Pedro Rosell forma parte de la pequeña élite de enólogos de Argentina que es especialista en vinos espumantes. Con más de 50 años de carrera, Rosell asegura que el binomio pinot - chardonnay nunca lo ha defraudado y que es la mejor combinación para vinos espumantes. Cree que los espumosos de Argentina tienen identidad propia.
-El consumo de espumantes en Argentina, ¿llegó a su techo?
-Creo que aún no hemos llegado a un techo en cuanto al consumo. Es muy aventurado dar una opinión así. Pienso que pasará como pasó con el consumo de vinos en general. La gente se volcó a productos de más alto nivel, pero el nivel general de calidad de los vinos comunes también subió sensiblemente. Las preferencias de los mercados cambian constantemente.
El mercado no es un ente que existe como tal, es el consumidor, y como la apreciación del vino es algo perceptual no conceptual, no es por lo tanto una entidad fija. Varía con los cambios generacionales, las influencias de oferta de otros productos, las modificaciones de los hábitos alimentarios y el mayor conocimiento y apertura culinarios.
El consumo de los espumosos también tiende, con bastante rapidez, a salir de la vieja costumbre de hacerlo solo para las “fiestas”, Navidad y Año Nuevo, bautismos, comuniones y cumpleaños, también en Bat Mitzvah y otras festividades judías y de otros cultos. Esta “desestacionalización” crea el hábito de probar otras posibilidades de armonización de los espumosos con otros platos y, por ende, aumento de consumo.
-¿Hay posibilidades de desarrollar nuevos productos tan exitosos como el binomio pinot noir - chardonnay?
-Seguramente deben haber otros varietales que den productos de buena calidad como vinos bases para la producción de también, buenos espumosos, pero deben probarse muy seriamente, durante mucho tiempo, con muy buenos estudios de estabilidad y durabilidad en la calidad. En mi experiencia, he probado muchos varietales que envejecían amargos o herbáceos o resinosos y eso me ha llevado a preferir pinot noir y chardonnay, que, bien trabajados, nunca me defraudaron.
-¿Qué opinión le merecen los espumantes dulces en general?
-Los espumosos dulces son un tipo de espumosos preferidos por mucha gente. Hablar en general demonizándolos me parece una idea que demuestra soberbia, una idea “colonialista” sobre el gusto. Es un espumoso como cualquier otro y el cliente que lo prefiere merece respeto como cualquier consumidor. Puedo opinar que son muy malos los que están mal hechos y muy buenos los bien elaborados.
Mi opinión vale como la de cualquier consumidor. Mis preferencias gustativas no son ni tienen carácter de ejemplo a seguir. Soy totalmente liberal y consecuente con mis principios. Elaboro espumosos del modo que para mí, creo, el es mejor. Pero el cliente elige.
-¿Qué demandan los nuevos consumidores?
-En general, los nuevos consumidores ingresan al mercado del espumoso prefiriendo productos no muy secos, pero rápidamente se habitúan a los más secos y amplían así su espectro gustativo.
-Comparado con los espumantes del viejo mundo, ¿qué ventajas tiene los de Argentina?
-Son diferentes. Son espumosos de Argentina y tienen su identidad propia. Como hablamos antes, el gusto y las preferencias del consumidor están ligados a “preceptos” y no conceptos, nuestras experiencias culturales nos marcan y nuestros gustos difieren de los de un francés, inglés o español.
En general, los champanes varían enormemente de calidad. Debe aclararse que los de líneas superiores de buenas casas son excelentes. Pero no porque sea champán es bueno. Los hay oxidados y muy malos, hay de todo, como en botica.
En Francia, en mi opinión, la región de Champagne y la del Loire dan los mejores productos; desgraciadamente no tengo experiencia en muchos espumosos de otras regiones, así que mi opinión no es muy valedera, pero nunca degusté algo bueno de otras zonas. Lo mismo ocurre con los cava españoles, los he probado muy buenos y muy malos.
En Argentina ocurre lo mismo, no se puede hablar de una “calidad argentina”. Trabajando seriamente, las posibilidades son enormes, de hecho en concursos internacionales hemos tenido muy buenos puntajes y premios. También expertos nos han puesto calificaciones muy altas, pero esto nos dice que debemos mantener este nivel y mejorarlo y de ningún modo dormirnos en los laureles. Es como el buen apellido, si no somos mejores, o por lo menos iguales, a los que glorificaron la portación del mismo, bajar ese nivel muestra nuestra mediocridad.
-En Cruzat, ¿en qué productos avanzarán en 2016?
-Estamos desarrollando espumosos con indicación de añada y de un viñedo único, que tienen ya prácticamente 10 años sobre levaduras. Hay un corte 85% de pinot noir y 15% de chardonnay y otro 100% pinot noir. También un blanc de blanc, chardonnay puro, que saldrá con por lo menos 4 años. Otros están en botella, bajo estudio gustativo y de calidad, que se darán a conocer en el futuro.
Perfil
Pedro Rosell (79). Nació en Mendoza en 1936, en el núcleo de una familia relacionada con la vitivinicultura. Se recibió de ingeniero agrónomo y fue a estudiar a Francia. A su regreso desarrolló, en 1979, el proyecto de espumantes de Navarro Correas. Asesoró también a Salentein y Lagarde, fue uno de los iniciadores de Rosell Boher y actualmente elabora los espumantes de su último emprendimiento, Cruzat.