Mientras continúa detenido, salieron a la luz precisiones de cómo Naim Vera (19) aplicó su plan siniestro para asesinar e intentar eliminar todo rastro físico de Brenda Micaela Gordillo (24) en su departamento de Catamarca.
Si bien él asegura que la joven le habría dicho que estaba embarazada, esto quedó desestimado por la autopsia: la víctima tenía un quiste en el útero que le impedía tener hijos, de acuerdo con los resultados de la autopsia. Por estas horas, se espera la declaración formal de Vera ante la Justicia previo a la imputación, lo que podrá determinar qué desplegó su ira y saña machista.
Según estiman los médicos forenses, Brenda habría sido ultimada alrededor de las 2 de la mañana. Desmentida la caída de la escalera y la posterior ocultación para no ser inculpado, Naim le colocó un trapo en la boca, similar al de una remera, y la comenzó a asfixiar hasta matarla. En esos segundos, ella intentó defenderse pero de nada sirvió.
El asesino inició su procedimiento para deshacerse de la evidencia. Según la crónica de El Ancasti, a priori se manejan dos hipótesis. Una, que le cortó los brazos y las extremidades inferiores y metió una parte en el asador, que mide unos 40 por 50 centímetros. Después habría colocado el torso y la cabeza. Pero como se habría quedado sin leña y el cuerpo no terminaba de quemarse, Naim decidió repartir lo que quedaba y tirarlo en distintos lugares. En una caja puso el torso y la cabeza, y en una canasta lo poco que quedaba de las extremidades. Así las repartió en la ruta 4 y en un contenedor.
La segunda hipótesis es que envolvió el cuerpo en una frazada y lo puso en la parrilla. Como no se terminó de quemar y se desmembró por efecto del calor, el joven de 19 años ubicó las partes mencionadas en una caja y en una canasta, y las repartió.
Pasaron varias horas hasta que Vera confesara el macabro desenlace de Gordillo. Primero se lo dijo a un amigo, que pensó que era una broma de mal gusto. Luego, se lo confirmó a sus padres, quienes lo asesoraron con un abogado previo a entregarse.
Cuando los peritos ingresaron al departamento donde se cometió el crimen, lo encontraron todo limpio y hasta "lo habían baldeado". Igualmente, en una detallada inspección ocular, se encontraron restos de cabello y sangre. También una cuchilla, que fue secuestrada. Pese al paso de las horas y el meticuloso accionar del asesino, en la parrilla aún había restos de huesos y cabellos, elementos encontrados en una minuciosa inspección. Posteriormente, los peritos encontraron las otras partes del cuerpo en el contenedor. Para entonces, el país ya se había enterado del horror.