Entre relatos de chismes de pueblo, peleas de pareja, visitas a curanderos, olvidos y recuerdos, se desarrolló la segunda jornada del juicio por la muerte de Soledad Olivera (28), desaparecida en Tres de Mayo, Lavalle.
En este panorama un tanto desalentador, la testigo más importante fue Beatriz Chacón (20) -ex pareja del imputado, Mariano Luque (30) y hermana de Johana Chacón (15)- cuya parca declaración dejó sobrevolando esa idea que bien se puede resumir como "en pueblo chico, infierno grande".
Es que todos creen -en Lavalle y en Tribunales- que la desaparición de Soledad (en noviembre de 2011) y la de Johana (en setiembre de 2012) están relacionadas por una simple razón: ambas se dirigían a la finca donde vivía Luque, el sospechoso, junto a Beatriz Chacón.
Pero las expectativas de las partes se diluyeron cuando la joven comenzó desenrollar un relato parco y, pese al tiempo transcurrido, rico en detalles.
En relación a Luque dijo: "Por ahora estamos separados. La relación terminó con la denuncia (de desaparición de su hermana Johana), cuando salga en libertad vamos a ver".
¿Intento de secuestro?
En cuanto a la relación entre las dos desapariciones, primero dijo no saber por qué se relacionaba y luego que eran "similares". Pero de inmediato comenzó a contar que ella también había sufrido un intento de secuestro, una semana antes de que desapareciera Johana.
"Era una camioneta blanca. Se bajó, no le pude ver la cara. Me quisieron agarrar y le pegué con el bolso. Yo se lo conté a mi ex pareja y al día siguiente quise denunciar y no me tomaron la denuncia porque me dijeron que no sabía la patente de la camioneta", afirmó la joven.
También se refirió al día en que las hermanas de Johana fueron a la finca para preguntarle a Luque por la desaparecida. "Mariano les dijo que no la había visto y no le había mandado mensajes".
Negó haber tenido una discusión con Soledad -algo que otros testigos han sostenido-, diciendo que su relación con el imputado comenzó después de que desapareciera Soledad.
Luego explicó detalladamente lo que hizo el día de la desaparición de Soledad, e incluso el día posterior.
Carla Pereira, una amiga de Soledad, afirmó ante los jueces de la Segunda Cámara del Crimen que Beatriz le quería pegar a Soledad por celos pero cambió algunas veces el lugar donde había escuchado esta versión.
A las vaguedades y contradicciones, la joven le sumó historias de curanderos y problemas familiares entre las hermanas Olivera.
La directora
Otro testigo de importancia fue la directora de la escuela a la que iban Johana Chacón y los hijos de Soledad Olivera. Se trata de Silvia Minoli, una docente que logró movilizar a la sociedad lavallina y llevar estos casos a los medios de prensa.
Si bien no aportó datos sobre las desapariciones, contó el largo camino realizado en la Justicia y ante el Gobierno con la finalidad de que se haga justicia, algo que hasta ahora no ha sucedido.