Peligro: rutas y caminos que no se reparan

Caminos clave por el intenso tránsito, tanto comercial como turístico, se encuentran en malas condiciones desde hace mucho tiempo. Es imperioso que se tomen medidas para remediar tal situación.

Peligro: rutas y caminos que no se reparan

En la Argentina los caminos que se dañan o sufren deterioros en las carpetas asfálticas no siempre son reparados de inmediato y, en ocasiones, pasa mucho tiempo hasta que se normaliza la transitabilidad.

En el ínterin puede pasar de todo, incluso que muera gente, como ocurrió en 2015 cuando un joven camionero perdió la vida en la ruta provincial 151, en territorio de La Pampa, devenida en un muestrario de pozos y otros peligros en aproximadamente 70 kilómetros de su recorrido, entre las localidades de Puelén y 25 de Mayo. Por esta vía transitan camiones que se comunican desde el sur de Mendoza (y las provincias de San Juan, La Rioja, Catamarca, Salta y Jujuy) con la zona de los lagos patagónicos y las áreas petroleras de La Pampa, Neuquén y Río Negro. Y también lo frecuentan muchos mendocinos que viajan al corredor neuquino de espejos de agua.

Sin embargo, no tenemos que ir tan lejos; en nuestro propio suelo, en la RN 7, en febrero de 2016 un alud arrasó el puente sobre el A° El Tigre, -kilómetro 1.126- entre Potrerillos y Uspallata, dejando varados a cientos de viajeros. La interrupción se corrigió haciendo un paso provisorio e instalando un puente Bailey, aún en servicio, y que es utilizado por los vehículos que se desplazan en el sentido de Chile a la Argentina, mientras que en sentido contrario sigue funcionando la pasada con una alcantarilla. Estas derivaciones tienen un recorrido que se inicia en las cuatro puntas con algo de asfalto ahora lleno de pozos y el resto de ripio en pésimo estado. Lamentable espectáculo entonces de una ruta “turística” y vía principal del Mercosur a causa de la desidia nacional y provincial.

Según voceros de Vialidad Nacional pronto se iniciarán los trabajos, que de todos modos tardarán aproximadamente un año. Mientras tanto el camino alternativo, que es la ruta provincial 52 por Villavicencio, no dispone de gran mantenimiento por la Dirección Provincial de Vialidad, y no es recomendable su utilización, salvo si se cuenta con un todo terreno. Este camino es importantísimo y merece ser mantenido, no sólo para la emergencia sino también para aprovecharlo turísticamente.

Los usuarios de la carretera a Chile señalan en las redes que resulta deprimente, luego de viajar gozando del imponente paisaje cordillerano por una cinta asfáltica en general bastante buena, encontrar el desvío que se implementó tras la caída del puente. Los viajeros, además de interrogarse por el prolongado tiempo en resolver el problema de fondo, se preguntan si no sería oportuno y responsable mantener el extenso desvío en condiciones, con alguna mínima capa de asfalto como para disimular las piedras, la seguidilla de baches y evitar el polvo que por momentos dificulta la visión del conductor. Ciertamente una vergüenza para la provincia, aunque la ruta sea nacional. Por otra parte, ¿es lógico explicar a los turistas (que tanto queremos cuidar) que no es responsabilidad de la Provincia? Sin embargo, creemos que el Estado mendocino tendría que gestionar y apurar en los ministerios nacionales la remediación del inconveniente, aspecto por el que también deberían militar los legisladores nacionales.

Otro de los trastornos sobre caminos mendocinos importantes lo tenemos en la RN 143. Allí las intensas lluvias de marzo del año pasado minaron la resistencia de un puente a la altura del kilómetro 616, cerca de la localidad de Paso de las Carretas, San Carlos. Hay también allí un desvío en regulares condiciones. Igualmente la demora en la solución se extiende sin demasiada justificación. Y nada anima a decir que el inconveniente será subsanado prontamente.

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