Los Juegos Paralímpicos de Río se cerraron pero dejaron cosas increíbles. Fueron once días de competición con más de 4.300 atletas disputando las medallas, cada uno con su historia de superación tras él que te harán reflexionar y ver la vida de otra forma.
Después de perder los dos brazos en un accidente de tren cuando era tan solo un niño, el egipcio Ibrahim Hamadtou desarrolló una técnica impresionante que despertó admiración por su lección de amor al deporte, y se convirtió en un jugador de tenis de mesa que juega con la boca.
A pesar de que estos juegos suelen quedar relegadas en interés por los Juegos Olímpicos convencionales, en Río se ha apuntalado la tendencia positiva que ya se vio en Londres 2012.
Se superaron las dos millones de entradas vendidas, lo que ya convierte a Río en la segunda cita paralímpica con más seguimiento de la historia tras la edición británica.
Historias increíbles de atletas que, independientemente de que hayan logrado subir al podio o no, nos dan más motivos para pensar que hay pocas cosas imposibles.
El jugador de fútbol que emula a Maradona sin ver
El fútbol se divide en dos modalidades, en la primera (Fútbol 7), participan deportistas con parálisis cerebral y en la segunda, Fútbol 5, futbolistas invidentes.
Fue en la segunda de estas modalidades donde Behzad Zadaliasghari, un jugador de la selección de Irán, nos dejó un golazo que podría haber firmado el mismo Maradona. Con la diferencia, claro está de que Zadaliasghari no puede ver dónde está el balón.
Ayudado por el guía que se sitúa detrás de la portería contraria y siguiendo el sonido del cascabel que lleva el esférico, Zadaliasghari se las apañó para irse de cuatro contrarios y cruzar el disparo para superar al portero rival. El guardameta, que como todos los de esta competición es el único miembro vidente del equipo, poco pudo hacer.
¿Tiro de arco sin brazos? Sí, se peude
Matt Stutzman es un arquero norteamericano con una puntería envidiable. Tanto es así que posee el récord Guinness de tiro preciso a mayor distancia con una marca de 283 metros. Pero lo que le hace mejor que el resto es que ha conseguido todo esto sin tener brazos.
Stutzman nació sin extremidades superiores y sus padres lo dieron en adopción a los cuatro meses. Cuando encontró una nueva familia, comenzó a desarrollar interés por la caza con arco. Y debió gustarle mucho, porque a partir de ahí, y desarrollando una técnica en la que combina el uso de los pies y la boca, llegó a Londres 2012, donde su imagen se convirtió en una referencia mundial del deporte adaptado tras conseguir la medalla de plata.
En Río no ha tenido tanta fortuna, acabando finalmente en novena posición, aunque esto no ha evitado que su historia vuelva a compartirse por redes sociales como ejemplo de superación total.
El nadador sin brazos
Uno de los héroes de los pasados Juegos Paralímpicos de Londres fue Zheng Tao, un nadador chino sin brazos cuya imagen se convirtió en otra de las insignias de la cita británica.
Cuatro años después, Tao, que perdió sus extremidades debido a una descarga eléctrica que sufrió de pequeño, lo ha vuelto a hacer. Se ha colgado la medalla de oro en 100 metros espalda de la categoría S6 rompiendo además el récord mundial con una marca de 1:10,84. Además, también ha añadido a su medallero una plata en 50 metros mariposa.