Advertencia: viajeros que buscan cadenas de comida rápida en cada ciudad que visitan, abstenerse de leer esta nota. Si continúa es bajo su entera responsabilidad.
Atención también a los que buscan direcciones precisas y consejos prácticos, no los hallará.
Más bien lo que sigue es una lista imperfecta de recorridos antojadizos por ciudades que quizá visite pronto o tal vez nunca; la idea es despertar su curiosidad y transportarlo hacia el hilván de toldos desdibujados de algún mercado mexicano, hacia el extraordinario sabor del café turco en la puerta de un bazar; hacia un bistró francés de barrio o a seguir la recomendación de un App en Nueva York que indica la esquina exacta en que se encuentra el camión de comida gourmet.
Sobre estrellas Michelin hablaremos poco, porque si bien la experiencia en esos restaurantes es religiosa, la idea hoy es caminar por las arterias más bulliciosas, ingresar a los mercados, comer donde lo hacen sus habitantes y así llenar las maletas de vivencias intransferibles.
Evocaremos la diversidad de colores, aromas, texturas, las variantes según las geografías para despertar los recuerdos gustativos, olfativos, visuales, y para incorporar tantos otros.
Tras la línea
Brick Line en Londres, en la zona que otrora fuera dominio de Jack el Destripador, Whitechapel, en el East End, en la actualidad es visitada por paladares ávidos de nuevos sabores. Por allí la diversidad no es cuento, solo alcanza con recorrer apenas 6 o 7 cuadras de la ruidosa y aromática calle insigne para recorrer India, Paquistán, China o Japón, la comida turca o la mexicana también tienen su lugar.
Productos de lejanas latitudes en tiendas donde se hablan varios idiomas por las comunidades especialmente asiáticas y árabes que se afincan en los alrededores. Todo tipo de cosas además de alimentos por lo que husmear por ellas es un paseo en sí mismo. La cocina hindú y la de Bangladesh es el punto sobresaliente. Sweet & Spicy; Spice Brick o Sheraz buenas opciones para probar el curry más sabroso de la capital británica. Y claro si de sabores al paso hablamos kebab y sandwiches hay de sobra.
Covent Garden es otra de las áreas londinenses que esbozan circuitos gastronómicos sin aniquilar bolsillos, ya de por sí Inglaterra es más cara que el resto de Europa por ello este dato es significativo. Ya sea en el mercado o en los alrededores, bares y restaurantes con muy buena adhesión del público.
Masala Zone en el Soho o Punjab avivan los sentidos. Las cuadras destinadas al barrio chino otra experiencia que vale cada libra. Por supuesto la cerveza tiene su propio tours por pubs tradicionales, que están señalizados y otros muy modernos y exclusivos, depende del gusto y de lo que se quiera gastar. Los precios de menúes arrancan en las 8 libras y una cena en Brick Line desde 15.
Para los fans de los mercados en el Borough Market, uno de los más antiguos junto al Támesis, se vira hacia los productos orgánicos y Delicatessen, además de pequeños tesoros gastronómicos de muchos rincones del mundo. Por el Jubilee Market las comidas al paso son la tendencia. El de Nothing Hill siempre.
Las calles del DF
La tumultuosa ciudad de México es reconocida por su identidad avasalladora. También por el caótico tránsito, la polución con la que lucha a diario y la comida callejera. Si bien algunas guías con las que llegan de países de más al norte recomiendan no probar nada de los puestos ambulantes, el instinto del foodie o el glotón, según en el grupo que se identifique, dirá lo contrario. A los colores vibrantes de la comida humeante se suma la gentil atención de las mujeres que preparan bocaditos a toda hora del día.
Por Cuauhtémoc y la Zona Rosa tacos -pastor y turco-, quesadillas, atole, tamales, tlacoyo, volcán de queso en fondas, mercadillos y puestos de vereda, también en propuestas boutique. Hay tours especializados para grupos pequeños que incluso culminan en una clase de cocina poblana desde U$S 80.
Visitar el Mercado de San Juan con productos de todas las regiones y platillos deliciosos, y el más popular y sorprendente Arcos de Belén es una obligación para los que disfrutan de las particularidades culinarias del país que visitan. Frutas, verduras, mole y chile en todas sus variedades -realmente sorprende la diversidad y uso tanto de los picantes como de los dulces- dan un panorama de la gastronomía mexicana con sus influencias españolas y las que dejaron los primeros habitantes. Las mejores recetas para llevar a casa de la boca de los vendedores. Nadie puede evitar el mezcal ni los panuchos rellenos de frijol negro, eso sí tómese un tiempo para descansar luego de la degustación.
Fuera del DF, en Tlacolula cerca de Oaxaca tiene lugar uno de los tianguis más antiguos y auténticos de la región donde el viajero se sumerge en ancestrales tradiciones cada domingo por la mañana. Las vestimentas de cada pueblo con el arcoíris estampado en sus telas, las enormes ollas con frijolitos negros, tortillas recién hechas y los memorables chapulines que se sirven en conitos como para seguir paseando sin dilaciones. El téjate la bebida de chocolate y maíz, un energizante matutino.
Especias y café turco
Estambul seduce, con sus increíbles monumentos, Haya Sofía, la Mezquita Azul, la Basílica Cisterna, entre otros, también con su historia y con los aromas que se cuelan de cada bazar. Por las calles los mozos se abalanzan sobre los transeúntes ofreciéndoles sus menúes y la oferta del día o una exclusiva para usted. Con el transcurrir de las horas sabrá que es presa de los mejores vendedores del mundo.
Cierto es que en el Gran Bazar o en el de las Especias, conocido también como el Egipcio, porque allí llegaban los cargamentos durante el Imperio Otomano, son paseos que requieren sentidos muy despiertos. Hierbas, granos, sales, especias y condimentos de todo tipo en enormes conos de colores a granel o envasados para luego ingresar al país de origen, son la tentación de los viajeros. Puestos internos ofrecen comida muy simple, no es de la mejor, pero ayuda a seguir caminando por las callejuelas atestadas de sedas, jeans y camisetas, como de artesanía turca y objetos del mundo.
Con buen ojo quizá encuentre el puesto de kebab que cumplió 50 años en el 2013, allí comen los locales y se sabe, hay que seguirlos. Otra visita del lado asiático el mercado Kadikoy con productos frescos y localcitos con pescados a muy buen precio, de paso o al regreso en el puente que une los dos continentes excelentes opciones de frutos de mar, el róbalo un verdadero placer pero ojo que el precio es por peso ¡crudo! La pastelería y las torres de turrones y caramelos, como las de los frutos secos no solo están en los bazares sino en cada cuadra, imposible no tentarse.
¿A que huele? a nueces, dátiles, frutas secas, canela, cilantro, azafrán, pimentón, a cordero, berenjenas, ajíes, menta, a canela y anís, a menta pimientas, coliandro, todo compite pero no logra opacar el extraordinario aroma del café. El Türk kahve es un elixir para degustar despacio, si bien no es tan famoso como çay, el té que sirven en todos los comercios, es un embrujo para los cafemaníacos.
Perú en el tope de las tendencias
Lima ha ensalzado su propia revolución gastronómica atrayendo los ojos del orbe. Su cocina como sus hacedores están en boca de chef y sibaritas de todos los continentes. Para comprender esa explosión quizá haya que caminar por la ciudad, seguir a su gente y a sus costumbres. Por ejemplo un paseo por Miraflores va entregando buenas perspectivas de la cocina limeña y el Mercado de Surquillo es excelente idea para profundizar.
Una seguidilla de puestos multicolores en los que las frutas y verduras, de pescados y mariscos, las carnes, como los locales de frutos secos, hierbas medicinales y especies son la introducción a la cocina afamada. La cevichería El Mercado de Rafael Osterling demuestra como combinar muy bien todos los ingredientes que se adquieren a pasos.Tiraditos, causa limeña o tumbesina, ostiones y vieiras marinadas, acompañado de chilcano (preparado con pisco, Ginger Ale y un toque de limón), la ecuación perfecta. No hay que olvidar pasar por el Parque Kennedy para degustar los turrones, el arroz con leche y mazamorra y las melcochas de los carritos. El restaurante Central está bueno como sus vecinos.
Hacia el Cusco, el mercado de Pisac en el Valle Sagrado de los Incas congrega los domingos a 12 comunidades locales. Allí todo lo que producen como lo que comen y hasta sus objetos de culto y los utilitarios en precarios escaparates, aunque con un encanto auténtico. Cerámicas, sombreros y los infaltables toritos de Pucará, apenas distraen en el circuito de sabores. Abunda el trueque entre los puesteros entonces el que tiene choclitos del Urubamba quizá lo intercambie con el que lleva carne, la frutas de Quillabamba son muy apreciadas. Asombra las variedades de papas andinas y se se queda un ratito y con paciencia, los tímidos puesteros les explican las propiedades.
De París con amor
La gastronomía francesa no requiere mayor presentación. Lo interesante en un recorrido por la capital es darse cuenta que las alternativas abundan en los barrios turísticos y en los menos conocidos, la calidad impecable. Sería sencillo recorrer los restaurantes que acumulan estrellas Michelin. Claro que hará falta contemplar un gasto promedio de 200 euros: en Champs Elíseos Alain Ducasse; Lasserre; L'Ambroisie o Épicure, por si gusta agendar.
Para turistas sin tantas pretensiones algunas perlitas de esa que se copian de los que saben: en Montmartre una parada en el Bistrot des Dames vale cada céntimo. Para encontrar a Ameli por la rue Lepic el Café des 2 Moulins y si busca una noche romántica el restaurante de la Torre Eiffel. Pero si en la estadía piensa alimentarse de crepes y baguetes la recomendación es visitar los mercados, que en París tienen un talante absolutamente encantador. Orgánicos, de poblaciones aledañas y de comidas preparadas o de Delicatessen, hechizan. En cada barrio al menos un día por semana. Imperdibles.
Nueva York
Masa de Masa Tacayama en Time Warner Center, es lo más por estos días en Nueva York, unos U$S 300 es el valor de la cena de auténtica comida japonesa por allí. En el hotel St. Regis el restaurante Benoit de Alain Ducasse brinda lo mejor de la gastronomía francesa con precios similar al anterior. Per Se, Balthazar y Daniel son otras propuestas cool una en el Soho la otra en Madison, el gasto promedio U$S 150. Sin embargo seguimos persiguiendo los momentos y sabores accesibles, los paseos con pequeños secretos para probar y llevar.
Caminar por Broadway depara no solo circuitos de musicales sino tiendas de culto. Zabar's con productos de excelencia y cositas del mundo para degustar in situ. West Side Market, otro lujito de sabores de calidad envasados y frescos, el café con alguna delicia dulce absolutamente reparador. Para seguir con la onda de productillos exclusivos el Chelsea Market es buena opción con alternativas orgánicas de las mejores de la city. Y como se trata de la capital de las hamburguesas Shake Shack, sí es recomendable.
El Union Square Greenmarket es el mismo que allá por la década del 70 permitió que los pequeños granjeros llegaran con sus productos directo al consumidor. Ahora son más de 140 puestos con un maravilloso escaparate orgánico y pequeñas huertas artesanales con dulces, quesos, aceites, también comidas preparadas súper caseras. Desde el aeropuerto active todos los dispositivos móviles, los mejores datos on line.
Bacanales romanas
Ya habíamos adelantado en los viajes imperdibles para el 2014 que Roma tiene su sitial gastronómico. Desde los bares de pizza al paso hasta las propuestas más sofisticadas la comida no se toma a la ligera, por el contrario los rituales de bacanales romanas parecen fluir en el ambiente color siena. Campo de'Fiori es uno de esos lugares que hay que pisar un día cualquiera. No hay bullicio hay escándalo, las abuelas con sus bolsas, los que pasan por el almuerzo y los que aprovechan para hacer las compras de la semana se juntan hablan, gritan, comen y beben, en un ambiente fraternal e idílico.
Los camioncitos diminutos proveen a los puestos -que se arman en un abrir y cerrar de ojos- frutas frescas, carnes, pescados, todo para contribuir con la buena pasta -que tiene sus sitios de elaboración artesanal- en la auténtica atmósfera romana.
Por Trastévere y entorno a la plaza España pequeños restaurantes con platos capitalinos y del interior, las carteleras en la puerta señalan las propuestas y los precios, "siempre prefiera los de manteles a cuadros" nos dijo un taxista. Después descubrimos que son ¡todos! Otro dato interesante donde hay mayor bullicio, hay italianos, ahí se come bien.
Murallas adentro
El tajine y el cuscús son los platos por excelencia en Marruecos, en todas las ciudades las ofertas de cocina casera y tradicional abundan, es recomendable escapar de los sitios que ofrecen espectáculos para el turismo y en su lugar elegir los locales más tradicionales.
Marrakech la ciudad más turística famosa por la excéntrica plaza Jemáa el Fná y por su soco -que contiene en su interior varios socos especializados- propone incalculables muestras de cocina regional.
La zona hotelera cuenta con varios sitios de categoría en materia de bares y restaurantes, incluso con bebidas alcohólicas prohibidas en la Medina. Sin embargo es murallas adentro donde se encuentran las mejores opciones de tajine de cordero, pollo o carne vacuna y los más deliciosos cuscús de verduras.
Hay que recorrer la plaza y el pequeño soco de las especias con sus coloridos conos de azafrán, ají, comino, coriandro y el típico ras-el-hanout la mezcla que le da sabor a la cocina marroquí. Hierbas medicinales colgadas de los toldos y los labiales naturales además de todo tipo de frutos secos. Cuando el sol amenaza con retirarse Jemáa el Fná llama.
Cientos de puestos en los que se cocina a la vista con sus mesones dispuestos bajo rústicos gazebos sirven la síntesis de la cocina marroquí. Hay que elegir rápido el sitio para sentarse sino será perseguido por todos los mozos con promesas de toda índole.