano. A continuación los datos para que armen un programa a medida.
La temporada comienza a finales de octubre con la partida del primer crucero y se extiende hasta finales de marzo, época en que el deshielo hace favorable la navegación y el descenso en el área antártica e islas adyacentes. De esta manera es factible admirar la avifauna de la zona y maravillarse con el paisaje de los hielos antárticos.
El clima no es demasiado frío. La temperatura varía desde los 5º C bajo cero y 5º C sobre cero (promedio), por eso se recomienda no utilizar demasiada ropa sino el "principio de capas". Impermeable y botas de goma, ya que los desembarcos se hacen en botes semi rígidos. Son fundamentales, según la Oficina Antártica del Instituto Fueguino de Turismo.
Los viajes tienen distintas duraciones, con un mínimo de 10 días y un máximo de tres semanas, (incluyendo Malvinas e islas subantárticas como las Georgias del Sur). Vale aclarar que parten y regresan al puerto de Ushuaia. Otra alternativa es la semicircunnavegación que dura un mes.
Las embarcaciones son de dos tipos: cruceros de lujo y cruceros de tipo expedicionarios o de aventura. Los primeros cuentan con mayores facilidades y servicios a bordo con una capacidad desde 300 a 3.000 pasajeros ofreciendo al crucero como destino en sí mismo.
Los segundos (de 45 a 300 pasajeros, aproximadamente) cuentan con todas las comodidades y la ventaja de poder realizar más cantidad de descensos durante el viaje, a diferencia de los primeros, en los que el desembarco no es tan usual (ya a partir de los 500 pasajeros, las naves no tienen permitido el descenso en Antártida, sólo la navegación). “Estas embarcaciones son antiguos barcos oceanográficos de casco reforzado o rompehielos que fueron remodelados y adaptados para la actividad turística” informó Guadalupe Ocampo, jefe de la Oficina de Turismo local.