Tres semanas atrás, un triunfo era un tanque australiano repleto de agua en el desierto. Algo impensado para un Racing que ni cerca estaba de meter un gol, factor indispensable para sumar de a tres. Pero la llegada de Mostaza Merlo le cambió la cara y, a falta de una, la Academia ya logró su segunda victoria en fila. Esta vez, fue 3-1 sobre Gimnasia y Esgrima, y como visitante.
Los de Avellaneda, lejos de cobijarse y resistir el punto, salieron a buscar el triunfo desde el primer minuto. Y los goles no tardaron en llegar: Gastón Campi peinó un centro de Rodrigo De Paul y apareció Luciano Vietto, para poner el 1-0 de cabeza. Al rato, el propio Campi metió la testa para el 2-0, y Pereyra contestó marcando el descuento del Lobo.
Ya en la segunda parte, el visitante no cesó en su vocación ofensiva, y tuvo su recompensa. Vietto, volviendo a ser el que fue, rompió la red para meter el segundo en su cuenta personal, y sentenciar el 3-1 definitivo. Pasada la contundencia, fue la hora del orden, para lograr mantener la ventaja.
Así, con juego en equipo y volviendo a hacerse amigo del gol, Racing consiguió algo más que un triunfo. Demostró que hay calidad, y que no está donde merece. El efecto Mostaza lo hace sumar y escalar en la tabla. Para la Acadé las cosas empiezan a ir “Vietto” en popa tras el peor inicio de campaña de su historia, aunque todavía le falta mejorar y mucho.