Otra semana en la que el gobernador Cornejo debió hacer frente a la realidad que marca la crisis económica sin que por ello, como veremos, deba dejar de pensar en la estrategia que utilizará el oficialismo para lograr el objetivo de tener otra buena elección el año próximo en esta provincia.
Por un lado, la Encuesta Permanente de Hogares del Indec reveló que el aumento de la desocupación en el Gran Mendoza hizo que se alcanzara el valor más alto desde 2016.
Un dato de la realidad que admiten en el gobierno local más allá de que la mayor incidencia provenga de las políticas nacionales. La merma en la caída de la imagen popular de Macri que registran las últimas encuestas en el país obran como alivio para Cornejo y los suyos porque, por otra parte, la imagen del gobierno local siempre estuvo por encima.
Por otro lado no dejó de sacudir las expectativas locales el pedido del ministro Dujovne para que las obras públicas sean financiadas por la Nación y con lo que se pueda obtener de organismos internacionales de crédito. Esto se dio justo el día del lanzamiento de la licitación de Portezuelo del Viento, que estaba pensada a través del sistema de Participación Público Privada (PPP). Está claro, por lo tanto, que una obra a priori no presupuestada puede tener un derrotero más lento que lo previsto. La ilusión de dejar en marcha el proceso para la concreción de la gran obra sobre el río Grande es muy importante para la administración de Cornejo.
El Gobierno contrarrestó esos efectos con puntos claros a favor en la gestión local. En ese sentido fue muy festejado en el Ejecutivo el acuerdo paritario logrado con el SUTE por primera vez. Un nuevo paso favorable en la estrategia de Cornejo, desde el mismo día de su asunción, de encarar con los gremios estatales negociaciones firmes que lograran terminar con la idea arraigada de que esos sectores podían torcer siempre la voluntad de los gobiernos de turno, tanto radicales como justicialistas.
Mientras tanto, la estrategia de provincialización de la campaña electoral va tomando forma semana a semana. El esquema parece arrancar por la territorialidad, es decir, la disposición a pelear palmo a palmo en cada departamento, con especial énfasis en esta oportunidad en los reductos en los que el justicialismo tiene fortalezas políticas.
La firma del decreto que viabilizó la enmienda al artículo 198 de la Constitución provincial, impidiendo la reelección indefinida de los intendentes, surge ya como una virtual declaración de guerra en el campo electoral que se aproxima.
Es cierto que en el Gobierno consideraron que el trato dado este año por los “caciques” del peronismo ante el debate de proyectos trascendentes para el Ejecutivo no fue como en ocasiones previas, en las que verdaderamente los jefes departamentales del PJ influyeron en las votaciones de muchos legisladores de su partido. Por eso la viabilización de la reforma constitucional, hace ya un mes, sonó como una ruptura con la postura de buenos términos preexistente. En ese marco, cuatro de los cinco intendentes del justicialismo fueron a la Corte para plantear la inconstitucionalidad de la reforma.
Esta jugada de los jefes departamentales de la oposición, más el desdoblamiento dispuesto para las primarias, terminó de enardecer los ánimos en el cornejismo. Tal vez esa sea una de las razones por las que el titular del Ejecutivo dispuso promover con mucho más énfasis que en otras ocasiones candidatos a intendente en los municipios que están bajo la órbita del PJ. La partida no es menor: incursiona en zonas donde los liderazgos fuertes han derivado en prolongados períodos de conducción departamental. San Martín y San Rafael son ejemplos.
Por otro lado, para alistar a su “tropa” territorial, el Gobernador citó a los 13 jefes departamentales de Cambia Mendoza a una cena el jueves. La cita fue prácticamente obligatoria y más de uno de los convocados debió acomodar su agenda de actividades para poder estar presente y no generar malas interpretaciones. Más aún cuando entre los intendentes hay aspirantes a quedarse con el puesto que ocupa Cornejo.
Uno de los temas tratados fue el del desdoblamiento, el arma que utilizan los revelados jefes comunales del PJ. En ese sentido, existió una clara intención de competir todos juntos en sintonía con la conducción provincial. Pero hubo algún planteo muy obvio, como el de San Carlos. Difonso señaló en esa reunión que en su departamento hay ya una suerte de antecedente histórico de desdoblamiento, apuntalado, según señaló, en la idea de que el votante tenga más cercanía a sus candidatos.
Lo de Difonso es importante porque no se trata de un intendente radical. El dirigente del Valle de Uco forma parte de Cambia Mendoza desde el Frente Renovador y viene manteniendo una fluida relación con el Gobernador. Su punto de vista de la gestión nacional es bastante crítica y si la Provincia unifica elecciones con la Nación tendrá que esforzarse para dejar en claro que él es de Cambia Mendoza (cornejismo) pero no de Cambiemos (macrismo).
Al margen, quedó establecido que en esa mesa política de la reunión del jueves se va a resolver cualquier planteo de desdoblamiento electoral que pudiese surgir en adelante en el oficialismo. No quieren que surja la imagen de una decisión aislada tomada por algún intendente que pretende tener fecha propia de elecciones. Todo responderá a una estrategia común del Gobernador con los 13 jefes departamentales, entre los cuales hay varios expectantes por la sucesión. Y ahí vuelven los interrogantes.