Lejos estuvo de ser un maestro de ceremonia a lo Johnny Fallon, ni tampoco un gurú carismático al estilo de Steve Jobs. Pero a Tim Cook, el CEO de Apple, ayer se lo vio realmente excitado.
Sus “amazing” y “bigger” no sonaron tan impostados como en otras presentaciones de nuevos productos de Apple pero sí más enérgico.
Hasta se dio el gusto, al final del evento, de bromear con Bono de U2, convirtiéndose en el ingeniero experto en logística y producción de hardware más canchero del momento (tampoco es tan difícil).
Tal vez, tanto entusiasmo en Cook, haya sido empujado por el contexto: la empresa que inventó el iPod y el iPad volvía al Flint Center (California), el mismo y enorme centro de congresos en el que el factótum de la Manzana (el citado Jobs) había lanzado el Mac en 1984 y de esa manera ponía el cartelito de “innovadora” a una empresa que nació -poco antes- en el garage de sus padres con la pequeña pretensión de vender, al menos, unas cien computadoras hogareñas.
Con ínfulas de revolucionario tech, Cook corrió el velo a los nuevos iPhone 6 y iPhone 6 Plus y luego, usando la muletilla de Jobs “One More Thing” (“algo más”; otro guiño a los fanboys de esa empresa), le calzó una frutilla al postre: el Apple Watch.
Los de Cupertino creen que han reinventado el reloj, y sus argumentos no son sólo tecnológicos. Hace rato que Apple “atrapa” ejecutivos del mundo de la moda y el diseño para perfilarse como grandes vendedores de objetos vestibles de lujo (la ex presidenta de Burberry, Angela Ahrendts, comenzó como nueva directora de ventas on line y minorista en mayo, y el ex director de la marca de moda francesa Yves Saint Laurent, Paul Deneve, fue contratado para trabajar en proyectos especiales, entre otros).
Apple entra por los ojos. Ha levantado un imperio con tres armas: el cool factor (estar realmente en la onda); la experiencia de usuario (que la gente disfrute usando los dispositivos); e innovaciones tecnológicas, pero siempre a la media de los dos primeros puntos.
Nunca será la primera en lanzar algo (Samsung, Motorola y Sony tienen varias líneas de relojes inteligentes en su catálogo). Pero sí es la empresa que lo puede llegar a convertir en un éxito comercial.
Y en un standard. Pasó con el iPod, con el iPhone, el iPad, y ¿pasará también con el reloj? Desde el punto de vista técnico, este smart-watch es interesante.
Posee, entre otros atractivos, una interfaz que combina una pantalla touch y sensible a la presión, con una perilla lateral que permite hacer zoom sin tapar la visión.
Sí, una perilla lateral como la de los relojes de toda la vida. Sucede que, la mayoría de las veces, lo mejor de la tecnología ya estaba inventado desde hace rato. Sólo había que hacerlo atractivo y accesible a la gente.
