En el pasado, las viviendas grandes, con amplios espacios con vegetación, favorecían que las mascotas estuvieran en un ambiente más natural. Sin embargo, ahora es bastante común que las familias habiten casas pequeñas, con patios chicos y embaldosados, o departamentos.
En este contexto, el paseo diario de los perros se transforma en una necesidad para asegurar el bienestar físico y psicológico del animal. Pero también del dueño, ya que la actividad compartida beneficia a ambos.
Para el perro
La médica veterinaria Jennifer Ibarra comentó que así como las personas que viven en departamentos y viviendas pequeñas suelen salir a espacios abiertos para distraerse, la salud mental de los perros también depende de su enriquecimiento, ya que no hay que olvidar que tienen vida intelectual.
El paseo cotidiano con el dueño involucra tanto la complicidad de hacer algo juntos, como la posibilidad de encontrarse con pares.
Sin embargo, en su consultorio suele ver muchos perros obesos pese a que les dan alimento light, porque sólo los sacan para hacer sus necesidades pero no para una caminata. El motivo que plantean los propietarios, detalló, es que no tienen tiempo. Y de hecho, cada vez optan más por los gatos como mascotas, ya que requieren menos cuidado.
Ibarra indicó que cuando se trata de un perro adulto, una vuelta a la manzana resulta suficiente, pero si es un cachorro lo conveniente es cansarlo. De este modo es menos probable que rompa cosas, lo que suele ser una conducta indicadora de ansiedad. Pero advirtió que tampoco es una opción abrir la puerta y soltarlos solos, ya que se corre el riesgo de que lo atropelle un auto o que lastimen a alguien.
Para el ser humano
El cardiólogo Andrés Donadi señaló que caminar al menos 40 minutos diarios es saludable para el corazón y para el resto del organismo, músculos y articulaciones.
También es recomendable andar en bicicleta o nadar, pero recalcó que caminar es un ejercicio excelente. En este marco, los perros suelen generar la obligación de salir a pasear con ellos, lo que termina siendo beneficioso para ambos.
El médico comentó que vive en el Centro y que, tanto cuando sale temprano a la mañana como cuando vuelve a la tarde o noche, ve una cantidad importante de gente que está afuera con sus mascotas.
Pero resaltó que, para que realmente sea una buena actividad para el animal y el dueño, se deben destinar unos 30 a 40 minutos diarios y que lo único que hay que cambiar con la edad es el ritmo de la caminata.
Un vínculo especial
El etólogo Konrad Lorenz, plantea la psicóloga Ana María Llanos, estudió la conducta de los animales y cómo se relacionan con el hombre. Descubrió que la primera persona con la que tienen contacto les deja una impronta imborrable, un vínculo en el que el animal se reconoce.
El significado de esa relación para el ser humano dependerá de qué lugar ocupa en el hogar como ambiente físico, pero también en el modo en que se integra al orden familiar, cuáles son las pautas de esa convivencia.
En nuestra cultura, indicó Llanos -quien es jefa del servicio de Psiconeuroinmunología del hospital Lagomaggiore-, en general se observa una relación de afecto y, por parte del animal, de cuidado, lealtad. Esto es muy evidente en el modo en que el perro cuida a los niños o se interpone entre alguien de la familia y un potencial agresor.
Sobre las caminatas compartidas, Llanos consideró que pueden responder a las necesidades de estar al aire libre, en contacto con la naturaleza y en movimiento, que tienen tanto el ser humano como el perro. Esto, ya que antes las mascotas podían estar en patios amplios, con vegetación, y también en la calle, cuando algún integrante de la familia se sentaba en la vereda.
Además, al salir de paseo juntos, si bien se irán comunicando, cada uno tendrá una experiencia particular. Probablemente el perro sienta que está cuidando a su dueño y el hombre se sienta acompañado.
“El conocimiento de la etología animal, que permite comprender conductas humanas, hoy deberíamos referenciarlo para recuperar valores que han disminuido en nuestra sociedad: apego, lealtad, compañerismo y, por qué no, amistad”, concluyó Llanos.
Con bolsita, cadena y bozal
La mirada que Mora, una labradora chocolate de 3 años, le dirige a Eugenia Genest mientras caminan no deja dudas del afecto. Todos los días, explica la dueña, sale con ella a las 7 de la mañana, al mediodía la saca su esposo y a la tarde otra vez ella, cuando regresa del trabajo. Si están cansados, tal vez se sientan en uno de los bancos de la ciclovía de Godoy Cruz mientras la perra deambula, pero otros días corren o andan en bicicleta y ella va al lado.
"A veces está frío o llueve pero igual salimos porque sabemos que tiene que pasear”, comentó Eugenia. Es que viven en un departamento y la perra necesita -detalla- hacer sus necesidades (para lo que llevan bolsitas), moverse libremente e interactuar con otros perros.
Cristian Gómez reconoce que intenta hacerse un tiempo para pasear a Luna (8 meses) unas tres veces por semana, porque tienen un pequeño patio pero es de baldosas. Si bien cada día dan una vuelta a la manzana, ambos disfrutan de un paseo un poco más largo, que suele terminar con algunos juegos en el césped. “De paso hago actividad yo. Sobre todo es una compañía, voy con ella en lugar de ir perdido con los auriculares”, detalló.
Juan José Mancuso, Alicia Bonaffini y Jordi (2) tienen un ritual de lunes a viernes: alrededor de las 5 de la tarde salen a caminar por la ciclovía. De esta manera, todos hacen ejercicio y se despejan un poco.
El hombre, sin embargo, indicó que hay personas que no llevan a sus perros con cadena y bozal, en particular cuando se trata de animales peligrosos. De hecho, el pequeño caniche ya ha sido atacado en dos oportunidades por otros y ahora su dueño está preparado para subirlo cuanto antes con el arnés.
Cuidado con los horarios
El médico veterinario Manuel Godoy coincidió en que es bueno sacar al perro para que gaste energía, sobre todo si es muy activo y/o vive en un espacio chico. Pero también que se deben tener en cuenta la temperatura, el ambiente y la edad.
Así, destacó que hay que recordar que la vida del perro es más corta y se deteriora rápido, por lo que a partir de los 8 años es conveniente consultar con el veterinario para saber si puede acompañar el ritmo de ejercicio del hombre -en el caso de los dueños deportistas- o necesita una actividad más tranquila (además de dieta y medicación).
En cuanto a las temperaturas, indicó que en la provincia, en verano, se calienta mucho el pavimento y los perros se pueden lastimar sus patas, ya que obviamente no llevan zapatillas como los humanos, por lo que se debería elegir horarios adecuados para ellos.
Otro elemento de la tenencia responsable es levantar la materia fecal del perro, algo que muchos vecinos hacen pero varios otros no. Asimismo, planteó que hay que entrenarlo para ese paseo y llevarlo con correa y bozal; aunque reconoció que muchas personas prefieren no usar este último ante la eventualidad de sufrir un ataque.