Las paritarias en medio de la incertidumbre

Si bien ya se estableció un cronograma para llevar adelante las conversaciones salariales, la pregunta es si están dadas las condiciones para conseguir un acuerdo apropiado frente a un panorama económico tan confuso.

Las paritarias en medio de la incertidumbre

Frente al actual estado de cosas, el Gobierno perdió mucha credibilidad. Nadie sabe qué pasará mañana y si los precios se van a retrotraer a lo que sucedía en los primeros días de enero o si seguirán su tendencia alcista. En ese esquema, es muy difícil comenzar las discusiones paritarias sin crear un clima previo de consenso y negociación que permita llevarlas a buen término.

Si bien para la gran mayoría de los gremios del sector privado las paritarias están previstas para los primeros días de abril, en el que comprende a los trabajadores del Estado, las discusiones están a la vuelta de la esquina. En la Provincia, para los próximos días se esperan las primeras conversaciones con el sindicato que nuclea a los trabajadores de la educación y luego se extenderán a los de la salud, administración central y municipales, de acuerdo con el cronograma previamente trazado.

Sin embargo, cabría preguntarse si están dadas las condiciones económicas y políticas en el país como para comenzar a tratar un tema urticante, por más que los trabajadores, los más afectados por la situación planteada durante las últimas semanas, reclamen con urgencia y con suficientes razones un incremento en los salarios.

Sucede que lo que actualmente reina en el país es la incertidumbre.

Las idas y vueltas, las marchas y contramarchas y la falta de coherencia entre quienes tienen a su cargo la conducción del país provoca que nadie sepa qué va a ocurrir mañana. Si se cumplirá la promesa de reducir los precios que supuestamente acordaron con las cámaras de electrodomésticos, si los valores de la construcción se retrotraerán a los de principios de enero o qué puede llegar a suceder con dos aspectos básicos para una familia: los alimentos y los útiles escolares.

En ese esquema, sorprenden las reacciones y las declaraciones de las más altas autoridades nacionales. La Presidenta de la Nación, en su retorno ante las cámaras, en lugar de llevar tranquilidad a la población se dedicó a denostar a quienes la critican; el jefe de Gabinete, que en un principio había despertado expectativas positivas, fue diluyéndose ante las desmentidas de sus subordinados y el titular de la cartera económica trata de explicar lo inexplicable, utilizando inclusive un mensaje que nadie entiende, por lo que cada vez que sale a aclarar algo siembra más dudas.

Para cerrar la ecuación, desde el Indec se sigue insistiendo con cifras de inflación irreales. Entonces nadie cree en nada de lo que se dice desde los ámbitos oficiales y ese descreimiento provoca que cada uno, individualmente, trate de salvarse con los elementos que tiene a su alcance.

De allí que no resulte extraño que cada uno de los gremios anticipe posiciones distintas respecto del planteo que llevarán a la discusión paritaria. En un principio se había hablado de la posibilidad de un techo de 20% y así lo había anticipado el titular de la CGT oficialista, aunque sus declaraciones posteriores permiten anticipar que esa posición será modificada.

Ahora hubo un preacuerdo entre los gremios de bancarios y de aceiteros, de establecer un anticipo de 26 por ciento hasta tanto se llegue a las conversaciones definitivas, con lo que el piso quedaría directamente en ese porcentaje, mientras los estatales mendocinos han señalado que reclamarán un mínimo de 40%, situación que llevó a que el propio gobernador señalara que las paritarias estatales deberían ser nacionales.

Un verdadero problema en razón de que los salarios de los estatales mendocinos son diferentes -en su gran mayoría menores- que los de otras provincias, como Córdoba o Santa Fe, por señalar sólo dos ejemplos.

Con justificada razón, los gremios intentan presionar porque también están empujados por las bases, pero están trabajando sobre la nada, porque no se sabe lo que puede ocurrir dentro de pocas horas. Por eso es necesario crear el clima adecuado convocando a todos los sectores para que las conversaciones salariales se den dentro de un clima de mediana previsibilidad.

Pero para ello deben surgir señales desde las propias autoridades de la Nación. De lo contrario, de continuar con el actual estado de cosas, las discusiones paritarias ingresarán en un esquema de presiones, de uno y de otro lado, con un final impredecible.

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