Por Alfredo Leuco - Periodista - Gentileza Radio Mitre
Los Kirchner convirtieron a una parte del periodismo argentino en perritos falderos, chupamedias seriales y defensores mediáticos de los corruptos y patoteros de estado. Los dos más grandes encubridores de los delincuentes que saquearon este país fueron Víctor Hugo Morales y Horacio Verbitsky. Uno con la excusa de combatir a Clarín y a Magnetto y el otro refugiado en su trinchera antimperialista subsididada por los dólares la Fundación Ford en el CELS, sellaron sus bocas para no hablar de ninguno de los casos de coimas, estafas y lavado. Además fueron abogados defensores, mayordomos y jefes de prensa de los jefes máximos de esta asociación ilícita monumental que instalaron los 12 años de gobiernos más corruptos que tuvo la Argentina en toda su historia.
Ayer, Jorge Lanata mostró a algunos perejiles, a los cadetes y correveidiles de esta maquinaria de ocultamiento y fabricación de la impunidad. En su vuelta a la noche de canal 13, Lanata emitió un video con algunos y solo algunos de los esbirros de Diego Gvirtz y Sergio Szpolsky. Aparecieron propagandistas menores como Hernán Brienza, Mariano Hamilton, Daniel Tognetti, Camilo García, Julia Mengolini, Mauro Viale negando todas las investigaciones de la ruta del dinero K y todas las denuncias rigurosas que ponían en el banquillo de los acusados a algunos personajes nefastos como Lázaro Báez, Cristóbal López, Amado Boudou, el corrupto confeso Ricardo Jaime, Julio de Vido y Milagro Sala, entre otros que más temprano que tarde van a tener que rendir cuentas ante la justicia. Por supuesto que en mucho de esos casos, todos los caminos llevaban a la Santa Trinidad conformada por Néstor, Cristina y Carlos Zannini. Fue patético ver y escuchar a algunos de los que pontificaban que todo lo que decía Lanata era mentira, un invento de Clarin o una operación. Una placa de 67rocho como los bautizó acertadamente Jorge, se preguntaba: ¿Quién es más chantun y corrupto, Fariña o Lanata? Hay que decir que Fariña ayer por teléfono le pidió disculpas a Lanata por haber desmentido lo que dijo en un principio y confesó que hoy sabe que su mejor estrategia es decir la verdad. Y Federico Elaskar otro que dijo la verdad y luego reculó y desmintió por las amenazas, acaba de sostener que “la primera lavadora de dinero es Cristina de Kirchner”. ¿Fuerte, no? La ex presidenta por ahora viene zafando porque el juez Sebastián Casanello, una tortuga patagónica, aceleró el expediente por temor al juicio político y la destitución pero sigue siendo un guardaespaldas de Cristina. Como parece que tiene una bola de cristal nacional y popular, Casanello afirmó con toda contundencia que “Cristina no tiene nada que ver con todo esto, y que no piensa citarla ni como testigo”. Tal vez Casanello olvidó que Cristina es socia de Lázaro, que intercambiaron relaciones económicas escandalosas y que es estamos hablando del mayor receptor de obra pública de la era K y del constructor, diseñador y ahora vigilador del faraónico mausoleo donde descansan los restos de Néstor a quien vió por última vez pocas horas antes de su mente. ¿Serán casualidades o causalidades para Casanello?
Pero sigamos analizando el periodismo militonto que no fue tan tonto al adherir al triple empleo de sueldos monumentales y a las pautas publicitarias extorsivas que usaron los Kirchner.
El más grande receptor individual de pauta oficial fue un periodista del montón que en los últimos tiempos se transformó en un jefe de operaciones anti Macri y pro Kirchner: Roberto Navarro. Por derecha facturó fortunas al estado y por izquierda, dicen que mucho más pero hay algunos que están investigando. Resulta que ayer Navarro aseguró que fue censurado y que le levantaron su programa en C5N el canal de Cristóbal que la sabiduría popular de inmediato bautizó: Cristina 5 Néstor. Dijo Navarro que el gobierno presionó tanto a su patroncito de estancia que este cedió a la presión y levantó el informe que tenía preparado para demostrar que Nicolás Caputo es el Lázaro Báez de Mauricio Macri.
Pregunta al paso: ¿Va a renunciar Navarro al canal que según él dice lo censuro? ¿Va a presentar una denuncia por censura ante la justicia? Primero contra los dueños del canal y después contra los funcionarios del gobierno que lo presionaron. ¿Cómo es eso que un canal le prohíbe emitir un informe a un periodista y ese periodista no se va de inmediato con un portazo y denuncia al canal ante Fopea o la comisión de libertad de expresión de la Organización de Estados Americanos.
Si Cristóbal no resistió la extorsión macrista también debería denunciarlo y mandar al frente a los extorsionadores con nombre y apellido.
Como si semejante papelón y rosario de mentiras fuera poco, salió uno de los personajes más desprestigiados de la Argentina a defender a Navarro. Hablo de Aníbal Fernández, acusado de ser “La Morsa” y responsable intelectual del triple crimen de General Rodríguez. Aníbal sigue mintiendo sin entender que el mundo mediático en el que vivimos tiene recursos muy sencillos para desmontar sus falsedades. En un minuto y con internet, los argentinos descubrieron que era mentira que en Alemania había más pobres que en Argentina. Bueno, insiste el muchacho de Quilmes, amigo de los hermanos Lanatta con doble “te” y enemigo designado por el Papa Francisco por sus oscuras vinculaciones con el narcotráfico. Ahora Aníbal inventó que durante el gobierno de los Kirchner nunca se levantó un programa periodístico. Frágil memoria la del mariscal de la derrota más dura del peronismo bonaerense. Le recuerdo algunos casos, porque para muestra alcanza con un botón. Primero en ese mismo canal, levantaron el reportaje que Marcelo Longobardi le estaba haciendo a Alberto Fernández que criticaba a Cristina. A Marcelo también lo echaron de radio 10 por algo parecido. Ni hablar de Pepe Eliaschev cuando Mona Moncalvillo lo despidió de Radio Nacional con aquel irrespetuoso: “Negro, c’est fini . Nelson Castro probó la misma medicina suministrada por otro amigo de los K en los medios: en radio del Plata le mostraron tarjeta roja los revolucionarios de Electroingeniería. Y le cuento otra que me involucra a mí y también a Longobardi. El ministro y cajero de entonces, Julio de Vido apretó tanto a América TV que lograron sacarnos del aire con nuestro programa llamado “Fuego Cruzado”. Les molestaba la apuesta a la libertad y a la crítica que habíamos armado los domingos a la noche. Pero se volvieron locos con un informe sobre los tristemente célebres fondos de Santa Cruz que se evaporaron en el aire producto de un pase de magia de Néstor. Yo lo denuncié en el último programa. Pero la demostración de que eso fue cierto es que nunca más trabajamos en ese canal. Me despidieron de radio La Red y luego les gané el juicio laboral correspondiente. No lo cuento para reabrir viejas heridas porque no me interesa. Lo conté en su momento, con Cristina presidenta, en dos libros que se escribieron sobre el tema de la censura K. Pero quiero demostrar que si uno se siente censurado en un lugar, debe irse y que si se queda es porque no es verdad que el gobierno obligó al canal a levantarle el programa. Si Navarro se va del canal, denuncia en la justicia a los empresarios y funcionarios censuradores, la cosa va a ser más creíble. Pero la palabra credibilidad y honradez no figura en el diccionario de tantos para periodistas de estado que se hicieron millonarios siendo los escudos protectores de una banda de ladrones y estafadores. Se trata de decir la verdad si queres que te crean. De destapar ollas, de descubrir en lugar de encubrir. De poner los huevos sobre la mesa y bancarse la que se venga. Aunque vengan degollando, como pasó durante el kirchnerismo. La libertad censurada jamás será negociada.