Es obligatorio dividir el espectáculo en dos capítulos, tanto para jugadores como para simpatizantes del Deportivo Guaymallén. En cuanto al juego, Guaymallén y Talleres regalaron un partidazo.
El 1-1 fue mezquino para ambos. Situaciones de peligro en ambos arcos. Por favor, señor lector, creáme, el fútbol que despliegan ambos plantes no se ve muy seguido en la Liga Mendocina.
El “típico fútbol que le gusta a la gente”. Prohibido rifar el balón. Se lo acaricia, se lo mima y por esta razón, los juegos de ambos equipos son entretenidos.
Sin embargo, lo que regalaron durante 90’ se esfumó sobre el final. Un golpe de Jonathan Barrera sobre el portero de Guaymallén, Eduardo Garro, desató un caos.
El arquero suplente del local, Granata, invadió la cancha en pleno partido e intentó agredir al delantero azulgrana. ¡Una locura! Camino a los vestuarios, Brian Funes, jugador de Guaymallén que no firmó planilla, estaba dentro del campo de juego y le metió un piña a Franco Omar Videla, delantero de Talleres.
Otra vez, empujones, amenazas, insultos. Minutos antes del encontronazo entre jugadores, integrantes del cuerpo técnico del Cacique agredieron a personal de Seguridad. Un descontrol.
En cuanto al show de la gente de Guaymallén es para aplaudir. Un apoyo incondicional. Es emocionante llegar al Hugo Pedro Alastra y observar en las inmediaciones del estadio, caminar a familas enteras con la camiseta del Tricolor. Cerca de 700 personas dijeron presente. Banderas, instrumentos y un apoyo constante.
Un folclore único, que pocas hinchadas brindan en el fútbol de la Liga Mendocina. Pero, tres o cuatro inadaptados manchan todo el esfuerzo de la familia italiana.
Apenas Cannizzo pitó la finalización del partido, un puñado de barras bravas de Guaymallén, ingresaron al vestuario visitante y agrediaron al histórico utilero del Matador, José “Negro” Monzón, a quién golpearon y lo tiraron al piso.
De inmeadiato, abrieron los bolsos de los jugadores y se llevaron el teléfono celular y la billetera del jugador Bruno Zandanel.
Gracias a la buena voluntad de directivos y allegados a la institución de Rodeo de la Cruz, la situaicón no pasó a mayores. Sin dudas, un pelotazo en contra del fútbol mendocino.
