Los murales que creó Fernando Fader y las pinturas decorativas en las paredes, que se estima pudo haber realizado, están cubiertas con velos para protegerlas. Las puertas y ventanas de madera han sido retiradas y envueltas. En algunas salas las baldosas desaparecieron y se ha excavado por sectores hasta más de un metro y medio de profundidad. En el Museo Emiliano Guiñazú - Casa de Fader avanzan las tareas para reforzar la estructura que estaba en serio riesgo debido al hundimiento del terreno.
En la característica fachada de ladrillo se aprecian algunas fisuras y en el interior son aún más notorias las grietas que fueron apareciendo con los sucesivos movimientos sísmicos. En particular, en aquellos sectores en los que se hicieron reformas en 1946, cuando la casona de veraneo fue convertida en museo, como fue el añadido de un segundo nivel en el salón principal. Un sismo en junio de 2012, con epicentro en Maipú, tornó incierto el destino de la edificación, que data de 1892, y desde entonces permanece cerrada al público.
Edgardo Priori, subdirector de Patrimonio Cultural de la provincia, explicó que los muros, de entre 55 y 65 centímetros de ancho, no están vinculados por vigas ni columnas y que, además, el suelo es de material de relleno. De ahí que se haya tenido que ir excavando entre 1,50 m y 1,75 m por debajo del nivel de la edificación, hasta llegar a un sustrato firme donde inyectar hormigón por debajo de los cimientos de piedra.
El refuerzo debe hacerse por sectores, para evitar que el edificio pierda sustento y comprometa la estructura. Además, se "cosen" las fisuras, de un modo no invasivo, con hormigón expansivo y parrillas metálicas, para que no vuelvan a abrirse.
La primera etapa de la restauración y puesta en valor del Museo Provincial de Bellas Artes demandará una inversión de 27 millones de pesos.
Comenzó en setiembre del año pasado y esperan que esté terminada en agosto, para avanzar entonces con la segunda instancia, que incluye la recuperación de los componentes arquitectónicos y artísticos, como también la renovación de las instalaciones sanitarias, eléctricas, de riego, de acondicionamiento del aire y de gas.
Casa museo
El director de Patrimonio Cultural y Museos, de la Secretaría de Cultura, Marcelo Nardecchia, señaló que la casa en sí misma tiene valor arquitectónico e histórico ligado a la familia Guiñazú y a Fernando Fader. De ahí que el inmueble vaya a ser incluido en el guión museológico, ese relato que se crea para los visitantes.
El funcionario explicó que como parte del proyecto, pretenden que las distintas salas de la casona estén destinadas a albergar exposiciones, por lo que las oficinas administrativas y espacios para los talleres se trasladarán a una construcción ubicada detrás, que quedó inconclusa en los 90. Se trata de una edificación, por debajo del nivel del patio, con un amplio salón que se comunica con la antigua cava, que también quedará como un sitio de uso público.
Los patios
Los jardines, que son parte del museo no sólo porque tienen esculturas sino porque han sido escenario de diversas propuestas culturales, también serán recuperados. La intervención tendrá como objetivo mejorar la forestación, el sistema de riego y sumar iluminación para que este espacio pueda ser aprovechado en las noches cálidas.
Los especialistas de la Dirección de Patrimonio Cultural y Museos deberán definir qué sitios se destinarán a cada actividad, como también qué elementos decorativos serán restaurados para poder armar el pliego de licitación de la segunda etapa de la puesta en valor. La meta es que el renovado museo vuelva a abrir sus puertas antes de que termine la actual gestión.
Analizan qué decoración preservar
En 2013, cuando especialistas de la UTN junto con personal del museo estaban retirando unas placas de yeso, descubrieron que debajo, en los muros, había unas pinturas decorativas que probablemente también sean obra de Fernando Fader. La mampostería había sido colocada sobre las paredes en la década del 90 y fue retirada hace cinco años para evaluar el estado de la edificación.
Mientras se desarrolla la obra, estas decoraciones han sido protegidas con un velo, al igual que los murales que sí llevan la firma de Fader. A ellas se suman algunos esténcil en la parte superior de los muros, que corresponderían a la época en que se construyó la vivienda. Los especialistas deberán evaluar entonces si es conveniente restaurar todas estas ornamentaciones o, en su defecto, elegir algunas para que no compitan con las obras que estarán expuestas.
Una sorpresa bajo tierra
Quienes se dedican a la restauración de edificaciones históricas saben que durante la obra suele haber sorpresas. Las hay complicadas -como defectos constructivos que subsanar- y otras que develan "tesoros". Cuando los operarios de la unión transitoria de empresas que está realizando la obra (Capsa-Sanco) retiraron los portones frente a la propiedad, descubrieron que las columnas que sostenían las rejas eran en realidad antiguas farolas a gas.
Al retirarlas del suelo apareció la base, donde se puede leer claramente "Compañía de Gas de Mendoza" y estiman que serían los únicos ejemplares de este tipo en la provincia. La Dirección de Patrimonio Cultural y Museos decidió recuperarlas y dejar la parte inferior al descubierto. Para ello habrá que extender hacia abajo las rejas.
La obra también contempla la construcción de una vereda y el rediseño de los espacios de estacionamiento frente al museo, para darle mejor apariencia al ingreso.