El equipo de mate, infaltable. ¿Películas?, de todos los géneros entretenidos posibles. Y, lógicamente, un rosario para ir preparando el ánimo y el corazón. Es parte de lo que cargaron en sus mochilas los 171 peregrinos que ayer se subieron a un micro para, el lunes, llegar a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Es que con tal de ver al Papa Francisco, quien presidirá el evento, estos católicos no tuvieron ningún drama en emprender este larguísimo viaje hasta Brasil, lugar en el que se llevará a cabo. Allá se reunirán con los otros grupos que fueron partiendo desde el 12 de julio y que se calcula sumarán unos 600 mendocinos.
Con banderas, que diseñaron especialmente para la ocasión, los jóvenes se tomaron fotos y abrazaron emocionados a sus familias y amigos que se acercaron hasta la Terminal del Sol para despedirlos. La alegría y la expectativa por lo que, imaginan, significará para ellos esta jornada eclesiástica, ya se percibía en la sonrisa de cada uno de ellos.
Desde el Equipo Pastoral de Juventud, encargado de organizar la partida mendocina, comentaron -antes de subir al colectivo- que estaba todo en orden y ya estaba preparadísimos para llegar a Río de Janeiro.
“Estoy nervioso, pero muy bien. Salimos hoy (por ayer a las 3 de la tarde), mañana hacemos noche en Paso de los Libres (Corrientes) y el lunes 22 por la tarde llegamos a Río. Llevamos películas, muchas, juegos y seguro rezaremos un rosario. Quiero agradecer mucho a Aymará (la empresa de turismo que armó el paquete de traslado) porque se portó excelente. Nos organizó y facilitó todo”, comentó Nicolás Ruggeri (27), uno de los miembros del Equipo Pastoral.
Por su parte, los jóvenes que se distribuyeron en los tres micros que salieron juntos, charlaron con Los Andes antes de partir.
“Me acaban de decir que ¡soy la menor de todo el grupo! Estamos re emocionados, esperando a llegar para ver a toda la gente que irá. Nosotras habíamos empezado a pagar el viaje hace un año, cuando el Papa era Benedicto XVI, y enterarnos que ahora hay un Papa argentino fue una bendición. Lo que más me emociona es el Espíritu (Santo) que une tanta gente y la intención de todos los que van de acercarse a Dios”, contó Valentina Lazayote (16), que va con su hermana Ailín (18).
Quien agregó: “Me encanta la experiencia que vamos a vivir. Quiero ir a la JMJ porque todo lo bueno que puede pasar en un viaje, está allá. Es como un retiro espiritual muy largo. También está bueno para demostrar que la religión no es algo monótono, aburrido y estructurado como se cree”.
El caso Valentina es particular, ya que decidió no hacer su viaje de egresados para poder ahorrar dinero e ir a ver su “querido Papa Francisco”. Por eso ella, al igual que todas las personas que se embarcaron en esta aventura, no tiene problema de dormir en el piso de alguna escuela o donde les toque.
“Todavía no sabemos en qué lugar vamos a parar. Nos enteramos cuando lleguemos a Brasil. Siento mucha alegría, estamos todos súper contentos. Hicimos un montón de cosas para conseguir la plata. En Navidad pintamos pesebres, en Pascuas hicimos huevos de chocolate y ahora, para el viaje, llevamos elementos para hacer rosarios y pulseritas artesanales como regalitos”, relató Luciana Ruggeri (18), que asiste a la parroquia San Pedro Apóstol.
También, para acompañar en oración y despedir a los chicos de “su iglesia”, el seminarista Eduardo Elías, de Nuestra Señora del Socorro (Tupungato), estuvo en la Terminal. “Estoy muy contento de que puedan ir. Hace un año que están preparando el viaje y por fin les llegó el momento. Son 8, y tienen entre 18 y 28 años”, explicó.