El gran ganador de las primarias porteñas, Mauricio Macri, blanqueó ayer su estrategia electoral como candidato a la Presidencia: confrontar con el Gobierno nacional, en especial con Cristina Fernández de Kirchner. “La elección nacional se va a polarizar en dos: la continuidad con el candidato del Gobierno nacional y el cambio que lo vamos a representar nosotros”, dijo.
En una conferencia de prensa en el hotel Sheraton Libertador (en el barrio de Retiro), Macri se mostró con su delfín, Horacio Rodríguez Larreta, quien el domingo le ganó la interna del Pro a la senadora Gabriela Michetti por amplio margen. Desde el lujoso hotel, Macri prefirió “ningunear” a Sergio Massa, su principal contrincante dentro de la oposición, y también a Daniel Scioli, el candidato que más mide dentro del oficialismo.
El objetivo fue el mismo: plantear que más allá de los nombres, en octubre la ciudadanía deberá dirimir entre la continuidad del modelo kirchnerista o el cambio que él pretende liderar.
Sobre Massa, Macri fue tajante y negó la posibilidad de confluir en un acuerdo electoral para que el tigrense baje su candidatura presidencial y se transforme en su candidato a gobernador de Buenos Aires. “Representa (Massa) una interna dentro del peronismo, es una alternativa al kirchnerismo por parte de gente que formó parte de esta década”, afirmó el porteño. Como el Pro no tiene penetración electoral en el conurbano bonaerense, algo que sí tiene el partido de Massa, Macri debió ampliar su respuesta.
“Sentimos que en la Provincia también hemos crecido muchísimo. En las evaluaciones se ve que la candidatura de (María Eugenia) Vidal despierta enormes consensos. El desafío es acelerar ese crecimiento en los próximos meses”, afirmó.
Con el pretexto de no introducirse en la interna del Frente para la Victoria, Macri tampoco quiso poner a Scioli como su rival. “Más allá de que es un amigo, que lo conozco hace 25 años, no me voy a meter a elegir dentro de la interna de ellos, a ver si la Presidenta me llama y me reta”, bromeó.
En el entorno del Jefe de Gobierno porteño, la idea que prima es polarizar entre dos modelos, por eso ayer Macri abundó sobre este punto. “Estoy convencido, para mí es obvio, que en las presidenciales de octubre se va a discutir continuidad y cambio”, dijo y aseguró que espera que cada vez más gente apueste “por el cambio” que representa el Pro y su alianza con la UCR y la Coalición Cívica.
Además, Macri debió aclarar que tiene un candidato a vicepresidente ya elegido, aunque no quiso ventilar su nombre. “Lo diré en su momento, no sean ansiosos”, les dijo a los periodistas que le consultaron si ese sitio no podía ser para la perdedora de la interna porteña, Michetti.
“Gaby siempre tendrá puestos de responsabilidad, pero ella ya dijo que no se ve en ese lugar”, explicó.
Hoy Macri tendrá una reunión con los principales dirigentes sindicales de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), que nuclea a todos los gremios que realizaron el paro del 31 de marzo último. El encuentro será en la sede de La Fraternidad, que aglutina a los maquinistas de trenes.
Esta semana Macri aprovechará el envión que le dieron las PASO porteñas y saldrá de gira por el interior. Se mostrará en Santa Fe con su candidato, Miguel del Sel, quien ganó las primarias de esa provincia hace dos domingos.
Además, lanzará su propio candidato en una ciudad de Mar del Plata y el jueves podría llegar hasta Mendoza para apoyar al intendente de la capital provincial, el radical Rodolfo Suárez, quien el domingo 3 de mayo busca su reelección con el respaldo táctico del Pro (dado que para anudar un acuerdo más amplio a nivel provincial con el radicalismo, Macri ordenó a su partido no presentarle rival al favorito Suárez).
Macri no viajó a Mendoza el pasado 19, cuando su principal socio electoral en la provincia de Cuyo, el intendente de Godoy Cruz, Alfredo Cornejo (UCR), ganó las PASO. Por eso la foto ya pactada con Suárez incluirá a Cornejo, quien no oculta su simpatía por el Jefe de Gobierno porteño.
