Su valor reside en ser la edificación en pie más antigua de Mendoza y la primera en ser construida tras el arrasador terremoto de 1861. Por eso, a partir de ahora los senadores evaluarán un proyecto de ley que cuenta con media sanción de Diputados para ubicar a la fachada del edificio de la orden de los sacerdotes jesuitas en el rango de Patrimonio Arquitectónico y Cultural de la provincia.
La intención para resguardar este testimonio vivo que aún se mantiene en pie en pleno centro mendocina (sobre una extensión de unos 30 metros de frente en la calle San Martín entre San Lorenzo y Colón), no es nueva. De hecho, hace tres años la polémica había surgido debido a que desde la orden católica la decisión fue la de derribar el predio y construir una nueva estructura debido a la amenaza latente que presentaba la erosión en paredes y techos como consecuencia del paso de los años.
Desde el Gobierno, en ese momento, la postura había sido la de proponer una preservación de las zonas del edificio que guardaran mayor valor patrimonial. Incluso, desde la Dirección de Patrimonio se elaboró un plano que indicaba las zonas factibles de ser protegidas, entre ellas no sólo la fachada, sino las salas y los claustros con la galería y el patio de este edificio que data de 1878. Si bien esa iniciativa quedó estancada y los jesuitas concretaron la demolición de las habitaciones y el patio, otra parte de la construcción sigue en pie.
"Es muy importante que este edificio no sea destruido. Los mendocinos debemos resguardar este patrimonio, que da cuenta de la Mendoza antigua", destacó Aldo Vinci, diputado demócrata que llevó adelante el proyecto de ley que tuvo media sanción en la Cámara baja. Para contar con un apoyo "extra" de tipo religioso, el legislador elaboró una carta que intentará hacer llegar al Vaticano, dirigida al Papa Francisco, a través del Arzobispado de Mendoza.
En el escrito, Vinci fundamentará la necesidad de la declaración patrimonial en la labor que los jesuitas realizaron en la provincia. "Le pediremos que interceda para que el proyecto se transforme en ley", explicó el legislador, quien ya mantuvo una reunión con representantes de la Iglesia local para lograr este cometido.
Pese a que parte de esta construcción fue demolida debido a su avanzado estado de deterioro, lo que ahora se busca poner en valor es la fachada y todo el sector de salones ubicados sobre la calle San Lorenzo. Liliana Girini, especialista en patrimonio y quien estuvo a cargo de la dirección de esa área años atrás, aclaró que es necesario proteger no sólo el frente del edificio sino toda la crujía, es decir, la serie de habitaciones que da a la calle San Martín.
Esas paredes que lograron mantenerse de pie a pesar del paso de los años, guardan en sí mismas la propia historia de los mendocinos de la segunda mitad del siglo XIX.
De acuerdo a los documentos que han perdurado, el terreno sobre el cual los jesuitas se instalaron en este sector de la -por entonces- nueva ciudad, había sido donado por doña Escolástica Ilarnes, una mendocina que formaba parte de una familia acaudalada de la época. Fue en esos años cuando las ocho manzanas que se construyeron a lo largo de la calle San Martín, desde Colón hasta Las Heras, comenzaron a dibujar el radio céntrico como hoy lo conocemos.
Girini explicó que, aunque fue construido de forma austera, el edificio de los jesuitas se destacó por sus características arquitectónicas, coincidentes con el neorrenacimiento italiano.
Al lado de ese terreno, que abarcó casi toda la manzana, la orden construyó una pequeña capilla, que luego fue derribada durante la obra de la iglesia que hoy se encuentra en la esquina de San Martín y Colón. "Esas construcciones datan del primer momento en que se comienza a diseñar la nueva Mendoza", detalló la especialista.