La muerte de Emanuel Ortega, el futbolista de 21 que golpeó su cabeza contra el paredón perimetral de la cancha de Burzaco, desnudó deficiencias y expuso como nunca antes a los clubes del ascenso.
Desde la Primera B Metropolitana, pasando por Primera C, Primera D, Torneos Federal A, B y C, todas las categorías deberán comenzar a replantearse la situación antes de que un nuevo caso Ortega gane, nuevamente, las portadas de los principales medios de comunicación.
En Mendoza no hay excepción a la regla. Todas, o casi todas, las canchas de la provincia tienen el temido paredón que rodea el campo de juego a una distancia por demás imprudente.
Lo que pasó la tarde del 18 de octubre de 2014 podría haber terminado en tragedia. Sin embargo, quiso la fortuna que apenas fuera un susto. Emanuel Castellano, defensor del CEC, golpeó su cabeza contra uno de estos muros perimetrales y sufrió una fuerte conmoción que obligó a sacarlo del campo de juego en camilla y con cuello ortopédico. De milagro no ocurrió algo más grave. Lo llamativo es que nadie atendió su juego y percibió que la situación podría volver a repetirse un día de estos.
“La realidad es que habría modificarlo y que sea la tela la que llegue hasta abajo. Esos paredones no deben estar ahí. La cuestión económica es fundamental muchas veces para llevar a cabo o no modificaciones. Nosotros estamos tratando con la Municipalidad de Maipú para mejorar esta situación”, confió Luis Pezzuti, presidente de Gutiérrez Sport Club.
También Rafael Giardini, presidente de Huracán Las Heras, habló sobre el tema y aclaró que no se comunicó con sus pares respecto de esta situación: “Desgraciadamente es una problemática que todavía no tiene la atención que debería. La cancha de Huracán tiene tres paredones realmente peligrosos. Son cosas que deben ser arregladas con urgencia. Se debería buscar el asesoramiento de profesionales para que nos indiquen como podemos mejorar esta situación”.
Aunque Más Deportes quiso conocer la opinión de Carlos Suraci, presidente de la Liga Mendocina de Fútbol, fue imposible. El directivo no atendió los sucesivos llamados telefónicos.
Todavía conmovidos por la muerte de Emanuel Ortega, tras once días de larga agonía, parece ser el tiempo de de pasar de las palabras a los hechos; de comenzar a reformar las canchas del ascenso, sean de la categoría que sean. Da pavor pensar en que la situación se repita. En Mendoza tuvimos suerte una vez. Se recomienda no abusar de ella.