Pablo Cazabán, el abogado de los hermanos Kevin, Alexis y Eber Guerrero (los más complicados de momento en el crimen de Norma Carleti), se define como un obsesivo de los detalles judiciales, sobre todo si se trata de sacar a sus clientes del encierro.
Considerado en el ámbito como un letrado "caro" y astuto, tiene para sí que su función en el caso, más que demostrar la inocencia de sus asistidos, es comprobar que "el caso nació fallado desde un principio, con la Policía de Tunuyán al mando de la pesquisa por sobre el fiscal natural del caso.
Hubo muchas irregularidades procesales que de a poco van a salir a la luz", desafía.
Para sostener dicha afirmación, que hasta ahora no ha sido tenida en cuenta en las distintas audiencias, Cazabán indica que quien inicialmente involucra a Kevin Guerrero (el más complicado de los hermanos) fue un ser desconocido.
"El hecho se comete a la 0.22 aproximadamente del lunes 5 y a las 3 de la mañana los jefes de Investigaciones de Tunuyán (el comisario Barbagallo y el subcomisario Medero) hacen un acta en la que indican que un informante policial es quien les da el dato acerca de la presencia de Kevin en el lugar del hecho, pero nunca dicen quién es el informante cuando podían apelar a la figura del testigo protegido o de identidad reservada. Es decir que se echa mano al viejo pero aún vigente estilo de investigación policial. Bueno, eso se incorporó a la causa a esa hora y a partir de allí todos los testimonios, como el de la policía Daniela Carmona (la agente que llegó sola a la escena del crimen en un móvil), se armaron alrededor del relato de un desconocido", dice.
Luego enumera que si bien el allanamiento hecho a la casa de Kevin contó con la anuencia del fiscal Adrián Frick, "otro realizado en los de la abuela de los Guerrero se hizo sin orden judicial alguna".
Para el profesional, los primeros pasos de la pesquisa estuvieron bajo el mando policial y no de Frick. "Se llevaron adelante todos los vicios históricos de la pesquisa policial. Yo no pongo en duda al fiscal, pero todos saben que no tiene experiencia en un caso de esta complejidad (Frick lleva meses como fiscal) y se dejó llevar por la Policía".
Algo de razón le asiste al abogado en cuanto a un fiscal inexperto. Por eso, a los días, desde el Ministerio Público Fiscal le enviaron "ayuda" a Frick con Claudia Ríos, una magistrada al menos experta. "Es tal cual, pero esa ayuda llegó tarde. Las primeras medidas en una causa son determinantes; y eso fue lo que se hizo mal", retruca el letrado.
Cadena de irregularidades
"Otra falla detectada en los procedimientos tiene que ver con que cuando el fiscal le pide la orden de allanamiento al juez Balmes, éste debe, según el nuevo Código, enviar un escrito y fundamentar por qué libró esa orden de allanamiento y esa resolución se la tiene que dar a conocer al allanado en 24 horas. Nada de eso se hizo. Por eso yo digo que la audiencia de prisión preventiva es nula: porque el mismo juez Balmes fue quien decidió sobre la denuncia que hicimos nosotros respecto de su actuación en la instrucción indicando que era inválida. Es decir que hizo de juez y parte porque él (Balmes) mismo juzgó sus propios actos. Por eso pedimos la nulidad de la audiencia", dice sentado frente al escritorio de su estudio.
Cazabán y su socio Juan Pablo Chales, han presentado esa apelación para declarar la nulidad en una Cámara de Apelaciones de Mendoza. "No va a haber juez que no declare la nulidad de la audiencia Y deben hacer otra con un juez que no haya intervenido en el caso".
Uñas
Una de las pruebas que hasta el momento más comprometen a Kevin Guerrero es la que indica que se hallaron restos de ADN de Norma Carleti en sus uñas.
Para Cazabán, ese acto también puede ser considerado viciado por un tribunal, ya que "se violó el derecho que indica que cuando se hace una pericia de tipo científica como una extracción, hay que darle la posibilidad al imputado de que su defensor o un familiar suyo esté presente; el imputado puede o no acceder, pero cuando se trata de una prueba 'irreproducible'... Bueno, en este caso no le preguntaron nada a Guerrero, más si se tiene en cuenta que es una medida 'irreproducible' como fue el hisopado de las uñas de Kevin. Curiosamente, con Eber Guerrero sí se llevó a cabo ese protocolo", terminó el penalista, que apareció confiado en que sus peticiones serán atendidas.
El caso del Fiat 600
El caso del Fiat 600 es el punto más flojo con que cuenta Cazabán a la hora de la defensa. Según Juan Carlos Guerrero, padre de los 3 imputados, ese auto lo compraron dos días antes del crimen en Mendoza y el hombre dice que "unos amigos de Kevin se lo pidieron prestado el domingo a la tarde para probarlo porque lo querían vender. Dieron los sobrenombres de los supuestos amigos y ese tema se está investigando".
Para el abogado, todas las pruebas fuertes vienen después de los informes policiales, que se hicieron prácticamente al margen del fiscal del caso.
"Es decir que todo el relato se acomodaba a partir de los procedimientos hechos por la Policía, que en las primeras horas del hecho actuó sola, prácticamente sin la mirada del juez. Por eso digo que el comienzo de la pesquisa está viciado de nulidad. De ahí en más, todo es duda".
