Marcos Patronelli llegó al campamento de San Juan exhausto y resignado tras varias horas de amarga espera para ser trasladado por su abandono en la tercera etapa del Dakar, luego de perder ayer el control de su cuatriciclo cuando transitaba el punto más alto de la carrera.
“El Dakar hay que correrlo, es así por más buen piloto que seas; se te cruza una piedra y quedás afuera de la carrera”, indicó el argentino de Las Flores.
El dos veces ganador del rally transitaba a 4.200 metros de altura sobre el nivel del mar cuando su Yamaha perdió potencia en una curva y, al no poder dominarla, decidió tirarse hacia un costado. Su cuatriciclo siguió de largo y cayó unos 600 metros abajo, sin que el piloto sufriera consecuencias. “Falló la inyección del cuatri, hay algo malo ahí. Mientras subía empecé a perder potencia hasta llegar a los más alto, cuando empiezo a ir para atrás”, recordó amargado.
Marcos relató que iba a apenas un 10% de potencia y que cada subida era más difícil llevar el cuatriciclo. Reconoció que quiso pegar la vuelta y que cuando giró el cuatriciclo para atrás, “agarré como una piedra y se empezó a ir”.
El campeón no pudo hacer nada y se bajó con el cuatri en marcha. Lo vio caer, destrozarse 600 metros más abajo. “Voló para todos lados. Me dolió muchísimo verlo así”, confesó con la voz quebrada, y reveló que en soledad le dio mucho miedo pensar cuánto tiempo podría quedarse allí, en el medio de la nada.
Patronelli había terminado segundo la primera etapa y era líder tras la segunda que unió San Luis con San Rafael. Así, debió desertar y la punta de la carrera pasó a manos del polaco Rafal Sonik, quien también se adjudicó la etapa entre Uspallata y San Juan. “Mi madre no quiere saber más nada con que siga corriendo”, cerró Marcos.