El Premio Alfaguara de Novela que acaba de obtener por su novela "Mañana tendremos otros nombres" no es la primera distinción que enciende las alertas sobre las habilidades narrativas de Patricio Pron, que a los 43 años lleva escritos seis libros de relatos y siete novelas ampliamente versátiles en estilos y temas.
Rosarino de origen, Pron partió a Alemania en 2000 para estudiar Filología y ocho años después se radicó en Madrid, donde construyó alguno de los mejores relatos que se han escrito en los últimos años a fuerza de desatender tradiciones y convenciones.
Su primera incursión resonante en la escena literaria se produjo en 2009 con "El comienzo de la primavera", una novela que narra el periplo de un joven filósofo en busca del profesor alemán Hans-Jurgen Hollenbach y que se construye como un policial atípico que se interna en los dilemas ideológicos del siglo XX.
Con "El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan" Pron revalidó su condición de promesa, al igual que con la publicación de su segunda novela, "El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia", donde a partir de una multiplicidad de registros se dedicó a excavar en el pasado de su padre, un militante cuyas ideas marcaron el pulso de la vida familiar.
La flamante conquista del Premio Alfaguara de Novela fue por "Mañana tendremos otros nombres", una obra que resignifica el valor de las relaciones amorosas en sociedades que han cambiado sus modos de organización y empiezan a acusar el impacto de las nuevas formas de intercomunicación que reemplazan el contacto presencial por el fisgoneo virtual en las redes.
Allí, el autor se permite desplegar un repertorio de las tensiones que acechan a las parejas contemporáneas, tal como lo enumeró en el acto realizado en Madrid donde fue anunciado el fallo: "Qué es el consentimiento, qué es una pareja en un momento en el que hay nuevas formas de unión, cómo redefinimos el destino o el azar ahora que tenemos estas herramientas sofisticadas para nuestras relaciones".
"Durante los últimos años he estado pensando en la forma de cómo el pasado condiciona el presente y es precisamente con este libro con el que me atrevo a mirar el presente frente a frente sin ningún tipo de argucia textual, y me permito no dar rodeos a la hora de hablar de lo que realmente me interesa. Es un momento raro porque el pasado sigue siendo algo muy complicado en torno a lo que articular un consenso y el futuro parece haber adelgazado", explicó a la prensa.