De ahí que cada vez más personas busquen ideas y consejos prácticos para adecuar y actualizar su vivienda, atendiendo a criterios de eficiencia energética, salud y ecología. No olvidemos que la casa es nuestra tercera piel y debe protegernos no solo de las inclemencias climatológicas, sino también de otros factores que pueden resultar agresivos para nuestra salud.
Es frecuente encontrarnos con materiales muy contaminantes, muchos de los cuales han sido ya prohibidos en algunos países por su toxicidad o peligrosidad. Es por ejemplo el caso del asbesto, un mineral cancerígeno de aspecto fibroso que ha sido prohibido en todos los países de la Unión Europea.
Alternativas
Existen en el mercado cientos de productos ecológicos alternativos con los que podemos sustituir los viejos y obsoletos materiales contaminantes. Si pensamos que podemos llegar a pasar dos terceras partes de nuestra vida entre cuatro paredes (en la casa, oficina, lugares de ocio), nos daremos cuenta de lo importante que es la calidad de los materiales que nos rodean. Muchas personas sufren alergias, dolores de cabeza o enfermedades respiratorias por culpa de estos materiales, ya que las emanaciones tóxicas no sólo se producen al ser aplicados, sino que perduran en fase gaseosa a lo largo del tiempo.
Sin embargo, los disolventes, las pinturas y los barnices "naturales" -que empezaron a fabricarse hace algunos años ya-, pueden evitarnos este tipo de problemas, a la vez que resultan igualmente eficaces y duraderos.
Para disfrutar de un hogar sano y ecológico es fundamental hacer uso de pinturas, barnices, colas, ceras y disolventes "naturales". Estos son productos fabricados a base de materias primas inocuas presentes en la naturaleza. Se pueden adquirir a un precio razonable, similar a los de la industria convencional, y presentan la ventaja de que protegen el medio ambiente y la salud.
La demanda de productos y servicios relacionados con la vivienda sana y ecológica se ha disparado vertiginosamente. La "bioconstrucción" o la "bioarquitectura" son conceptos de candente actualidad; hoy son términos que aparecen a menudo en los medios de comunicación y suscitan gran interés.
En los últimos años hemos asistido al nacimiento de innumerables proyectos de construcción de ecoviviendas diseñadas por arquitectos "bioclimáticos" o "bioconstructores". Lo esencial de estos proyectos no es sólo el diseño, sino también los materiales a utilizar. Pero no se trata únicamente de materiales de construcción a utilizar en "obra nueva", sino también en la reforma o rehabilitación de viviendas antiguas. Así pues, utilizando las técnicas de bioconstrucción y bioclimatismo podemos adecuar nuestro hogar, no sólo para sustituir los materiales tóxicos o peligrosos por otros naturales y no contaminantes, sino además para alcanzar la mayor eficiencia energética posible y el mayor ahorro de materias primas.
Algunos ejemplos
Los economizadores de agua para la ducha, el lavadero, el inodoro o el lavabo nos permiten ahorrar hasta un 50% en nuestro consumo doméstico de agua y de energía. Son sencillos de instalar y muy accesibles económicamente. El recupero de “aguas grises” para riego es una práctica en ascenso. Además, se amortizan en pocos meses de uso y enseguida nos beneficiaremos con un considerable ahorro en las facturas de agua, gas o electricidad.
Los acumuladores o paneles fotovoltaicos, los aerogeneradores y otros productos análogos, como por ejemplo las cocinas solares, también pueden ser rentables si sabemos utilizarlos correctamente. Además de proporcionarnos autosuficiencia y una energía limpia y renovable, pueden representar un considerable ahorro energético y económico.
Sin necesidad de recurrir a las energías alternativas, también podemos ahorrar energía utilizando productos de bajo consumo, sensores de tránsito, desconectores automáticos, recargadores de baterías o productos reciclables o reutilizables.
Para lograr la eficiencia energética en el hogar es importante conseguir un buen aislamiento térmico. Para ello, debemos revisar los aislamientos y acristalamientos de nuestra vivienda. Es posible que necesitemos mejorarlos, por ejemplo instalando sistemas de doble acristalamiento en las ventanas o recubriendo las paredes, los suelos y los techos con aislantes naturales.
Por último, también es importante la disposición o distribución de los espacios en nuestro hogar, intentando aprovechar al máximo la luz y el calor del exterior. A veces podemos ahorrar mucha energía simplemente modificando la distribución de nuestra vivienda de manera que los lugares donde pasamos más tiempo coincidan con aquellos espacios mejor orientados e iluminados.
La vivienda convencional es a menudo un foco de contaminación electromagnética. Para evitar o minimizar sus efectos negativos, conviene comenzar por hacer un estudio detallado del nivel de contaminación electromagnética de nuestro hogar. Empezaremos por analizar las fuentes de emisión: enchufes, electrodomésticos, computadoras, televisión, teléfonos celulares, etc. Podemos utilizar sencillos aparatos medidores para comprobar hasta qué punto estamos recibiendo radiaciones.
También podemos adoptar algunos aparatos que nos ayudarán a mitigar la contaminación electromagnética: sistemas anti-radiaciones para computadoras y celulares, desconectores automáticos de corriente, etc. Nuestra vivienda puede estar sometida además a la perniciosa influencia de otro tipo de energías más sutiles.
Algunos productos textiles resultan a veces insanos. Si echamos un vistazo a nuestra vivienda, comprobaremos que estamos rodeados de materiales de este tipo a menudo poco recomendables: cortinas, moquetas, alfombras, mantas, tapizados, etc. Si son artificiales o de fibra sintética no son adecuados para la salud, bien porque acumulan excesivamente polvo y bacterias, bien porque no son transpirables o porque producen iones de carga positiva, etc. Lo mejor será intentar sustituirlos por tejidos naturales como algodón, lana o cáñamo.
Cambiar el concepto de vivienda nos lleva inevitablemente a buscar diseños y materiales más acordes con los nuevos valores de la sociedad moderna.