La peatonal Sarmiento, uno de los símbolos urbanos más pintorescos de la Ciudad de Mendoza y verdadero símbolo del centro capitalino, cumple el próximo 5 de agosto 30 años desde su inauguración. En tres décadas, el paseo de que va desde la calle San Martín hacia el oeste, hasta desembocar en la plaza Independencia, se ha convertido en el legado emblemático de la gestión del intendente radical Víctor Fayad, quien sin embargo debió sortear numerosas críticas cuando comenzaron los trabajos, críticas que han quedado desestimadas frente al evidente éxito, en muchos sentidos, que la obra ha tenido.
Apenas comenzaba 1989 cuando Fayad visitaba por primera vez las obras de una calle que, por decisión suya, jamás sería la misma. Bajo el sol de ese enero el Viti sintió, seguramente, mucho calor. Pero la cosa iba seguir caldeada incluso cuando el verano ya hubiera acabado.
La idea de convertir la por entonces avenida Sarmiento en un paseo peatonal, sin embargo, había visto la luz mucho antes de que el radical asumiera, en 1987, como jefe comunal de nuestra capital.
Así lo reconocía la propia municipalidad en una página especial publicada por Los Andes el día de la inauguración. Allí, indicaba que los arquitectos Héctor Carubín, Silvia Ariza, María Eugenia Bargna, María Eslida Torres de García y Carlos Martín "enfrentaron el proyecto con el marco de la Declaración de Mendoza, emanada de la Asociación para la Preservación del Árbol y su Ambiente, que produjo su resultado en 1984".
El plan de este proyecto era, "casi como doctrina, priorizar el desplazamiento de personas sobre el de las máquinas, reintegrando el uso y volumen de la calle al transeúnte". Y también "restablecer gradualmente nuestro ecosistema".
Por eso la visita de Fayad a las obras, el lunes 9 de enero, tenía la importancia propia de quien busca ponerle el pecho a cualquier objeción. Lo acompañaba en la visita el propio Carubín, quien le había puesto sobre la mesa su idea con convicción y a quien guiaba un objetivo que supo repetir varias veces: "la calle no debería ser únicamente un lugar por donde se transita rápido, se compra rápido y se consume rápido, sino también un espacio público donde se convive y se dialoga".
Críticas iniciales
El anuncio de la obra, tras la aprobación unánime del Concejo Deliberante capitalino, se había hecho cuando ya se extinguía el año 1988, el 30 de diciembre, con una conferencia en la que Carubín explicaba que la peatonal abarcaría "el tramo comprendido entre avenida San Martín y Patricias Mendocinas" y que los trabajos irían cuadra por cuadra "para permitir la continuidad del funcionamiento de negocios del lugar".
Sin embargo, como se dijo, pronto comenzaron las quejas. La primera fue de los vecinos, aunque se basó en una confusión. En setiembre de 1988, la calle Sarmiento había sido cortada y allí habían colocado "varios quioscos, similares a los de la plaza Independencia actual. La verdad era algo que se percibió como berreta y las críticas, realmente, no fueron a la peatonal en sí, sino a la estética", rememora Ricardo Ponte, arquitecto, doctor en Historia Latinoamericana por la Sorbona y ex secretario de obras de Capital.
Pero a esas críticas les siguieron otras. Previendo que 1989 era un año de elecciones presidenciales, como es costumbre, la intención era terminar antes de octubre los trabajos. Pero en el municipio pronto vieron que en medio, la celebración de la Fiesta de la Vendimia -con la acostumbrada afluencia de turistas y la cantidad de eventos que se preparan- podían demorar las cosas, así que apuraron la compra de materiales.
Tal combinación de situaciones disparó la alerta política y comenzó la batalla. En marzo, el concejal demócrata Alberto Sánchez elevó un pedido de informes para exigir la fecha de finalización de las obras y el detalle de los materiales adquiridos tras "el decreto 037/89" emitido para tal fin. Según Sánchez se buscaba saber si hubo "abuso de autoridad" o "incumplimiento de los deberes de funcionario público".
Era el primer capítulo de varios otros. A la contienda se sumó luego el PJ, con Ricardo Thomas a la cabeza, en un sentido similar. A todo esto, los trabajos continuaban a paso firme, y el aspecto de la ciudad comenzaba a mostrar cambios evidentes.
Pero Fayad evitó la confrontación directa y ruidosa, más propia del perfil que mostró a partir de 2007, cuando otra vez fue intendente. Aunque el bloque radical del HCD capitalino sí salió a contratacar, y denunció a Thomas de estar guiado por la "falta de información (...) debido a que no estuvo presente en la sesión que se trató el tema".
Modelo terminado
La cosa no pasó a mayores y las críticas se acallaron al concluir, en agosto, las obras. El modelo terminado mostraba una característica propia para cada cuadra. La primera, a partir de la avenida San Martín, con una fuente que "abría" el por entonces llamado "Paseo Sarmiento" (denominación que popularmente fue cambiándose por "Peatonal Sarmiento"). Luego, comenzaba una secuencia de canteros circulares con cuidada jardinería, y árboles entre los mismos para asegurar la sombra. Frente a la salida del Pasaje San Martín se ubicaba la primera pérgola, también con especies florales.
Luego, el segundo tramo (entre las calles 9 de Julio y España) continuaba la línea de canteros, pero incluía lugares de descanso en cada uno de los extremos, que también servían para jerarquizar el centro de la cuadra, con la galería San Marcos en la vereda norte y el templo de Santiago Apóstol y San Nicolás en la opuesta. Entre ambos también se ubicó una fuente.
Por último, la cuadra final (entre España y Patricias Mendocinas), seguía con los canteros, que se interrumpían frente al edificio de la Legislatura, para crear una "plaza cívica" en la que estaba previsto erigir una estatua como "monumento a la democracia", que nunca se construyó.
"La peatonal se convirtió en un lugar apreciado por los turistas, especialmente los días sábados. Pero, además, es un espacio que disfruta diariamente el mendocino, que lo considera directamente un lugar de encuentro", resume Mariana Juri, Secretaria de Turismo, Cultura y Desarrollo Económico de Capital.
Mensaje de unidad
La mejor muestra de que el paseo Sarmiento se había impuesto con la belleza de la obra terminada fue, justamente, el momento de la inauguración. Y es que esa mañana del sábado 5 de agosto, a las 11.30, se cortaron las cintas y ante un millar de personas confluyeron en el acto el propio radical Víctor Fayad y el gobernador peronista José Octavio Bordón. Ambos, en sus discursos, y sin olvidar las elecciones que se avecinaban, convocaron a la "unidad y a trabajar por Mendoza", según la crónica de este diario al día siguiente.
Esa mentada "unidad" (antes la calle se llamaba Unión), sin dudas, es la que 30 años después la Peatonal Sarmiento parece simbolizar. Porque si bien tiene gestores e impulsores, ya no tiene dueño o más bien, tiene muchos: es de todos los que pisan sus adoquines, disfrutan sus fuentes y pisan sus adoquines.
Un cambio de nombre que quedó en veremos
En 2015, el diputado radical Jorge López presentó un proyecto para cambiarle el nombre al Paso Sarmiento. La iniciativa era que se rebautizara "Peatonal Dr. Víctor Fayad", en honor al intendente que gestó la transformación de la arteria, teniendo en cuenta que, en palabras del legislador, es "su obra más emblemática en el inconsciente colectivo de la ciudadanía mendocina".
El proyecto tuvo media sanción de Diputados en octubre de 2015 (poco más de un año después del fallecimiento del homenajeado), pero quedó estancado en Senadores.
Los Andes intentó comunicarse con López para conocer si habría nuevo impulso a este proyecto, pero el diputado no respondió ni los mensajes que recibió ni las llamadas telefónicas.
Actividades para celebrar
La Municipalidad de Mendoza ha preparado festejos para celebrar las tres décadas de la Peatonal Sarmiento. El día elegido para ello no es el 5 de agosto, sino el sábado 3. Según contó Mariana Juri, Secretaria de Turismo, Cultura y Desarrollo Económico de Capital, "las actividades se van a concentrar entre las 11 y las 17". Según siguió explicando la funcionaria, "en esas seis horas, a lo largo de toda la calle, todas las vinerías y cafés van a tener promociones especiales. En cada café va a haber actividades como música y charlas literarias, más shows en las pérgolas". Además, estará "invitada la Banda Viajera y también va a haber un flashmob", adelantó. Por último, el bus turístico tendrá salidas gratis.
Antes la calle se llamaba Unión
Si bien el cambio más importante que la avenida Sarmiento vivió en su historia fue que sus primeras cuadras se convirtiesen en peatonal, la traza original ya había sufrido otro cambio: el de nombre. Esa calle de lo que fue la "nueva ciudad" de Mendoza tras el terremoto de 1861 se llamaba Unión, y mantuvo esa denominación entre 1868 y 1885.
A partir de ese momento, y tras iniciativa municipal, recibió el nombre del prócer sanjuanino.