Un típico día de marzo en el corazón del Valle de Uco. El sol aprieta en la siesta y la aridez del paisaje se fusiona con el viñedo nuevo y la montaña. Ese marco, fue el que enamoró a Pedro Aznar hace cinco años atrás, cuando decidió junto al enólogo Marcelo Pelleriti emprender su proyecto Abremundos en Tunuyán.
Luego del crecimiento del fruto, llegó el tiempo de cosecha. Y con tijera en mano y tacho al hombro, el jueves pasado, el propio Aznar cosechó los viñedos de la parcela emplazada en The Vines of Mendoza, donde proyectará su bodega. Pero en el ritual de la vendimia no estuvo solo, un grupo de estudiantes de la carrera de sommelier del instituto CAVE, de Buenos Aires, lo acompañó en la cosecha.
Como amante del buen beber, el músico fue desarrollando con el tiempo su capacidad creativa vitivinícola. Meticuloso e incansable estudioso del tema, cató los vinos de diferentes latitudes, pero llegó a la misma conclusión que los expertos: "El Malbec como se da en Argentina, no ocurre en ninguna otra parte del mundo. He probado otros Malbec y el nuestro tiene algo muy especial".
Del gusto por el compartir en cada cena luego de un show, un buen vino entre amigos, de a poco se despertó en él la pasión por la bebida y lo materializó con "Abremundos", el proyecto con el que ya tiene cuatro líneas de vinos. Esta semana presentó el primer vino blanco de la firma. Un blend torrontés y chardonnay de la dupla Aznar- Pelleriti.
Del escenario a los viñedos
Lejos de la imagen que vemos sobre el escenario, Pedro Aznar mostró su otro lado, su otra pasión, a corazón abierto.
Vestido informal y descontracturado, alzó el tacho y la tijera y se sumergió entre sus viñedos, para cosechar la uva, del próximo blend de la firma.
"¡La cosecha me genera calor!", dice entre risas e interrumpiendo la cosecha para receptar las preguntas de la prensa. Tranquilo, lejos de la meticulosidad que transmite en el escenario, el músico asumió el proceso con todas las letras. Desde la elección de los varietales, el corte de los vinos y la propia cosecha.
Aunque prefiere el Malbec y Cabernet Franc argentino, se anima a conjugar nuevos cortes en su propio vino. Siguiendo ese instinto de salir de las reglas e ir más allá. "Es una combinación que nos gustó a los dos, la del Cabernet Franc y el Malbec. Lo que me sedujo del cabernet Franc, es que era poco conocida, entonces me gustó esa hermandad entre ambos", dice con tono de especialista sobre el fruto que tiene entre sus manos.
Fiel a su personalidad curiosa, el año pasado terminó sus estudios de sommelier, para entender más aún el mundo del vino. "Cuando conoces las cosas con profundidad, hay un mundo nuevo a partir del conocimiento. Creo que se amplía muchísimo la capacidad de asombro. Vos te sentás a estudiar sobre el terreno, lo importante del trabajo del ingeniero agrónomo, la mano del que trabaja, de como se efectúa el riego, el clima. Te das cuenta que hay un montón de pasos, hasta tu copa. Hay miles de horas de trabajo y pasión puestas ahí. Entonces cuando tomas un sorbo de vino conociendo todo eso, la magia y el asombro es mayor", afirma luego de obtener el título de sommelier el año pasado.
-Cuándo empezaste con la música, ¿té imaginaste que ibas a estar en un lugar como este?
-¡No! (ríe). La verdad que no. Pero le agradezco a la vida la sorpresa y hay momentos que son una bendición.
-Tu enamoramiento con el vino ¿fue paulatino?
-Sí. Se vino desarrollando desde hace mucho tiempo. Primero con el ritual de cenar después de los conciertos, cuando estas de gira, y esa cosa celebratoria de tomar un vino después de tocar. Y se fue desarrollando con el tiempo y compartir con amigos la pasión con el vino.
-Este acercamiento al vino, despertó una parte empresarial. ¿Cómo se combinan en vos estas dos facetas?
-Por supuesto hay un lado empresarial, porque lo hacemos como disfrute, pero también para comunicarlo y que lo conozcan. Y eso implica marketing, la difusión, la distribución y la venta. Pero son parte de un trabajo creativo, si vos le sabes encontrar el lado de juego que tiene.
Porque no deja de ser un juego. ¿Y qué pasa si tratamos que el vino esté en tal restaurante?... y ese tipo de cosas. Es un desafío constante y un entusiasmo. Y es algo que te mantiene entusiasmado permanente. El vino es un hecho creativo.
-¿Qué valor tiene para vos cosechar junto a tus compañeros?
-Es invalorable, porque esto fue sembrado con queridos amigos, cosechado y soñado con queridos amigos. Estas plantas tienen un valor simbólico inmenso.
Como una coincidencia del destino, luego de celebrar la primera cosecha de los viñedos de Abremundos, Pedro Aznar se prepara para lanzar la primera semana de abril su nuevo disco "Contraluz". "Todo va cerrando, es una coincidencia en el tiempo. La vendimia, el lanzamiento del disco "Contraluz" que saldrá el mes que viene. Es como que todo se va congeniando en el tiempo".
Después de cosechar cada racimo de uva, es tiempo de desgranar el fruto y seleccionarlo para llevarlo a la bodega. Volver a las viejas costumbres, donde la mano del hombre es la base del proceso. Entre risas y anécdotas con amigos, Pedro Aznar se arremango bajo la sombra y separó los mejores granos para el vino nuevo.
Un vino blanco para el disfrute
El vino, la música y arte, son algunas de las cualidades que comparte Pedro Aznar y Marcelo Pelleriti, el enólogo encargado de ponerle su impronta a los vinos de artistas como Felipe Staiti y Juanchi Baleiron, cantante de Los Pericos.
Ahora acaba de lanzar la nueva línea de vinos de Abremundos. Se trata del primer blanco de la firma, un blend de Chardonnay y Torrontes, bajo el nombre de Octava Alta.
"Es un blend chardone torrontes. El Chardone estuvo vinificado en barricas usadas; el Torrontes es de La Rioja, sin madera. Es una combinación de viñedos de este valle y el de la Rioja. Son pocas botellas, unas cuatro mil. Pero con buenas sorpresas, porque empezamos en el mercado local y arrancamos en el mercado de importación, que tiene mis vinos personales y los vinos de los artistas, en Florida", cuenta Marcelo Pelleriti sobre el nuevo paso del proyecto, que tiene cinco línea de vinos, además de comenzar en un corto plazo, la construcción de su propia bodega y sala de degustación.
Aunque la elaboración del vino, corre por cuenta de Pelleriti, el criterio del proceso es compartido. Los cortes y las decisiones finales, llevan un largo tiempo de cata, siempre con un trabajo consensuado.
-De tus experiencias con los artistas, ¿qué rescatas del trabajo con Pedro?
-En el mundo artístico se conoce como un tipo meticuloso, obsesivo y es así. Y en el momento de juntarnos en este proyecto y hacer los vinos, se demuestra de la misma forma. Pero yo no me quedo atrás, asique es una buena fórmula. En los varietales soy más clásicos. Pero él es más arriesgado y por ejemplo trajimos varietales italianos.