El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo el lunes que la reaparición de tensiones entre países ha comprometido los progresos en materia de no proliferación nuclear, lo que se expresa en reservas de 150.000 armas nucleares en el mundo.
Guterres pidió a la comunidad internacional un renovado esfuerzo conjunto para lograr un mundo libre de armas nucleares, a la vez que reprochó a quienes consideran que el planeta es “más seguro” al contar con este tipo de armas.
El alto funcionario consideró: "Hay una ansiedad enorme, justificada, en todo el mundo por la amenaza de guerra nuclear". Fue durante su intervención ante la Conferencia de Desarme celebrada el lunes en Ginebra.
Guterres instó a que los países entiendan que se necesitan más desarme y medidas de control de armas si se quiere preservar la paz global.
La reticencia de numerosos Estados, en particular de las potencias que cuentan con importantes arsenales de armas, bloquea la aplicación de la resolución adoptada hace años en favor de la eliminación total de las armas de destrucción masiva, recordó.
Asimismo, lamentó que los países hayan abandonado el objetivo de larga data de disminuir los gastos militares y reducir sus fuerzas armadas y que, como resultado, el comercio de armas haya seguido creciendo hasta el punto que nunca como hoy fue tan rentable.
Guterres estimó en más de 1,5 billón de dólares el gasto militar anual en el mundo.
Denunció además que las guerras se hayan alejado de los tradicionales campos de batalla para adentrarse en los centros poblados, donde fuerzas gubernamentales y grupos armados utilizan poderosos explosivos “que matan a más y más civiles”.
“Las armas son vendidas y comercializadas como productos de consumo ordinarios”, sostuvo el portugués.
Recordó que incluso el uso de armas químicas -como en Siria- o los ensayos nucleares -principalmente efectuados por Corea del Norte en años recientes- hayan dejado de ser actos que estaban rodeados, por su gravedad, de un gran tabú.
“Frente a esta degradación, la comunidad internacional debe dotarse urgentemente de una nueva visión común de desarme y de control de armas”, invocó.
“Los desafíos son enormes, pero la historia nos muestra que ha sido posible alcanzar acuerdos en estas áreas incluso en los momentos más difíciles”, agregó.
Entre los primeros pasos que se deben dar en esa vía figuran la rápida entrada en vigencia del Tratado para la Prohibición de Ensayos Nucleares y que se garantice la sanción a los responsables de violaciones de la Convención sobre Armas Químicas.
España cuestiona la utilidad del acuerdo
El jefe de la diplomacia española dejó claro que España comparte con los países firmantes del tratado la "voluntad de progresar de manera más decidida hacia un horizonte sin armas de destrucción masiva".
Sin embargo, afirmó que este tratado "puede acabar perjudicando al régimen de proliferación" porque "carece de mecanismos de verificación" y puede acabar introduciendo "una doble legalidad que divida a la comunidad internacional".
El canciller español también recordó que, a pesar de contar con el apoyo de centenares de países, ninguno de las naciones que suscriben el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares impulsado por la ICAN (International Campaign to Abolish Nuclear Weapons) tienen armamento ese tipo.
Un tratado que nunca se cumplió
El Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT, Nuclear Non-Proliferation Treaty, en inglés) constituye un sistema basado en tres pilares fundamentales: la no-proliferación, el desarme y el uso pacífico de la energía nuclear. Estos son sus principales artículos:
1) Los Estados Nuclearmente Armados (NWS) se comprometen a no transferir tecnología nuclear ni tecnología sobre armas nucleares a otros países, ni tampoco a asistir en el desarrollo de tales armas, bajo ninguna circunstancia.
2) Los Estados No Nuclearmente Armados se comprometen a no tratar de desarrollar armas nucleares y por el artículo III a someterse al régimen de salvaguardias totales del Organismo Internacional de Energía Atómica, el cuerpo regulador nuclear de la ONU.
3) Se establece el compromiso de todas las partes de “facilitar el más amplio intercambio posible para los usos pacíficos de la energía nuclear”.
4) Se rescata el derecho inalienable de todos los estados a desarrollar la energía nuclear para fines pacíficos y en concordancia con los artículos I y II.
5) Los Estados Nuclearmente Armados se comprometen de buena fe a iniciar negociaciones para la reducción y liquidación de sus arsenales nucleares. Después de más de 30 años, esto ha quedado tan sólo en una promesa.