Previo a la asunción de Alberto Fernández, cientos de personas se reunieron en Plaza de Mayo para acompañar al nuevo presidente. Y para la militancia, la mejor solución fue volver a un viejo ritual peronista: poner "las patas en la fuente" de Plaza de Mayo.
El calor sofocante y el sol abrasador fueron los causantes de que decenas de militantes pasaran el rato sumergiendo sus pies y también sus cuerpos en la plaza central.
Para el ideario peronista, colocar "las patas en la fuente" es un gesto de fuerte significado político, ya que es un símbolo "fundador" del movimiento que llevó al poder al general Juan Domingo Perón y que cambió para siempre a la política argentina.
La primera vez que se produjo la escena fue en pleno 17 de octubre de 1945, durante lo que más tarde fue bautizado como “Día de la Lealtad” peronista.