La economía argentina está transitando un camino incierto y sin un rumbo claro. Dentro de un contexto macroeconómico muy diferente al de años anteriores, el Gobierno busca insistentemente lograr acuerdos paritarios que no superen el 25%. Es que el crecimiento de los salarios será determinante en la evolución de la inflación y el contexto económico en general.
En su misión, el Estado se encuentra con dos grandes trabas. Por un lado está la inflexibilidad de los gremios que piden aumentos que, en algunos casos, duplican la propuesta oficial. Por el otro, está la evidente pérdida del poder adquisitivo de los sueldos, que da fundamentos a los reclamos sindicales.
De esta forma, las negociaciones se anticipan a ser las más duras y las más decisivas de la última década. Según los expertos, el cierre de acuerdos por encima del 30% condenaría al país a sufrir un índice inflacionario cercano al 40% en 2014.
Por el momento, el Gobierno provincial está lejos de cerrar acuerdos por el techo del 25% al que aspira la Nación. El conflicto más fuerte tal vez lo tiene con el Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación (SUTE), que se niega a aceptar la propuesta de incremento salarial del 32% a pagar en tres veces.
En tanto, los gremios ATE y Ampros (Asociación Mendocina de Profesionales de la Salud), recibieron la semana pasada una propuesta por subas del 20% escalonada en tres veces, pero rechazaron la oferta de forma unánime y reafirmaron su postura de recibir un aumento del 45%. Ambos sindicatos pararán el próximo miércoles y jueves.
Similar es el caso de los judiciales que, si bien no hablan de porcentajes, sus reclamos se acoplan a los del resto de los gremios de trabajadores del Estado.
Inflación y devaluación
Economistas de Mendoza hablaron con Los Andes sobre los cambios macroeconómicos que condujeron al marco de tensión en las negociaciones paritarias.
Rodrigo González, economista de Fundación Ideal, destacó el crecimiento de la inflación por encima de los salarios y opinó que será difícil que esta condición se revierta durante el año.
“La inflación actual supera el 30% (según IPC Congreso) y el ritmo de aumento salarial promedio alcanzado en 2013 fue del 26% según los registros del Sistema Previsional Argentino. Esto significa que el poder adquisitivo del salario se redujo en 2013 un 4% en promedio”, indicó.
Medido en términos de Canasta Básica Alimentaria la situación es aún peor. “La CBA aumenta a un ritmo del 34% anual, versus salarios que se actualizaron un 26% en 2013. En este caso, la pérdida promedio de poder adquisitivo es del 8%”, explicó González.
Esas estadísticas marcan una tendencia difícil de revertir. “La economía ahora está pasando factura de la peor manera. Se está reduciendo el poder adquisitivo de los salarios, hay menor generación de empleo y se observan consecuencias adversas sobre la pobreza”, comentó.
También el economista Gustavo Reyes, jefe de investigación del Ieral, habló de la relación entre inflación, devaluación y salarios, en el marco de una presentación organizada por el Centro de Investigaciones Económicas (CIE) y la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Cuyo.
En la ocasión, el experto explicó que "entre finales de 2013 y principios de 2014 la economía argentina ha tenido ajustes importantes, en parte impulsados por el Gobierno y en parte generados por la propia evolución natural de la economía".
En ese período, Reyes destaca que entre enero de 2010 y julio de 2013, la inflación promedio fue del 25% anual. Luego, en el segundo semestre del año pasado, la inflación se aceleró al 28% y este año, manteniendo la tendencia actual, podría alcanzar el 35% o más.
En cuanto a la devaluación del peso, la evolución fue similar. El dólar mantuvo un valor siempre creciente pero constante de 2% mensual hasta mediados de 2013, pero a partir de julio se aceleró a 3% y luego a 5% y 7% mensual, hasta concluir en la fuerte suba del 17% entre el 22 y el 23 de enero. “De esa forma se invirtió la relación entre salarios e inflación. Hasta 2012 los sueldos crecían más que los precios, pero en 2013 los ingresos se estancaron y la inflación se aceleró”, comentó Reyes.
En ese contexto, el economista de Ieral anticipa “una presión salarial muy intensa”, que puede complicar los números de empresas privadas y estatales.
Necesidad de reducir costos
Las explicaciones de los economistas permiten entender la urgencia y la necesidad de los trabajadores, pero no hay que olvidar que los costos también suben para el sector empresario.
Además, la mayoría de los sectores atraviesa un período con bajas en las ventas y poca actividad.
Haciendo una lectura de la macroeconomía de Argentina, Gustavo Reyes aseguró que "se corre riesgo de entrar en un estado recesivo" en 2014, aunque reconoció que el Gobierno aún cuenta con varias herramientas para evitar la peor de las situaciones.
"En 2013 la economía argentina creció un 3%, pero los buenos disparadores se concentraron todos en el primer semestre. A partir de julio, Argentina no creció", comentó el economista.
"En este año, la tendencia de fines de 2013 parece afianzarse. Los consumidores han perdido la confianza. Hay mucha incertidumbre y casi no hay proyectos de inversión de personas ni de empresas", continuó.
Para revertir el mal panorama de estancamiento, Reyes opinó que el Gobierno debería desarrollar un plan de estabilización. Entre otros puntos, el experto entiende que se debe restablecer un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para recuperar reservas, crear un programa que mejore las cuentas fiscales y volver a los mercados internacionales, entre otros puntos.
De esta forma, además de mejorar el contexto económico de Argentina, "se daría mayor confianza a empresarios y consumidores".
Como punto a favor, Reyes reconoció una buena decisión del Gobierno la creación del nuevo índice de inflación y el acuerdo logrado con YPF. Además, reconoció que se ha bajado el ritmo de emisión monetaria (causante de la inflación), pero explicó que eso sucede por la venta de dólares y no por baja del gasto público.
De esa forma, el economista sostuvo que no se está desarrollando un buen plan para disminuir las subas de precios y que las expectativas inflacionarias se mantienen altas, generando aun más inflación.
Sebastián Laza también reconoció que el gobierno ha tomado medidas que buscan disminuir la inflación, pero coincidió en que se trata de un plan incompleto que no dará resultado si no se toman medidas complementarias.
"Se está queriendo bajar la inflación a través de la política monetaria, pero es indispensable que se trabaje también sobre política fiscal", opinó.
Por política monetaria, Laza se refiera a medidas como la colocación de Letras por parte del BCRA con tasas altas (hoy rondan el 30%). "De esa forma, el Banco Central logra sacar muchos pesos del mercado", indicó.
No obstante, esto genera un problema a futuro ya que, en algún momento, el BCRA deberá pagar a los bonistas inversores y devolver todos esos pesos al mercado.
Más allá de eso, Laza entiende a esa medida como "correcta" para bajar la inflación. Sin embargo, aclaró que "de nada va a servir sacar pesos del mercado si no se acompaña de un recorte fiscal". Es decir, que se achique el gasto público.
"Sin un ajuste fiscal bien planificado y progresivo, la política monetaria traerá enfriamiento de la economía pero sin lograr bajar la inflación", insistió.
Lo cierto es que, por ahora, la mirada del Gobierno y los empresarios está puesta en las negociaciones paritarias. Si los resultados no llegan a ser los deseados, la inflación crecerá aun más y combatirla demandará un esfuerzo económico aún mayor.
Riesgo de despidos
La tensión en las negociaciones salariales encuentra sus razones en las necesidades que sufren cada una de las partes. Por un lado, los trabajadores no quieren seguir perdiendo poder adquisitivo. Por el otro, las empresas deben negociar en un marco económico que tampoco les es favorable.
Ante este panorama, Sebastián Laza advirtió que el sector empresario sólo podría soportar una suba alta de los salarios si reduce personal. "Hoy los costos están muy ajustados para la mayoría de los rubros y el sector empresarial deberá elegir entre mantener los salarios al ritmo de la inflación, pero reducir personal, o ajustar los sueldos por debajo de las subas de costos, priorizando la conservación de los puestos de trabajo", apuntó.
Para Laza, los sindicatos más fuertes lograrán subas del 30% o superiores. "Así lograrán equiparar salarios con inflación, pero muchos podrían perder su empleo. Un porcentaje más prudente para prevenir la reducción de puestos de trabajo, sería del 25%", advirtió.