Paul Hobbs, el "Steve Jobs del vino" -así lo calificó la revista Forbes de Estados Unidos-, llegó a Mendoza esta semana, para cerrar la gira latinoamericana que emprendió por los 20 años de su bodega argentina, Viña Cobos.
Con una masterclass que brindó junto a los enólogos de su equipo, Andrés Vignoni y Facundo Impagliazzo, repasó la historia de la bodega durante las últimas dos décadas y las etiquetas elaboradas. Previo a la degustación, adelantó un gran proyecto que vuelve a tener a Argentina como escenario y a sus vinos como protagonistas.
-¿En qué consistió la gira por América Latina?
-Fue un privilegio para mí hacer este tour y haber estado aquí durante 20 años. Comenzamos la gira en San Pablo (Brasil); estuvimos también en Asunción (Paraguay); por supuesto, en Buenos Aires y finalmente aquí, en nuestra casa. Se pensó como una celebración y una oportunidad para recordar y reflexionar sobre todo lo que ha pasado en estos años. Es un hito; una experiencia tremendamente gratificante.
-¿Cuáles creés que son los hechos más destacados de estos veinte años de la bodega?
-Cuando emprendimos por nuestra cuenta, como hicimos con Luis Barraud y Andrea Marchiori (sus primeros socios en Viña Cobos; actualmente está en sociedad con Molinos Río de la Plata), no teníamos un mapa de acción totalmente definido; entre otras razones, porque no teníamos mucho dinero. Por eso tuvimos que comenzar de una forma muy conservadora. Uno de nuestros principales desafíos era llegar a ser suficientemente fuertes como para crear lo que tenemos hoy. En el inicio tuvimos que construir infraestructura y cultura. No teníamos viñedos propios y no teníamos bodega, y en esa época aquí no era común alquilar otra bodega.
Comenzamos en Finca La Amalia, alquilamos un garaje cerca de la bodega. Fue difícil, no teníamos el dinero necesario para comprar buena tecnología, pasamos por muchas dificultades.
Algo clave aquí fue el momento en que conseguimos producir un vino suficientemente bueno como para que fuera reconocido por la prensa y el público. Tuvimos la suerte de que nuestros primeros vinos fueron bien valorados por los críticos de Wine Spectator en 1999. Esos 92 puntos nos salvaron.
-¿Ninguna otra bodega había logrado ese puntaje en esa época con un malbec?
-No, en ese momento nadie había llegado a ese puntaje. Fue el más alto dado hasta ese momento a un malbec, pero más importante que la calificación fueron las palabras… algo así como ‘este vino sube la vara del malbec” y eso nos puso en primera posición. No teníamos 100 puntos, pero sí teníamos un puntaje clave.
Así Viña Cobos comenzó a crecer y en cierto punto mi visión ya no era la misma que la de mis socios. Yo veía que podíamos crecer a más mercados, mientras mis socios preferían mantenerse en pequeño. Entonces decidimos separarnos y crear nuevas sociedades. A lo largo de ese camino, en lo que más trabajamos fue en la calidad del vino, trabajando con nuestros productores, construyendo nuestro equipo y nuestra cultura.
En el proceso de construir nuestra cultura, también hemos trabajado en refinar el estilo de nuestro vino, porque en los inicios nadie sabía, tampoco nosotros, cómo cultivar y hacer buen malbec. No había otro país ni otra región en el mundo haciéndolo. De alguna forma fuimos los que rompimos el hielo, haciendo algo que nadie había hecho antes. Por supuesto no fue sólo Cobos, toda la comunidad de Mendoza trabajó en ese cambio que se comenzó a construir en el final de los 90.
-Por estos días son muchas las bodegas que cumplen veinte años. ¿Qué ocurrió en 1999? ¿Qué oportunidades vieron?
-Creo que fue la confluencia de varias cosas. La gente comenzó a ver oportunidades… no era fácil comenzar; sin embargo, para mí era el momento correcto. Si querías una parte del pastel, mejor hacerlo antes que después. Las cosas iban a hacerse más caras y cada vez sería más difícil. Por eso yo decidí dejar el trabajo que habíamos estado haciendo hasta entonces (en Catena Zapata) y dije: hemos hecho un buen camino, pero yo quiero comenzar mi proyecto propio.
-¿Cómo sigue, a partir de ahora, el camino de Viña Cobos?
-Nuestro objetivo más cercano está enfocado al trabajo con el terroir, poniendo énfasis en los detalles y en el estilo de los vinos. Explorar otras partes del país, otros varietales. Estamos en una primera etapa; tenemos mucho más trabajo en el tema de definir el terroir. Queremos comprar en otros lugares de Argentina.
-¿Algo que puedas adelantarnos al respecto?
-No… (risas), es sorpresa. Vamos a trabajar en Patagonia con el pinot noir. Nada más por ahora.