Muchos mendocinos eligieron pasar el primer día de 2018 al aire libre. Algunos optaron por compartir el día en familia y refrescarse en una pileta, mientras otros prefirieron un parque, como el Central o el San Martín. Las rondas de mate o gaseosa, en las que no faltaron el típico budín o pan dulce, se disfrutaron al ritmo tranquilo del día después del festejo de Fin de Año.
Flavia, Luis, Valentina y Martina estaban jugando a las cartas en torno a una mesa en el espacio verde que rodea a la piscina del balneario El Olmo. Padres e hijas contaron que habían llegado después de almorzar y que estaban esperando a que bajara un poco el sol para meterse al agua.
En cambio, Daniel, Eva, Mayda, Ariadna, Ariel, Lucía e Ivana se habían levantado y partido hacia la pileta, poco después de las 12, con la comida que habían preparado el 31 para llevar. Además, habían llevado una frazada para echar sobre el pasto y que, quien quisiera, durmiera una siesta a la sombra de los árboles.
Irene comentó que con su nuera Vanesa son socias del balneario, por lo que van con frecuencia y suelen pasar allí las fiestas. Si bien habían compartido un asado con el hijo, él después se fue a trabajar y ellas se quedaron con Nerea, las dos Micaela y Maximiliano.
Nancy, Nadia y Ana, madre e hijas, disfrutaban una ronda de mates con pan dulce, mientras esperaban que llegara otra de las hermanas. Las mujeres contaron que también habían ido a la pileta el día de Navidad.
El Parque Central y el General San Martín fueron otros sitios elegidos para estar en un espacio abierto. En el espacio verde ubicado en la Cuarta Sección había niños en los juegos infantiles, pero también otros que se habían metido al agua del estanque, y numerosos grupos familiares distribuidos por el paseo.
Verónica había llegado con el pequeño Juan Gael desde Misiones para visitar a su hermana Tamara, su cuñado Jonatan y su sobrina Giuliana, y los cinco salieron por la tarde a pasear. Sentados en la parte alta de la loma que da a calle Mitre, se refrescaban con un tereré preparado con jugo y yerba misionera.
Joel, Flavia, Natalia y Caty estaban sentadas en reposeras, mientras Rodrigo, Yago, Thyan, Luis y Brian jugaban un poco a la pelota y se acomodaban después sobre un acolchado. El plan de salir a distraerse, contaron, salió “de la nada” ya que no es habitual que vayan al Parque Central.
En el Parque San Martín había algunas personas caminando y otras andando en bicicleta, pero muchas más sentadas, reunidas en grupos. Carlos y Francis se habían ubicado un banco en el Rosedal, mientras Belén y Gisela habían optado por el pasto. Los cuatro compartían una ronda de mates. “Siempre el parque es más fresquito”, señaló él sobre el motivo que los llevó a ir.
Nora y Julián, de Buenos Aires pero viviendo en Mendoza, habían salido a pasear con las dos Alejandra que los visitaban desde su tierra natal. Una manta sobre el suelo, mate y licuados era todo lo que necesitaban para distenderse a metros del lago.