Paraguay anunció ayer que trasladará nuevamente a Tel Aviv la sede de su embajada, que había sido llevada a Jerusalén el 21 de mayo pasado, lo que provocó la inmediata reacción de Israel, que decidió cerrar su representación diplomática en Asunción.
El nuevo gobierno del presidente Mario Abdo Benítez explicó que tomó esa decisión por su deseo de "contribuir a que se intensifiquen los esfuerzos diplomáticos regionales e internacionales con el objeto de lograr una paz amplia, justa y duradera en Oriente Medio", según un comunicado de la cancillería.
De inmediato, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu consideró "gravísimo" ese anuncio y ordenó el cierre de la embajada israelí en Asunción.
La cancillería israelí calificó de "decepcionante" la medida de Asunción y sostuvo que "tensa las relaciones entre los dos países", en un mensaje en Twitter. "Yo creo que no deberían molestarse nuestros hermanos y amigos de Israel.
Hay más de 85 países que conservan su embajada en Tel Aviv, y nosotros somos amigos y aliados históricos de Israel", comentó poco después a la prensa el canciller paraguayo, Luis Castiglioni.
“No hay que olvidar que el voto de Paraguay fue el voto decisivo para la creación del Estado de Israel”, añadió.
El traslado a Jerusalén de la sede de la embajada paraguaya fue acordado en mayo por el expresidente Horacio Cartes, ya en los últimos días de su mandato.
El exmandatario asistió personalmente a la ceremonia de inauguración de la nueva sede en Jerusalén, junto con el primer ministro Netanyahu.
Pero esa decisión, que indignó a los palestinos, fue cuestionada por Abdo Benítez, presidente electo en ese momento.