"Tiene ideas delirantes". "Su falta de aseo está asociada a los delirios". "Tiene alucinaciones". "Su discurso es paranoico". "Está medicado con psicofármacos". Esto es lo que dice el psiquiatra que atiende en la cárcel a Gil Pereg (37).
Ahora, ¿padece alguna enfermedad mental? Esta es, sin dudas, la "pregunta del millón" en el caso policial más conmocionante del año: los homicidios de las ciudadanas israelíes Pyrhia Saroussy (63) y Lily Pereg (54).
La salud psíquica de Pereg es el único tema en discusión: ¿Es inimputable? ¿Puede enfrentar un juicio por jurado? ¿Debe ser internado? Por lo pronto, ya existen tres opiniones sobre el espinoso tema.
La primera es la de la Policía israelí que lo diagnosticó como "paranoico".
La segunda, conocida ayer, es de un psiquiatra del Servicio Penitenciario que marcha en el mismo sentido.
La tercera es la del Cuerpo Médico Forense que fue adelantada ayer, parcialmente, por el procurador Alejandro Gullé, jefe máximo del Ministerio Público Fiscal.
Si bien no habló de una patología concreta, sus palabras hacen pensar en una suerte de brote psicótico posterior al doble homicidio, tal vez producido por el estrés del encierro carcelario.
Delirio y paranoia
Tras el hábeas corpus presentado por los abogados de Pereg, un psiquiatra del Servicio Penitenciario le presentó un informe al conjuez penal Federico Martínez, quien le negó al detenido la internación en el hospital El Sauce pero ordenó distintas medidas de resguardo de la salud.
El estudio indica que Pereg fue evaluado desde su ingreso al penal por distintos especialistas que se mostraron impactados por su falta de aseo y su mutismo selectivo (elige a su interlocutor).
También señala desorientación témporo-especial, alteración de sus funciones psíquicas superiores, memoria y concentración, pensamientos carentes de lógica e incoherencia en el discurso.
El paciente presenta los siguientes indicadores:
-Ideas delirantes acompañadas de comportamiento extravagante, utilización de neologismo y falta de aseo personal asociado al delirio.
- Posibles alucinaciones vinculadas a los delirios, mostrando un curso estructurado y reiterante.
-Aplanamiento afectivo, falta de expresividad psicomotriz y de emociones en discurso.
-Disfunción social: carece de relaciones sociales, manteniendo un discurso paranoide.
Según el especialista, Pereg tiene delirios que se expresan de forma organizada y recurrente. También indica que está medicado para estos delirios pero la medicación, si bien surte efecto, no logra la remisión total de los mismos.
Advierte que sus comportamientos ponen en riesgo su integridad física y la presencia y contenido paranoide lo tornan impredecible y de alto riesgo comportamental.
¿Tuvo un brote psicótico?
A falta de la pericia que prepara el Cuerpo Médico Forense, ayer el procurador Gullé se refirió escuetamente al tema al ser entrevistado por noticiero 9.
"Tenemos pericias realizadas por varios peritos que aseguran que, al momento de los hechos, comprendía la criminalidad de lo que estaba haciendo. De manera que todo lo que ocurra con posterioridad, incluido estas muestras de que se comporta como un gato, es un problema aparte", señaló.
Luego agregó: "Imaginemos un escenario donde hoy le hacen una pericia y dicen 'este hombre está insano', entonces se lo interna en un neuropsiquiátrico y cuando cambie su situación vuelve al proceso. Se puede volver siempre y cuando no prescriba; del homicidio son 12 años para que prescriba".
Para la Policía israelí es paranoico
Según un informe enviado a la Policía de Mendoza por la Oficina de enlace de Israel para América Latina, Pereg salió de su país en 2007 y nunca regresó porque "estaban tratando de ingresarlo en un hospital psiquiátrico, se opuso y viajó a Argentina". Y aporta un diagnóstico: "sufre paranoia".
Le negaron el traslado a un psiquiátrico
La Justicia rechazó parcialmente el hábeas corpus presentado por los abogados de Gil Pereg: no aceptó el traslado al hospital psiquiátrico El Sauce pero ordenó algunas medidas correctivas tendientes a preservar la salud psicofísica del israelí, como informes sobre su medicación.
Se estresó porque lo ducharon
Los abogados defensores de Pereg denunciaron que, tras la audiencia del miércoles, los penitenciarios lo llevaron esposado directamente a la ducha para ser higienizado. Ello le provocó estrés y complicó su cuadro de salud dado que tiene ideas delirantes respecto al aseo.