Productos veterinarios contra los piojos de niños: una práctica sumamente peligrosa

La pipeta canina es lo más usado por algunos padres. Puede causar serios daños a largo plazo.

Productos veterinarios contra los piojos de niños: una práctica sumamente peligrosa
Productos veterinarios contra los piojos de niños: una práctica sumamente peligrosa

Aplicar medicamentos de uso veterinario para combatir la pediculosis constituye un riesgo potencial para la salud de las personas. Inclusive, sus consecuencias a corto y largo plazo ni siquiera están evaluadas científicamente. Lejos de ser difundida al azar, la advertencia surgió luego de que un investigador de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) comprobara que este recurso es utilizado en la población más de lo que se cree.

Para comprobar sus sospechas, el veterinario y docente del área de Farmacología de la Facultad de Ciencias Médicas, Manuel Guevara realizó una encuesta entre más de 46 veterinarios de Mendoza y San Juan, en la que les consultó si en algún momento habían recibido solicitudes por parte de sus clientes para comprar compuestos químicos -destinados  a combatir garrapatas y pulgas en animales- que luego fueron aplicados en niños y adultos con piojos. La respuesta, en el 97% de los casos, fue que sí.

Entre los fármacos más cuestionados y a la vez más pedidos, figuran el fipronil (un insecticida de amplio espectro que se comercializa desde 1994 para el control de pulgas y garrapatas en perros y gatos), que viene en las pipetas, y el propoxur, la droga que contienen los aerosoles veterinarios. Ambos son de venta libre, por lo que su utilización no está regulada.

Lo cierto es que estos insecticidas no están aprobados para ser destinados a seres humanos. Sin embargo, ha ocurrido que   por desconocimiento muchas mamás los han utilizado para intentar erradicar los piojos de la cabeza de sus hijos. La indicación en las salas veterinarias, detalló el profesional, se realiza de manera informal y sin ningún tipo de control.

Además de la recomendación difundida de "boca en boca", Guevara indicó que hay veterinarios, médicos y personal sanitario que aconseja su uso. "Incluso los piden las maestras, que pelean constantemente con el problema de la pediculosis", detalló el profesional y citó que con el objetivo de generar conciencia en la población, sus conclusiones fueron difundidas en dos revistas de divulgación científica especializada y en el marco de unas jornadas destinadas a los profesionales veterinarios, hace unos días.

"Los médicos y los médicos veterinarios tenemos la obligación de velar por la salud pública y debemos ser conscientes de las consecuencias que conlleva la utilización indebida de medicamentos no aprobados para uso en seres humanos", manifestó el especialista de la UNCuyo.

Guevara insistió en que no se conocen los riesgos o daños en la salud que pueden generar estos químicos en los seres humanos. "Es necesario informar los padres para evitar que usen productos inadecuados. No se sabe si alguien que hizo un tratamiento que en realidad es destinado a animales puede dentro de algunos años generar una enfermedad, como por ejemplo, cáncer", alertó el investigador. En los animales, de hecho, estos compuestos deben ser administrados con mucha responsabilidad, puesto que no son inocuos; ingresan por la piel y se depositan al menos durante dos meses en el organismo.

Para reforzar su advertencia, el profesional citó que lo que sí está probado es que el fipronil aumenta el nivel de hormonas tiroideas. Por otra parte, agregó, que en África, donde el propoxur se usa para fumigar, se vio que las mujeres embarazadas que tenían ese tóxico en sangre, tenían hijos con un desarrollo neurológico inferior.

Uno de los motivos por los que se suele recurrir a métodos no convencionales para combatir la pediculosis es la resistencia que generan los parásitos a los pediculicidas. En realidad, Guevara explicó que cada producto cumple un proceso de investigación y evaluación constante, por lo que las dosis se van actualizando conforme al nivel de resistencia que generen los parásitos.

"Se estima que el 1%  va a ser resistente y sobrevivirá al tratamiento. Por eso, justamente,  los medicamentos se van renovando", aseguró el veterinario y agregó que eso pasa también con los químicos  que se utilizan en animales. Por eso, recomendó que lo ideal para combatir la infestación es el peine fino porque arrastra tanto a los piojos como a las liendres (huevos) que invaden el cuero cabelludo y la raíz del cabello.

Jennifer Ibarra, médica veterinaria, detalló que en realidad la venta de zooterápicos sí está reglamentada. El problema, deslizó, es que puede ocurrir que una persona vaya a la veterinaria para adquirir el producto sin que el veterinario a cargo tenga la posibilidad de comprobar el destino que el cliente le dará.

En los negocios que comercializan productos para mascotas es posible conseguir estos venenos, sin que exista la supervisión de un profesional. Ibarra apuntó a fortalecer los controles y apeló a la responsabilidad de profesionales, comerciantes y padres en este sentido. Dijo que es necesaria la intervención de  organismos como el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria), de manera que se realicen inspecciones.

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