Salinas evoca el partido contra Boca Juniors, en la inauguración del nuevo estadio que lleva el nombre de “Ingelmo Nicolás Blázquez” en homenaje al primer presidente de la institución:
“Como refuerzos llegaron varios jugadores importantes de esos tiempos, como Raúl González, el arquero de Independiente Rivadavia; Santiago Alé y Salvador Noguera, de Atlético San Martín, y Osvaldo Aliendro, Emilio Fernández y Héctor Fumaroni, de Independiente Rivadavia. En la semana previa me habló el técnico Domingo Godoy, quien me transmitió confianza y tranquilidad: “Jugás contra Boca y espero que no me defraudés”.
Tampoco olvido el gesto de Francisco Lombardo, que durante el preliminar entre la Selección de Mendoza y Godoy Cruz, mientras esperábamos el inicio del partido, se sentó a mi lado en la platea y me dio seguridad con sus consejos: “Te va a marcar el Cholo Simeone, pero encará tranquilo. No le busqués la orilla porque te va a encerrar y te va a anular. Desbordá por afuera que le vas a ganar en velocidad, porque vos sos muy rápido y él ya está lento. Ninguno de ellos es más que vos, la única diferencia es que ellos viven en Buenos Aires”.
Lombardo había regresado esa temporada a Mendoza para jugar en los Azules, por lo que los dirigentes lo pidieron como refuerzo, pero el Pancho les dijo que no, que ya había jugado una vez contra Boca cuando actuó en River en 1961 y no se quería volver a equivocar. Fue un cotejo muy parejo en el que jugamos de igual a igual a Boca Juniors, que nos ganó con lo justo 2 a 1. Esa tarde la hinchada Azulgrana cantaba:
“Tres cosas hay en la vida… muy fácil de recordar... Talleres… su maquinita… y su estadio monumental”, mientras el Negro Bucariola, que entraba con una enorme matraca a la popular, estimulaba a la gente al grito de “!Ta...lle… res¡”.