En el cierre del ciclo pedagógico anterior, distintas problemáticas estaban en debate en el ámbito de la educación y una de ellas, a nivel legislativo, era el proyecto de ley para crear un régimen de pasantías en la educación secundaria, iniciativa propuesta por la senadora Mariana Caroglio (UCR).
Según su autora, esta propuesta procura hacer más natural y cotidiano la incursión de los estudiantes en el mundo laboral, no sólo como una forma de insertarse en el futuro, sino también como medio para ganar experiencia y práctica .También para generar en los jóvenes el sentido de,la responsabilidad y la importancia que el trabajo tiene en la vida de las personas y en la economía misma.
En no pocos colegios técnicos esta modalidad se implementó durante mucho tiempo y los resultados obtenidos fueron óptimos para los chicos, inexpertos en un primer momento pero con expectativas reales de asimilarse rápidamente a los procesos industriales de las compañías que hacían la contratación.
Estas dejaron de emplearse por dificultades operativas y de costos de las compañías adherentes y fue así que los alumnos perdieron una oportunidad real de poner en práctica los desarrollos teóricos y prácticos que recibían en las instituciones a las que concurrían.
De aprobarse este proyecto en el próximo período ordinario de sesiones legislativas, con su posterior reglamentación, el estudiantado podría adquirir una experiencia que lo calificaría mejor para los empleos a los que se intenta acceder luego de varios años de estudio.
A nivel provincial se pondría en marcha un marco legal de regulación de esta actividad, lo que dejaría al arbitrio o responsabilidad de cada establecimiento la realización de las prácticas. Pero al darle un marco normativo a la actividad, se regularizaría la situación de las pasantías a nivel provincial, estableciéndose bases mínimas de funcionamiento.
Por otra parte, mejoraría la formación de los educandos en varios aspectos. El principal estaría dado por la adquisición de experiencia, que hoy no todos tienen, ya que muchos salen del nivel medio con buenos conocimientos teóricos pero sin algo que los prepare para, como se dice comúnmente, “enfrentar las exigencias de la calle". Esto hace que los jóvenes, naturalmente inexpertos, se den de bruces con una realidad que les es ajena y deban aprender de golpe a manejarse en el mundo laboral, a veces con suerte dispar.
Implementar este sistema permitirá que los estudiantes que salgan de las aulas y talleres de práctica y accedan a una pasantía para que adquieran una mejor visión de cómo es la realidad en el trabajo, qué pasa si no se es responsable, si no se cumplen horarios junto a otros requerimientos y qué ocurre, por el contrario, si se adoptan esos parámetros. "Experiencias -sostenía la legisladora auspiciante- que la por sí sola, la escuela no puede brindar completamente".
Respecto a la onerosidad de la iniciativa, para el Estado no sería gravoso, ya que la Dirección General de Escuelas (DGE) debería limitarse a ser autoridad de aplicación y celebrar convenios - marco con las entidades, en los que los colegios se puedan basar para celebrar sus acuerdos.
Por otra parte, el tema de la cobertura es un seguro accesible y de hecho hoy hay escuelas que lo pagan.
Respecto a la deserción, el régimen pretende que no implique un desgaste y que el alumno no vaya a abandonar los estudios. Por eso se estipulan cargas horarias mínimas y máximas y una duración de no más de 6 meses. También se regulan las actividades a realizar en las pasantías.
