En Ucrania cayó el gobierno de Víctor Yamukôvich quien, si bien podía imputársele una cierta corruptela e ineptitud, era por lo menos un mandatario surgido de elecciones democráticas. Fue derribado por el pueblo y destituido por el Congreso Nacional el 22 de febrero de 2014. A esta acción popular se la llamó "revolución de Euromaidán", porque así se denomina la plaza que la oposición convirtió en su fortaleza y donde se realizaron las principales y multitudinarias manifestaciones antigubernamentales.
La plaza Tiananmen en China y en México la plaza de Tlatelolco, fueron escenarios de una brutal represión en la que murieron cientos de estudiantes. No ocurrió lo mismo en Euromaidán, o en Tahrir en El Cairo, en donde el pueblo amotinado logró sus objetivos.
Volviendo a Euromaidán
Hay quienes sostienen que el guión de las protestas fue escrito en la Casa Blanca y persigue como objetivo atacar a Rusia.
Putin, en Bruselas, manifestó que la Federación Rusa no tenía el propósito de intervenir en los asuntos internos de su vecino. Esto lo manifestó a fines de enero de 2014, pero los acontecimientos posteriores se han encargado de desmentir dicha expresión política.
Lo cierto es que Rusia considera propios a los países, hoy independientes, que formaron parte de la ex URSS, cuya "implosión" facilitó la independencia de las numerosas nacionalidades que la integraban. Éstas aprovecharon la coyuntura para escapar de la enmohecida cortina de hierro, proclamando su soberanía. Este fenómeno se dio tanto al Oeste como al Este de los Urales.
Desde el 24 de noviembre de 2013 la policía y los partidarios de integrarse a la Unión Europea se enfrentan en luchas campales en las calles de la capital de Ucrania. Las protestas son diarias incluyendo una huelga general. El clima imperante se parece a la revuelta anterior pero ahora ha corrido mucha sangre.
Ucrania, con una superficie de más de 600.000 km2 y una población de 45.593.300 personas en 2012, ocupa una posición privilegiada.
En el actual conflicto, la mecha fue encendida por la negativa del gobierno de llegar a un acuerdo con la Unión Europea (UE) a cambio de fortalecer sus lazos con la Federación Rusa.
Fundamentos de orden geopolítico que dan sustento al desasosiego que vive Ucrania
La ex Unión Soviética, mutilada territorialmente luego de la implosión que desintegró al vasto imperio, reducido a lo que podemos llamar sus límites naturales, aspira a su reconstrucción, por lo que le molesta la intrusión de potencias extranjeras en lo que considera su área de influencia.
En lo que respecta a Crimea, constituye su única salida al mar cálido, utilizable durante todo el año y que le ubica con celeridad en el Mediterráneo y en el corazón de Europa. Claro que para llegar al Mediterráneo debe cruzar por los estrechos turcos del Bósforo y los Dardanelos.
El territorio de Ucrania, por la fertilidad de sus tierras es un importante productor de cereales, granos y oleaginosas. Además, el principal comprador de los productos ucranianos es Rusia, en el orden de un 40%. Si bien Ucrania no es un país petrolero o gasífero, por su espacio pasan gasoductos que conducen esa vital riqueza energética a Europa.
¿Y si Ucrania cierra los conductos? La crisis actual de Ucrania nos hace recordar la de 2009, cuando el conflicto entre Ucrania y Rusia provocó la interrupción del suministro de gas y una crisis energética que afectó a 18 países del Viejo Continente, la que se prolongó por dos semanas. Como consecuencia, el precio del gas natural en el mercado spot aumentó 40%.
Con respecto a qué papel juega China en este conflicto, debemos tener en cuenta dos datos muy importantes; por una parte, Rusia es su habitual aliado en los conflictos que mantiene con Occidente y ambos esperan alcanzar un comercio bilateral del orden de los 100.000 millones de dólares; por la otra, China es el segundo mayor socio comercial de Ucrania. Resultado: China apoya la solución pacífica del conflicto.
Si la crisis de Ucrania se extendiera más allá del verano podría complicar el panorama en el resto de Europa dado que el gasoducto Brotherhood -que conecta Rusia con varios países de ese continente a través de Ucrania- transporta 15% del gas natural que se consume.
Pero Europa dispone de nuevos gasoductos alternativos que no pasan por Ucrania, como por ejemplo Nord Stream, inaugurado en 2011. Otras causales geopolíticas que agudizan el conflicto entre Rusia y Ucrania, es la separación que existe en su población entre rusos y rusoparlantes, que ocupan la parte más externa y limítrofe con Rusia, en donde forma como una península rodeada totalmente por aquel país, lo que constituye desde el punto de vista geopolítico una posición muy vulnerable, máxime si es la más desarrollada y su población es más favorable a un entendimiento con el país eslavo. Hasta podrían ocurrir episodios más graves como la autonomía o, lisa y llanamente, algo parecido a lo que aconteció en Crimea.
Crimea es tierra de rusos, que siempre perteneció a dicho país. Cuando Nikita Kruschev, de nacionalidad ucraniana, decidió pasar la península a la jurisdicción de Ucrania, en 1954, no hubo consulta de ningún género, claro que en aquel entonces tal desprendimiento tenía mucho menos importancia de la que posee en la actualidad, por pertenecer todos a un mismo Estado.
En el reciente referendo, la población de la península aprobó, con un aplastante 97% su deseo de volver a pertenecer a Rusia. El resultado estaba cantado de antemano. Si más o menos ese mismo porcentaje son rusos o hijos de rusos ¿qué resultado adverso podría haber?
Es lo mismo que hubiera resultado si se realizaba, en las islas Malvinas, una consulta semejante, con 2.500 ingleses o kelpers viviendo en las islas usurpadas.
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