El Gobierno nacional parece haber tomado nota de la indignación del sector vitivinícola y de todo el arco político mendocino por el impuesto al vino. Por eso, la semana que viene funcionarios del presidente Mauricio Macri se reunirán con representantes de la industria y productores para negociar la propuesta tributaria presentada por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
Durante su visita al Senado, donde presentó el último informe de gestión y finanzas del Estado nacional de este año, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, indicó que se realizará una reunión en Buenos Aires para discutir este impuesto. Pero no se salvó de las duras críticas de la oposición.
El oficialismo, en cambio, acordó con el funcionario no realizarle preguntas sobre el impuesto al vino en el recinto a cambio de que durante su discurso de apertura se comprometiera a que el Gobierno dialogará con la industria vitivinícola.
El acuerdo se produjo durante una reunión previa que mantuvo Peña con senadores del interbloque Cambiemos, entre los cuales estuvieron los radicales mendocinos Julio Cobos y Pamela Verasay, según pudo saber Los Andes.
Tras ese acuerdo, Peña le dedicó varios minutos de su discurso al tema vino. Aludió a la "inquietud que puede haber generado alguna de las propuestas" anunciadas por Dujovne, "que pueden afectar a algunas situaciones regionales, como el azúcar, el vino y la situación particular de Tierra del Fuego". Y dijo que a "cada uno de los sectores" se le ha planteado "la necesidad de diálogo".
"La semana próxima, antes de ser enviado el proyecto (al Congreso), vamos a poner sobre la mesa números y los objetivos y vamos a trazar un camino de acuerdo en los que haya acuerdo y de resolución de diferencias en los que haya diferencias", dijo.
El funcionario de mayor confianza del presidente Mauricio Macri afirmó que en el gobierno de Cambiemos no creen "en la lógica de imposición y ni en la lógica del no diálogo, que ha ocurrido muchas veces" y que tampoco creen "que sea bueno dar estos debates sin hoja de ruta, sin números que se puedan acordar".
Con todo, Peña sostuvo que en el Gobierno creen que "claramente no hay ningún sector económico argentino que se vea perjudicado con esta propuesta de reforma impositiva", porque a su criterio "el conjunto de medidas, con los impuestos vinculados a la inversión y al trabajo, favorecerá la creación de empleo, inversión y desarrollo en todos los rincones del país".
"Pero estamos abiertos a sentarnos, escuchar y dialogar y encontrar soluciones que sean las mejores para todos", insistió.
Duras críticas
Tras su exposición, la senadora kirchnerista Anabel Fernández Sagasti cuestionó que el Gobierno propusiera el impuesto al vino tras haber negado ante los productores que la industria iba a ser gravada.
"Ustedes les mintieron en la cara a la industria vitivinícola, a los productores mendocinos y a los de todo el país", lanzó la referente de La Cámpora y dijo que "hace tres meses negaron estar pensando en impuestos al vino" y que "inclusive en campaña les dijeron que iban a bajar los costos productivos".
"Sobre la base de esta declaración, el gobernador de Mendoza (Alfredo Cornejo) confrontó a la industria y sectores productivos, tratándolos de mentirosos y de infundir temor, con lo cual también parece que hicieron pasar de largo al gobernador de Mendoza", espetó Fernández Sagasti.
La senadora le dijo a Peña que en la cuestión del vino "no se trata solamente de competitividad, tributos y recaudación, sino de tradición y cultura", que el vino "es una marca en el mundo" y que "con este impuestazo que presentaron ayer pasamos del vino, cultura y tradición, bebida nacional, a ser bebida perjudicial para la salud todos los argentinos".
"¿Por qué no debemos equiparar al vino nacional a bebidas gaseosas o la cerveza? Porque el vino argentino es tres veces superior en cuanto valor agregado, por eso la mano de obra que defendemos. Según diversos estudios del mercado vitivinícola, por cada 1% que aumente el precio del vino argentino se reduce la demanda un 0,43%. Si cae un punto de la demanda en el vino argentino, 100 productores se quedan afuera del sistema", dijo Fernández Sagasti.
También el sanjuanino Ruperto Godoy fue crítico respecto de este impuesto: dijo que "los vinos argentinos que están hoy a la altura de los mejores del mundo" y que la agricultura cuyana "es distinta a la de la pampa húmeda, donde casi no hay mano de obra". "Uno siente que una industria que progresó y se modernizó y que esto es un castigo", dijo el senador kirchnerista.
"Saldo positivo"
En su respuesta a ambos senadores, Peña ratificó lo que había anunciado durante su discurso y rechazó que el impuesto al vino "ponga en cuestión la tradición cultural y el valor estratégico que tiene la industria vitivinícola".
"Es este presidente quien convocó a toda la industria del vino hace 15 o 20 días para ver como hacer para, juntos, ayudarla a crecer, generar empleos y desarrollarse. Rechazamos la idea de politizar y o tratar de plantear esto en esos términos. Creemos, además, como para el caso fueguino, que la rebaja general de impuestos planteada por esta reforma da un saldo positivo para la industria, pero estamos dispuestos a sentarnos en una mesa para ver los números. Si la industria tiene otros números, vamos a ver cómo encontrar un punto común", señaló.
También dijo que el Gobierno toma nota y entiende "la complejidad de la discusión de si es perjudicial o no para la salud", pero señaló que "también es importante entender que hay en todo caso situaciones un poco conflictivas, porque la OMS (Organización Mundial de la Salud) plantea un criterio y la ley argentina, otro".
"Hay que ponerlo sobre la mesa y ver cómo abordarlo. Pero a partir de la búsqueda de consenso. Nuestra prioridad central es ayudar a promover el vino, pero como con las bebidas azucaradas, también atender las cuestiones de salud y adicciones", dijo.