Paseos & chocolaterías en Nueva York

Chocolate del bueno en tres formas diferentes, acompañan el recorrido de tres paradas de la Gran Manzana.

Paseos & chocolaterías  en Nueva York

La Maison du Chocolat: macarons en Midtown

A pasos de la Quinta Avenida, de la mítica pista de patinaje, del enorme árbol de Navidad, de los estudios de la NBC y de las luces de Radio City Music Hall, el Rockefeller Center es uno de los clásicos que se visitan el primer día de viaje.

El complejo de edificios construido por la legendaria dinastía en el corazón de Manhattan nuclea coquetas tiendas comerciales de todo el mundo. Las vitrinas de la chocolatería francesa no pasan desapercibidas. Si bien lo tradicional son las trufas y bombones, los macarons son un verdadero espectáculo.

Las variedades rotan, pero es ideal pedir un mix de diferentes sabores para probar: chocolate amargo, chocolate con leche, toffee, caramelo salado, o el relleno de limón y chocolate blanco. La calidad del cacao, la técnica precisa y el packaging -similar al de las mejores joyerías- elevan una experiencia al paso al nivel de lujo.

Dónde. 30 Rockefeller Plaza, 51 W 49th. 
www.rockefellercenter.com/food-and-drink/la-maison-du-chocolat/

Qué visitar. Legoland, la tienda de Lego, donde se puede jugar, probar, armar y desarmar y, por supuesto, comprar. NBC Experience Store, un local con todo tipo de merchandising de los shows de TV de la NBC actuales y los memorables de otra época, desde The Voice y Jimmy Fallon hasta Friends y Seinfeld. El observatorio Top of the Rock.

Jacques Torres: snacks del otro lado del río

Dumbo -nombre que procede de las iniciales de Down Under the Manhattan Bridge Overpass- es un barrio del distrito de Brooklyn situado justo en el espacio apretado de la bajada del puente homónimo y el de Manhattan. La que antes era considerada una zona industrial abandonada, ahora alberga galerías de arte, librerías, restaurantes y tiendas de diseño en los típicos  galpones de ladrillo visto y aspecto industrial, reciclados y con cierto halo misterioso.

Allí encontramos una sucursal de Jacques Torres, una suerte de Disney para los chocolateros, donde no nos daban las manos para comprar bolsitas de celofán transparentes con bocaditos para probar: nueces de Macadamia cubiertas con chocolate con leche, pretzels salados con chocolate, barras de nueces de pecán y chocolate picante y bombones de chocolate 60% con toffee, semillas de calabaza y cerezas, entre otro millón de opciones.

Además, cookies gigantes de chocolate con nueces, de doble o triple chocolate, y latas de cacao belga para preparar chocolate caliente en casa, cuando uno vuelva a estar lejos de todos esos manjares. Ahí mismo hay cafetería y helados.

Hay varias sucursales en Manhattan: Grand Central Station, Soho, Noho, Upper West Side y Midtown, entre otras.

Dónde. 66 Water Street, Dumbo, Brooklyn.

www.mrchocolate.com

Qué visitar. Main Street Park y Brooklyn Bridge Park, allí están las mejores vistas de la urbe. Es un buen lugar para llevar los chocolates y un café e improvisar un picnic.

Chocolate caliente en la Biblioteca

Uno de los pulmones más lindos de la ciudad es Bryant Park, el “patio trasero” de la Public Library, el lugar que en las noches de verano tiene ciclos de cine al aire libre, el del carrusel, el de la fuente que se congela.

El que de octubre a marzo monta la Winter Village, una feria de stands y tiendas (desde decoración, artesanías y accesorios hasta ropa y golosinas) y una pista de patinaje sobre hielo a cielo abierto ¡gratuita!

Entre esos locales aparece Max Brenner, un “chocolate bar” conocido y diseminado en todo el mundo, para comprar un maravilloso, espeso, oscuro, humeante y aromático chocolate caliente para disfrutar de las bajas temperaturas del hemisferio norte al aire libre.

Chocolate posta, del belga, nada de cacao en polvo azucarado a secas. Va perfecto con una galleta enorme de chips de chocolate amargo, que se auto promocionan solas desde sus peceras de vidrio.

Dónde. 41 W 40th St. www.wintervillage.org

www.bryantpark.org

Qué visitar. La Biblioteca Pública es una parada obligatoria. Hay que recorrer todos sus salones y pasillos, caminar sus escaleras de mármol, detenerse a contemplar los techos pintados y hacer una parada en el gift shop, lleno de chiches y caprichos para fanáticos de la lectura y el arte, donde comprar libros clásicos o para pintar, rompecabezas, mapas, lápices y accesorios de escritorio.

Saliendo de allí por la Quinta Avenida y en dirección al norte de la isla, se puede llegar caminando hasta el Central Park.

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