Con los ejes del carril Urquiza y la calle Elpidio González, en el distrito San Francisco del Monte, y desde hace una década, se construyó el barrio Parque Urquiza.
De esa época y de antes también, el departamento de Guaymallén viene experimentando un importante crecimiento edilicio hacia el sur, en el límite con Maipú.
En el área se han establecido diferentes conjuntos habitacionales, y uno de ellos es el Parque Urquiza, que habitan 300 familias, cuyos integrantes mayores tienen entre 30 y 60 años. Un nutrido grupo de niños anima con sus juegos las calles y la generosa plaza central.
El conglomerado se define por calles prolijas, arboleda en buen estado y casas de agradable construcción. Sus habitantes han encontrado la llave de la convivencia, que reglamentó -sin imposición- la unión vecinal Andina, que encabeza la empleada pública Mirta Mancini (52).
"La armonía y coexistencia se han gestado desde la entidad, pero respetando todas las voluntades y posiciones. Nos enorgullece, sin embargo, decir que hubo una aprobación de 90% de los pobladores", explicó la dirigente.
Este estilo de gestión, que ha sido valorizado por el municipio, permitió que el vecindario lograra la instalación de cámaras de seguridad perimetrales y garitas, que no obstaculizan la circulación de rodados ni la trama urbana pero que han logrado neutralizar los diversos delitos que se venían sucediendo.
"En este momento los niños juegan tranquilos en el espacio público, los mayores caminan por las calles y la circulación vehicular es respetuosa del otro", aportó Carla Mayorga (38), tesorera de la organización civil.
La relación de concordia entre quienes viven en el perímetro, es una de las bondades del conjunto habitacional; otra, la disponibilidad de negocios de todo tipo -desde un supermercado hasta una sencilla verdulería- muy cerca de la puerta de ingreso de los hogares.
Quienes no tienen vehículos particulares para trasladarse hasta sus obligaciones laborales o al centro capitalino, disponen de una variedad de líneas del grupo 9, que circulan por el carril Urquiza, el límite este de la barriada.
Las vías de comunicación que favorecen el traslado de los vecinos son la calle Elpidio González y el ya citado carril Urquiza (que más arriba se convierte en Francisco J. Gabrielli hasta llegar al carril Sarmiento). El límite con Maipú se encuentra a 3 cuadras hacia el sur.
Algunos montes de frutales que se aprecian hacia al noroeste denotan que antiguamente la zona fue territorio de viñedos, que hace unos años cedieron a la urbanización.
La vecinal Andina ha mantenido una cordial relación con las autoridades de la comuna y también se ha presentado ante los próximos equipos de gobierno que tendrá la municipalidad a partir de diciembre. Inclusive, los directivos de la vecinal pidieron audiencia con el futuro jefe comunal, Marcelino Iglesias, para explicarle su organización y modo de accionar.
En materia de iniciativas, la organización vecinal proyecta habilitar canchas de fútbol con destino a los chicos, aprovechando la residencia en el lugar de profesores de gimnasia. Otra forma de esparcimiento es posible merced al convenio con Industrias Pescarmona SA (Impsa), cuyas instalaciones de camping funcionan como escuela de verano para la población infantil.
Entre los barrios de las cercanías figuran, entre otros, Cadore, los lotes de Spunc, Utma, y varias urbanizaciones con no más de 2 o 3 años de establecidas.
Abanico laboral
En este sitio de Guaymallén residen abogados, médicos, contadores, empleados públicos, periodistas, artistas y hasta un conductor radial. Este último es "Tati" Pereyra (61), con desempeño actual en la emisora FM Génesis. "Es un punto muy agradable para residir, con variados servicios y todo a mano", comentó el animador de programas musicales.
También viven en el Parque Urquiza los periodistas Rubén Valle y Carlos Hernández, además del músico y productor de espectáculos, Marcelo Fernández.
El profesor de gimnasia Rubén Soto (42) destacó que "el barrio, gracias a la unión de sus ocupantes, logró armar un sistema de seguridad sustentable en el tiempo, recuperando espacios comunes, como la plaza, que se estaban perdiendo por hechos de inseguridad".
Valeria y Omar, otros vecinos del barrio, manifestaron que "más más allá de la inseguridad, es interesante que se empiecen a compartir algunos valores de respeto en relación con los horarios para hacer ruido o el cuidado de mascotas".
Valeria recordó que, cuando hace 13 años llegó al barrio, las medianeras casi no existían y sólo estaban instalados los vecinos de enfrente, quienes se habían mudado con las casas apenas terminadas por temor a tener problemas. Se trataba de 5 ó 6 familias, cuyos integrantes se hicieron tan íntimos que acostumbraban a festejar el fin de año con bailes en la calle y se reunían para cumpleaños o eventos especiales.
Omar aseguró: “Esa costumbre se fue perdiendo pero la solidaridad persiste. Si hay alguien enfermo, los vecinos se acercan a preguntar y son solidarios unos con otros".