El sonido del agua, el olor de la pileta, risas de niños y una carcajada que escapó de alguna conversación. Sol pleno, el calor, los árboles y las reuniones de grupos en torno a las mesas debajo de la generosa sombra que ellos regalan. El verano en Mendoza.
Desde que comenzó enero, las piletas de clubes y balnearios están "tomadas", la gente se volcó a ellas en busca de un espacio donde pasar el calorcito mendocino. Aseguran que incluso en esta ocasión con más concurrencia que otros años ya que muchos no saldrán de vacaciones fuera de la provincia y ésta es una buena alternativa para pasarla bien cerca de casa.
"Vengo con mis hijos y nos juntamos con amigas que conocimos acá, nos guardamos el lugar porque esto se llena", contó Mariana (37) mientras tomaba sol muy relajada en el balneario El Olmo de Guaymallén. "A mis hijos (adolescentes) a veces los veo dos veces en el día porque están con sus amigos del club", agregó.
A su lado, Antonella (28) dijo que es una buena manera de distraerse en vacaciones y que por eso va incluso cuando está nublado porque su hijo se entretiene.
También quienes no están de vacaciones aprovechan el horario cortado para darse un chapuzón.
"Hay más gente desde enero y en particular este año, mucha más porque no pueden irse de vacaciones y eligen esto", destacó Florencia Argüello, administrativa del lugar. Muchos incluso, aunque sea un día de semana, después de la pileta hacen asados hasta tarde.
Estos sitios convocan a todas las edades. Desde los niños inquietos que entran y salen mil veces del agua hasta los de mediana edad que se reúnen para sumar algún deporte que complementa la estadía. También las personas mayores se reúnen en torno de las piletas ya que les ofrece la oportunidad de relajarse, salir y conocer gente.
El encuentro
Tanto los clubes, que cuentan con socios estables, como los balnearios, ofrecen más que la frescura de la pileta. Familias completas pasan sus días en estos espacios y en ocasiones, si se permite, llevan invitados para compartir el disfrute.
Carina Capello (49) va todos los días al club Regatas con su madre y sus hijos, prefieren la mañana porque hay menos gente, pero suelen volver después de las seis y media de la tarde. Contó que mientras sus hijos juegan básquet, ella aprovecha la pileta. "Es un espacio fresco y gasolero, ya que pagás el club y tenés todas las actividades", explicó. Dijo que además de ir con su familia también organiza con amigas.
Al lado, su madre, Pochi Morichi, con el lago del parque General San Martín detrás, señaló: "Me encanta venir a la pileta, ponerme al sol y estar bronceada. Además por la situación económica no nos vamos de vacaciones, el club es la mejor alternativa".
Por otra parte, también son un espacio para compartir con amigos y conocidos, algunos se conocen desde hace años mientras que otros se encuentran allí para pasar buenos momentos.
En el Olmo, el balneario de Guaymallén, el olor del verde y la pileta es de repente invadido por el aroma de un asado. Están todos: la gente, la infaltable pelota, el ruido de la ducha, la música de la cantina, el árbol-perchero, la modorra al lado de la pileta, el colchón para la siesta.
Debajo de un arbolito Matías González (32) y Marcos Aldunatto (25) recién terminan una cerveza. Son parte de un grupo de amigos que vive en las cercanías y aseguran que ese lugar es como el patio de su casa. Cualquier ratito es oportuno para reunirse allí, incluso es el corte durante la siesta los días de trabajo. "Si nos desocupamos temprano, traemos unas cervezas y almorzamos acá y los fines de semana le metemos mucho vóley y asado seguro", contó Marcos.
Silvia Trujillo (65) charlaba en un banco de Regatas con Daniel Gabarró (67). Se conocieron ahí, al borde de la pileta, al igual que con otras personas. Por eso, cuando se encuentran en ese ámbito, es la oportunidad de hilvanar conversaciones. "Vengo regularmente y además hago natación. Siempre me ha gustado. Es lindo porque se arman grupos y nos encontramos, me relaja, converso, intercambio ideas", comentó ella.
Por su parte, Daniel confesó que su médico le recomendó la pileta. Pero además "te relaja, te motiva para actividades que tengas afuera", destacó.
Fernanda Blanco (35) va todos los días. Es docente, por lo que en época de clases va por la tarde, pero en esta época el plan es más largo y se reúne con su amiga Eliana (47). "Venimos temprano, caminamos, desayunamos acá y venimos a la pileta, al mediodía almorzamos y volvemos a la pileta, tipo siete de la tarde nos vamos", detalló.
Opción para vacaciones
"Hace 20 años que vengo al club Regatas, siempre la primera quincena de enero era más tranquila porque la gente se iba pero este año hay mucha más gente", apuntó Paula Munafo (31) mientras tomaba sol en el borde de la pileta.
En los espacios con pileta aseguran que este año han tenido mayor demanda de temporadas mientras que los mismos usuarios reconocen que han optado por invertir en esto ya que no saldrán de vacaciones.
María José Rodríguez, coordinadora general de la pileta del club Andes Talleres aseguró: "Ha aumentado la cantidad de gente que viene a la pileta, por la mañana a la escuela de verano y por la tarde, el resto".
En el club de Godoy Cruz existe la posibilidad de contratar sólo la temporada sin hacerse socio. En cambio, en Regatas es indispensable hacerlo. Allí, también han notado mayor demanda desde octubre.
Los precios son variados. En Regatas cuesta 9 mil pesos por persona hacerse socio y 1.250 pesos por mes, lo que permite acceso a todo.
En El Olmo, la temporada cuesta 6.600 por persona mientras que ir sólo por el día cuesta entre 400 los días de semana y 500 ó 600 el fin de semana.