Pasajeros de líneas aéreas no lo perciben pero están siendo movilizados por más tecnología

Los gobiernos y la industria del turismo se apoyan en la inteligencia artificial para procesar más viajeros con mayor velocidad.

Pasajeros de líneas aéreas no lo perciben pero están siendo movilizados por más tecnología
Pasajeros de líneas aéreas no lo perciben pero están siendo movilizados por más tecnología

Los aeropuertos, por lo general rodeados de vecindarios, carreteras o agua, ya están teniendo dificultades para lidiar con el creciente número de viajeros aéreos. Además, según una asociación comercial de aerolíneas, se espera que ese número siga subiendo a más de 7000 millones de personas a nivel mundial para 2035, casi duplicándose desde 2016.

Así que mientras los aeropuertos están expandiendo sus instalaciones físicas donde pueden, los gobiernos y la industria del turismo están apoyándose más fuertemente en la tecnología, especialmente en la inteligencia artificial, para procesar a más viajeros con mayor velocidad.

Los aeropuertos en Osaka (Japón) y Abu Dabi han probado quioscos autónomos de registro que se mueven por sí solos para ayudar a controlar los picos en el flujo de pasajeros.

El Aeropuerto Internacional de Seattle-Tacoma y el Aeropuerto Internacional de Miami son algunos de los que están utilizando sensores visuales para monitorear la extensión de las filas de pasajeros y la velocidad con la que las personas se están moviendo a través de los controles de seguridad. Los administradores pueden usar esa información para ajustar los lugares donde necesiten asignar más trabajadores o enviar pasajeros a filas más cortas. Los pasajeros pueden ver cuánto tendrán que esperar en señalizaciones o en una aplicación para el teléfono. La meta es ayudar a reducir las preocupaciones de los viajeros acerca de si podrán abordar su vuelo a tiempo.

Para los vuelos internacionales, cada vez más aerolíneas están instalando las que se conocen como "puertas de autoembarque", que usan una cámara para capturar y comparar una fotografía del viajero con la que fue tomada para el pasaporte de esa persona y otras fotografías registradas en los archivos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos. Las puertas, que usan tecnología de reconocimiento facial, reemplazan a los tradicionales agentes que verifican pases para abordar y documentos de identidad.

El siete por ciento de las aerolíneas han instalado algunas puertas de autoembarque, y cerca de un tercio de todas ellas planean usar alguna variedad de estas puertas para fines de 2022, de acuerdo con SITA, una compañía de tecnología que brinda sus servicios a cerca de 450 aeropuertos y aerolíneas. Sherry Stein, directora de estrategia tecnológica de SITA, afirmó que los objetivos son reducir las molestias a los pasajeros, acelerar el abordaje e incrementar la seguridad.

Sin embargo, existen preocupaciones sobre la privacidad del uso de las fotografías. El público en general no recibe mucha información acerca de cómo serán usadas o archivadas las imágenes, afirmó Oren Etzioni, director ejecutivo del Allen Institute for AI en Seattle.

Una tecnología similar a la que se usa en las puertas de autoembarque está siendo implementada para la llegada de algunos pasajeros extranjeros a Estados Unidos. Por ejemplo, el Aeropuerto Internacional de Miami empezó a utilizar la evaluación por reconocimiento facial en sus lugares de llegadas de pasajeros internacionales en 2018, y reportó que la tecnología puede evaluar hasta diez pasajeros por minuto. Los viajeros que ya hayan estado previamente en Estados Unidos se dirigen a las estaciones de reconocimiento facial, y un agente de aduana revisa sus pasaportes para asegurarse de que sean válidos. Los visitantes primerizos todavía deben mostrar un pasaporte o una visa y permitir que les capturen y registren sus huellas dactilares y fotografías.

Parte de la nueva tecnología está diseñada para reducir las brechas de los idiomas. El Aeropuerto Internacional John F. Kennedy en Nueva York instaló recientemente tres dispositivos de traducción de inteligencia artificial en tiempo real de Google, en puestos de información en varios puntos del aeropuerto. Los viajeros eligen su idioma en una pantalla de mostrador y hacen sus preguntas en voz alta al dispositivo, el cual repite la pregunta en inglés al funcionario en el puesto de información. El funcionario responde en inglés, y el dispositivo traduce en voz alta la respuesta a los viajeros.

La inteligencia artificial también está siendo usada tras bambalinas para reducir el tiempo que los aviones pasan en las puertas entre vuelos, lo que puede traducirse en tiempos de espera más cortos para los pasajeros que ya han abordado y se han sentado dentro del avión. Los aeropuertos Gatwick de Londres, Jean-Lesage de la ciudad de Quebec y Cincinnati/Norte de Kentucky son parte de los cerca de 30 alrededor del mundo que están probando o instalando un sistema visual de inteligencia artificial creado por la compañía suiza Assaia. El sistema utiliza cámaras enfocadas a un avión estacionado en su puerta para rastrear todo lo que sucede luego de que la aeronave aterriza: cuánto tiempo le toma llegar a los camiones de combustible y alimentos, si la puerta de carga está abierta e incluso si los empleados en la pista están usando sus chalecos de seguridad.

Si bien los humanos pueden realizar cada una de estas tareas, monitorear y analizar las operaciones de estas variadas funciones puede acelerar la reactivación del avión y prevenir accidentes, de acuerdo con Assaia. Por ejemplo, luego de que el mismo avión ha sido grabado realizando cientos de reactivaciones en un aeropuerto particular, el sistema de inteligencia artificial puede identificar los elementos o situaciones que por lo general causan retrasos, y los administradores pueden realizar las correcciones necesarias. Accidentes como lesiones del personal o choques de vehículos de servicio también pueden ser analizados para detectar sus causas.

El tiempo que tarda un avión en esperar a que una puerta esté disponible después de aterrizar o en fila para despegar, también podría ser optimizado. Un grupo de SITA dedicado a los sistemas de gestión de aeropuertos está ayudando a diseñar una tecnología que pueda sintetizar datos de muchas fuentes, incluyendo modificar los tiempos de llegada de aeronaves, las condiciones climáticas en los aeropuertos de destino y temas logísticos para mejorar los horarios en la pista y las asignaciones de las puertas.

El software de inteligencia artificial también puede marcar la diferencia en los algoritmos de reservas de vuelos, afirmó Etzioni. Cuando el clima o problemas mecánicos afectan el viaje, la velocidad de las aerolíneas recalculando, redireccionando y reprogramando importa, afirmó.

Los flujos de datos se vuelven más complejos cuando se considera a todo el aeropuerto, afirmó Stein de SITA. Algunos aeropuertos están creando un "gemelo digital" de sus operaciones —al usar locaciones centrales con conjuntos de pantallas que muestran tanto los sistemas, personas y objetos en el aeropuerto, como las ubicaciones de los aviones y actividad de las puertas, extensión de las filas en los controles de seguridad, así como la calefacción, refrigeración y condición de los sistemas eléctricos— monitoreado por empleados que pueden solicitar asistencia cuando se necesite. Estos sistemas digitales también pueden ser usados para ayudar a planificar situaciones de emergencia.

Los mismos tipos de sensores usados para suministrar datos a los gemelos digitales, están también siendo utilizados para prevenir averías de equipos. Karen Panetta, decana del posgrado de Ingeniería de la Universidad Tufts y miembro del Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, afirmó que usar cámaras térmicas portátiles antes del despegue y después del aterrizaje puede alertar al personal de mantenimiento sobre si hay alguna área dentro del motor o el sistema eléctrico del avión que esté más caliente de lo normal, lo que por lo general es una señal de que algo podría estar fallando. La alerta ayudaría al personal a planificar las labores de mantenimiento inmediatamente, en vez de tener que sacar de servicio a la aeronave en un momento inesperado, lo que causa inconvenientes a los pasajeros.

Por el momento, son las personas y no la tecnología las que evalúan la mayoría de los datos recolectados, afirmó Panetta. Pero con el tiempo, con suficiente información acumulada y compartida, más sistemas de inteligencia artificial podrían ser construidos y preparados para analizar los datos y recomendar acciones con mayor rapidez y a menor costo, afirmó.

La fila en un control de seguridad en el Aeropuerto Internacional de Seattle-Tacoma en Seattle, el 16 de febrero de 2020. (Miles Fortune/The New York Times)

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