El Comité Olímpico Internacional (COI) ayer autorizó la participación de 271 atletas rusos en los Juegos Olímpicos de Río, lo que significa que 70% de la delegación original de Rusia competirá en Brasil después del escándalo sobre el doping auspiciado por el Estado.
También ayer, el fallo del COI de vetar de los Juegos a los atletas rusos por sanciones previas por doping fue rechazada por un panel de arbitraje deportivo olímpico al considerarla “inaplicable”.
El COI anunció la decisión anoche, aproximadamente 24 horas antes de la ceremonia de inauguración. Los 271 deportistas aprobados formaban parte de la lista original de 389 atletas esteparios que habían clasificado a Río 2016.
Tramposos afuera
El COI rechazó recientemente las peticiones de organizaciones antidoping para suspender a toda la delegación rusa tras un reporte de un investigador de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) que detalló evidencia de dopaje institucionalizado en Rusia y encubrimientos.
En su lugar, el COI solicitó a las respectivas federaciones internacionales que decidieran cuáles deportistas rusos pueden competir en Río.
El COI creó un panel de tres miembros de su comité ejecutivo para que tuvieran la última palabra, tomando en cuenta la recomendación de un juez deportivo independiente.
Tras la revisión, el COI declaró ayer a través de un comunicado que los “271 atletas formarán parte del equipo presentado por el Comité Olímpico Nacional Ruso de la lista original de 389 atletas”.
Alexander Zhukov, presidente del Comité Olímpico Ruso, había señalado el miércoles que 271 deportistas rusos recibirían el visto bueno para competir. “Tenemos buenas noticias para nuestos aficionados del equipo ruso”, dijo.
Gaceta de los juegos
El país del 'futebol'. En la víspera de la inauguración olímpica en Maracaná, el templo del 'futebol', dos de los cinco entrenadores que se proclamaron campeones del mundo del deporte rey con Brasil se relevaron en un tramo del recorrido de la antorcha el jueves en Rio.
Carlos Alberto Parreira (73 años y técnico del campeón del mundo en 1994) pasó el relevo a Mario Zagallo (84 años), cuatro veces campeón del mundo (dos veces como jugador en 1958 y 1962, una como seleccionador en 1970 y otra como coordinador técnico en 1994), que iba en silla de ruedas.
Más tarde, el capitán y campeón mundial en 2002 Cafú también participó en el recorrido carioca del fuego olímpico, muy sonriente. Romario, uno de los principales artífices del título mundial de 1994, fue otro de los relevistas.
Fuego entre surfistas. Un día después de la inclusión del surf en el programa de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la llama olímpica tuvo ayer una pequeña salida al mar en Rio.
Ante centenares de espectadores en la playa de Macumba y en medio de decenas de surfistas, la leyenda de ese deporete, el brasileño Rico de Souza, llegó en una moto acuática y, ya en tierra ante el interés de una multitud haciendo fotografías con sus teléfonos móviles, dio el relevo para que el camino del fuego continúe sus últimas etapas antes de alumbrar hoy el pebetero de Maracaná.
Solo y el Zika. Hope Solo, la arquera de la selección femenina de fútbol de Estados Unidos, escribió en Twitter el 22 de julio que tiene miedo del virus del Zika publicando dos fotos: una con decenas de productos antimosquitos en su cama y otra con un pañuelo en el rostro y la cabeza en una mosquitera, mientras mantenía una loción insecticida en una mano.
El miércoles, en el debut en la competición de las defensoras del título ante Nueva Zelanda (2 a 0), el público de Belo Horizonte aludió a esas imágenes de la web, gritando “Zikaaaaaaa!” en cada uno de sus saques del arco.
Caballos voladores. Los caballos, deportistas olímpicos de cuatro patas, están acostumbrados a los vuelos transcontinentales. La mayoría de los caballos procedentes de Europa volaron desde Lieja (Bélgica), que tiene un aeropuerto especializado en ese tipo de transporte.
El viaje dura unas horas más que para las personas, entre la espera del embarque y desembarque del 'pasajero'. Hay algunos caballos que sufren más ansiedad que otros, especialmente los que ya tienen miedo de los trayectos en camión. Otros no llevan nada bien cambiar de su entorno habitual.
