Independiente Rivadavia no perdió por los dos penales que el árbitro Giménez ignoró en el área de Atlanta. Clarísimos penales. Sin embargo, ambos fallos arbitrales fueron determinantes y perjudicaron al equipo de Luciano Theiler.
Es necesario poner la lupa sobre estos dos fallos que condicionaron el andamiaje colectivo del conjunto mendocino. Pero, Independiente fue goleado y sufrió por errores defensivos muy graves y que son propios. Esa es otra historia.
Cuando transcurrían exactamente 39 minutos, llegó la primera jugada polémica. Pelota parada a favor del Azul, centro al corazón del área y cuando Yair Marín impacta de cabeza, el arquero Pablo Rago de gran actuación, le metió un puñetazo que dejó nocaut al defensor central y además, lo atropelló. Clarísimo penal que no advirtió Pablo Giménez ni el asistente número 2, Leandro Núñez. Entre medio de las protestas de los jugadores de Independiente, llegó el contragolpe de Atlanta. Justo en ese momento, Marín, abandonó el campo de juego en forma parcial para ser atendidos por los médicos. Desborde por izquierda, centro, rechazo al medio, centro nuevamente y apareció Luis López, justo en el medio del área chica para poner el 2-1 parcial. Ese "hueco" que aprovechó el 9 Bohemio era el sector de Marín. No hubo relevos, no hubo ajustes defensivo. Y la Lepra lo pagó muy caro.
Minutos después, llegó la otra jugada polémica que desató el desequilibrio emocional de casi todo el plantel de Independiente, especialmente del goleador Gonzalo Klusener. Desde un pelotazo del sector derecho de Independiente buscando a Matías Viguet, llegó el cierre hacia el medio del lateral derecho Molina de Atlanta, la pelota quedó servida para Klusener en la medialuna, pateó al arco que estaba solo y en el área la frenó uno de los centrales con su brazo derecho. Penalazo. Pero, Giménez, ignoró la acción, no cobró la pena máxima y nació un contragolpe del conjunto local por izquierda que terminó en un excelente desborde de Pedrozo, centro atrás y apareció nuevamente López para poner el 3-1 parcial y que prácticamente sentenciaba el juego. Sin discusión, la Lepra, padeció el mal arbitraje de Pablo Giménez.