Pascua en la agrietada Argentina . Por Vicente S. Reale

En estas pascuas únete a otros para mejorar nuestra Argentina, para que la justicia llegue a todos.

Pascua en la agrietada Argentina . Por Vicente S. Reale
Pascua en la agrietada Argentina . Por Vicente S. Reale

Pascua es sinónimo de vida, de renovación, de alegría, de fraternidad, de buenos deseos y de buenas obras.

Desde que nació hasta que murió, Jesús vivió renovando cada día su vida y la vida de tantos otros. Es la Vida que no nace ni muere, como los vivientes que viven de verdad.

Jesús renovaba la vida cuando se compadecía y curaba, cuando tocaba a los intocables, cuando escuchaba historias de dolor y contaba parábolas de desafío, cuando denunciaba las mentiras y los abusos, cuando anunciaba que otro mundo mejor es posible en éstas, nuestras pobre manos.

La resurrección de la Vida tiene lugar desde el comienzo del mundo -si hay un comienzo- y seguirá teniendo lugar hasta el fin del mundo -si hay un final.

Resucita la semilla en la flor, el árbol en la semilla, la flor en el árbol, la Vida en la Tierra, el Espíritu en la materia, Dios en el cosmos.

La vida resucita cuando triunfa la bondad, la justicia, la verdad, y somos felices.

La vida resucita en todo hijo y en toda hija. La vida resucita en el hijo cuyo padre fue asesinado cobarde e impunemente y ese hijo tiene fuerzas para no buscar la venganza. La vida resucita en la hermana de un joven torturado, asesinado y desaparecido, y ella nunca se entregó al odio.

La vida resucita en el sin trabajo que lucha y en la persona deprimida que se levanta de la postración gracias al cuidado, la amistad y al Espíritu que vive en todo.

Amiga, amigo, ¡es tu Pascua! Tú también eres el Viviente, la Viviente, en la gran Comunión de todos los seres del universo.

Abre los ojos como María de Magdala y los discípulos de Emaús. ¡No temas! Recibe y celebra tu vida, y cuídala en medio de todas tus cruces y luchas. La Vida puede más.

Únete a otros/as para mejorar nuestra Argentina, para que la justicia llegue a todos, para que a nadie le falte el pan de cada día ni el trabajo para ganárselo.

Actúa con tu conciencia de bien, aunque otros/as no lo hagan. No vendas tus convicciones al (¿mejor?) postor.

Recuerda aquello de “honrar la vida”.No sólo perdurar. No sólo pasar. Sino estar. Estar para amar, para dar una mano, para sonreír y agradecer, para compartir y vivir.

Si en tu corazón hay una fe en lo Trascendente y en el Misterio que es toda vida, aférrate a ella y junto a otras y otros “celebra la vida”. ¡Es tu Pascua!

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