Aunque todos coinciden en que la ventaja debería haber sido mayor, Gutiérrez viajó a Formosa sabiendo que lleva un resultado conveniente para sus intenciones de pasar de ronda. Claro, hoy, desde las 11 y con el arbitraje del chaqueño Guillermo González, deberá defender ese 2-0 con uñas y dientes.
Por (y para) eso, Abaurre remarcó durante toda la semana la importancia de estar concentrados frente a un equipo que atacará con todo su potencial en la búsqueda de equilibrar el marcador.
La decisión y los buenos rendimientos individuales, que potenciaron lo colectivo, hicieron que el DT se incline por repetir los mismos once que saltaron a campo de juego en la ida.
La firmeza defensiva, sumada a la buena racha goleadora que trae Nicolás Gatto (lleva 7 festejos) han logrado que Gutiérrez se transforme en un rival serio, con inteligencia para saber como jugar los diferentes momentos que suele tener un encuentro.
Al repasar la campaña, puede verse que de los últimos cuatro compromisos como visitante, ante rivales de gran prestigio, empató tres (Sportivo Desamparados, Concepción de Tucumán y Rivadavia de Lincoln) y una derrota (Juventud Unida de San Luis).
En el local, el panorama no aparece tan claro después de la caída en Mendoza. Toresani intentó desdramatizar la derrota, aunque en la intimidad, el golpe fue durísimo. El técnico sabe que la fortaleza rival está en su defensa y no será fácil romper el vallado celeste.
Además, las expulsiones de Emmanuel Martínez y Germán Cáceres obligan al “Huevo” a cambiar nombres en la defensa. Ingresarían David Dri y Matías Romero.
Desde las frías estadísticas, Sportivo Patria no logró regularidad jugando como local y sufrió en esa condición. En el estadio Antonio Romero, propiedad de la Liga Formoseña de Fútbol, disputó 12 encuentros en lo que va de la temporada y apenas ganó 5; el resto fueron 4 empates y tres derrotas, marcando 15 goles y sufriendo en su valla 9.
El camino recorrido es largo hasta el momento. Peleó el descenso, escapó a esa mochila y ahora quiere hacer historia. Si señores, ¡El Celeste de calle Boedo!