La receta se guarda bajo siete llaves desde hace siglos… Se dice que sólo 3 personas conocen los ingredientes y el modo de preparación exacto, pues entonces hay que probarlos y llevarlos de regalo. Los Pastéis de Belém son una tradición en Lisboa y se consiguen en otras locaciones portuguesas, pero el sitio más famoso para comerlos es la pastelería que se jacta de tener la receta desde 1834 y lleva naturalmente el mismo nombre.
También conocidos como pastéis de nata, compuestos de masa hojaldrada y crema, se estima fueron creados en el siglo XVIII por los monjes del convento de los Jerónimos, en la freguesía de Belém. Como consecuencia de la revolución liberal portuguesa de 1820, en 1834 se cerró el monasterio por lo que el panadero del convento vendió la original receta a un empresario. Por esos días los pastelillos ya eran conocidos y representaban un sustento para los curas.
Así Domingos Rafael Alves hizo crecer su negocio que perdura hasta la actualidad con sus descendientes, con los mágicos pasteles. Cuenta la leyenda que cada 31 de diciembre a las mujeres que acrediten llamarse Rebeca se les obsequia una caja de los bocados. Pero nada es gratis. Ellas tendrán que entrar gritando “¡Yo soy Rebeca Jiménez! Hija de Pedro y Concha...y mujer de Salvador, quiero la caja para mi degustación”.Más allá de la puesta en escena es sabido que tanto la pasta como la crema comienzan a elaborarse a puerta cerrada, en la "oficina del secreto", dos días antes de cocinarse.
La pasta es de hojaldre. La crema tiene una base fundamental de yema de huevo, leche y azúcar y por supuesto se encuentran en el registro de marcas y productos. No vaya a ser que algún vivillo se aproveche de los tradicionales pasteles.